Capítulo XIV

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...Cuando yo era joven, casi de tu misma edad, conocí en una fiesta a Nadia, ella no iba invitada, simplemente entró al local, cuando la vi, me pareció que conocía su rostro aunque no la pude identificar de inmediato, me acerqué y le hablé pues me parecía bastante bonita, conversamos largo rato, bailamos y disfrutamos juntos, no fue sino en casa que recordé dónde la había visto antes, durante todo el tiempo de mi camino a la adolescencia, poco antes de haberme mudado, había soñado con ella, la había visto durante varios sueños, no era que fuera importante pero recordaba ver su rostro como una persona más de mis sueños, solo pensé que podría haber sido una coincidencia- dijo sonriendo feliz de tal recuerdo- salimos otras noches, pues me había dado su número y así fue como la llevaba a diferentes partes, para compartir tiempo a su lado, no era bueno saliendo pero por ella lo hacía, no le conté que la había visto en sueños pues no quería asustarla así que solo guardé silencio. Realmente me gustaba y cada vez más, en nuestra cita número diez, ella me acompañó a casa, a la misma que había rentado durante mis estudios aquí en Auckland, ese día le pedí que fuera mi novia y le comenté lo que sentía por ella, que era fuerte y verdadero, que nunca antes me había sentido así, yo anhelaba con todo mi ser estar con ella. Dicho esto se acercó y me besó, luego de eso ella me dijo que también me amaba y que deseaba estar conmigo. Siempre creí que todo fluyó muy rápido pero sentía que la conocía de mucho antes y que esto solo había sido acción del destino para comenzar una vida juntos. Fue así como nos hicimos novios, nos juntábamos todos los días a la salida de mis clases, siempre me esperaba o a fuera de la universidad o a fuera de mi casa, luego de verla, cada noche soñaba con ella, no me cansaba de verla, cada vez que la veía me volvía a enamorar, era la chica más hermosa del mundo, con una sonrisa única, sus manos, sus ojos, su pelo y su personalidad, cada gesto lo encontraba perfecto en ella. Un día nos juntamos en mi casa, yo vivía solo y aunque no era una de mis habilidades cociné para ella, luego de una tranquila cena y una larga conversación decidimos ver una película que habíamos rentado, una  comedia romántica muy recomendada por cierto. Cuando esta terminó le ofrecí quedarse un momento más , las cosas se volvieron diferentes y entonces nos entregamos el uno al otro con total amor, fue algo que ambos decidimos y aceptamos, fue algo precioso, que volvería a repetir mil veces, tras eso dormimos juntos por primera vez. Al despertar en la mañana, el momento se arruinó cuando no la vi a mi lado, solo había una nota que decía que pronto nos veríamos, que tenía cosas que hacer; la esperé todo el día, la llamé pero no contestaba y así pasó el tiempo, y por más que la esperé no volvía.  Siempre tuve la esperanza, pero llegó el momento en que me convencí que no la vería más, que esto simplemente había acabado. Sabía que existían chicas así pero ella se veía tan amable que nunca lo había esperado de su parte, yo me había ilusionado y había creído en todo lo que me había dicho, debo admitir que me sentí un tonto, solo había sido por un momento y este ya había pasado. No la veía en ningún sueño y en parte agradecía eso para no hacerme sufrir más, su rostro solo estaba en mi recuerdo, así fue durante mucho tiempo, poco más  de tres meses, cuando de un de repente, cuando volvía de clases la vi fuera de mi casa esperándome, en su rostro tenía una expresión extraña que no supe reconocer de inmediato, yo estaba dolido pero aun así continué hacia ella para escucharla; a penas me vio corrió a mis brazos yo no podía estrecharla en mi pecho como lo hacía antes, no tenía ninguna explicación de su parte y para mí la situación era desconcertante, pero entonces se puso a llorar y aun cuando no quería intenté tranquilizarla, no me gustaba verla mal. Me contó que sus padres habían notado que no había llegado en la noche y la habían castigado, ella tenía tanto miedo de que supieran que salía con un chico, pues sus padres eran estrictos por lo que decidió alejarse de mí, pero que eso no quería decir que no sintiera nada, ella realmente me amaba; también me comentó que hace días atrás se había enterado que estaba embarazada y sabía que ese bebe era nuestro, la habían corrido de casa y no tenía a donde ir, me lo venía a contar pues se quedaría con unas amigas un tiempo; yo la abracé y creí en ella, sus ojos mostraban sinceridad y su mirada un inmenso miedo, entonces vivimos durante mucho tiempo juntos. Fue pasando el tiempo y el bebe crecía de buena manera, pero cuando ella estaba a punto de cumplir los siete meses, el doctor la mandó a reposo continuado pues tú no te veías muy bien de salud, como yo estudiaba necesitábamos alguien que ayudara en casa y cuidara de Nadia así que busqué a mi nana de años, fue entonces como Alicia llegó a nuestro hogar y cuidó de tu madre durante varios meses. Una noche me encontraba acostado al lado de ella leyendo un artículo que entraba en el examen del otro día, cuando ella me dijo: "necesito que vayamos al hospital urgente, no me siento nada de bien", su rostro expresaba un dolor realmente fuerte y al tocarla noté que tenía una temperatura muy alta. Fuimos rápido los dos, al llegar al hospital Nadie entró a urgencias y tras revisarla los doctores no dieron buenas noticias, entré a ver a verla, ella estaba en una camilla recostada muy cansada y débil, fue ahí donde nos comunicaron a ambos que las posibilidades de que la criatura viviera era muy baja si no se inducía a un parto de inmediato,  pero si así lo hacían Nadia no viviría, necesitábamos tomar una decisión. Nadia me explicó que ella sabía que esto pasaría, dijo que ella no era de  aquí sino que venía de un lugar muy lejos y que quería que tu nacieras, así siempre estaría viva la huella de nuestro amor, que eres tú hija mía, aun así cuando no lo quería Nadia dijo que era una buena opción, ella daría la vida por ti, antes de despedirnos me entregó una pulsera dijo que la guardara y que no te contara nada hasta que fuera el momento adecuado, tú misma me la pedirías cuando la necesitaras, luego de eso nos despedimos con un beso profundo , salí de la sala y tras unas horas salió una enfermera, quien traía una manta rosa en sus manos, dentro de ella venías tú mi preciosa Amira, la cual cuidé durante todo este tiempo intentando dar lo mejor de mí. No sé nada bien pero creo que es tiempo de que te entregue la pulsera que me dejó Nadia, espero que no estés molesta por...-.

- Papá- interrumpí- gracias por todo, ahora juntos sacaremos todas nuestras dudas, yo te amo tanto como a mamá- dije mientras lo abrazaba- en verdad muchas gracias.

Fue así como me coloqué la hermosa pulserita plateada que mi padre me entregó y salí llena de emociones y dudas de aquella salita. Solo quería saber una cosa... ¿Esta pulsera me daría todas las respuestas a mis preguntas?

El chico de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora