Capítulo XV

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Le conté todo a Laila, le dije que mi padre no sabía de qué trataba pero si me había entregado la pulsera (la cual le mostré) que había sido de mi mamá y que ella la había dejado para mí cuando la necesitara. Laila dijo que quizás Nadia me lo había mandado a decir por medio de un sueño, no tuve explicación ni respuesta, a estas alturas no sabía qué cosas eran reales y que no, pues todo parecía una de esas películas en las cuales te cuentan que tu familia es de un clan de vampiros o que tú puedes hablar y ver a los muertos, simplemente mientras no tuviera las respuestas claras, nada me parecería loco ni fantástico.

Durante ese día, hicimos variadas cosas, primero fuimos al cine, en dónde nos encontramos con muchas personas contando a Leonor , Marcia y David, luego al llegar a casa avanzamos un trabajo de historia en la cual nos tocaba juntas, una vez que lo terminamos, cenamos todos juntos; durante ese momento papá habló diversos temas de celebridades, que lo más normal es que me habrían llamado la atención tal como a Laila, pero al contrario, no había nada que me hiciera salir de mis pensamientos, yo solo quería que anocheciera pues no aguantaba seguir con tantas dudas en mi interior, Laila se daba cuenta pero no dijo nada hasta que estábamos solas en mi cuarto.

-Oye, hoy has estado todo el día callada y no haces nada más que observar esa pulsera...¿te sientes muy mal por ese tema?-.

-No es que me sienta mal Laila- dije- sino que siento como si no supiera quién soy o a dónde pertenezco, me siento algo dudosa sobre las cosas y sé que mientras no tenga respuestas, seguiré pensando en una y otra cosa de las que ni yo sé si existen, el tema da tantas vueltas en mi cabeza-.

-Sí, entiendo, ¿sientes miedo?, tú sabes que yo siempre estaré para ti amiga-  dijo sonriendo.

-Tranquila, no tengo miedo, simplemente no puedo dejar el tema, gracias de todas formas-.

-Esta noche quizás acabes con esas dudas-.

-Eso espero Laila, estoy impaciente por hoy-.

-Lo imagino amiga, me tienes que contar todo lo que pase-.

-Si lo haré, serás la primera en enterarte- agregué sonriéndole.

Laila se fue a eso de las diez de la noche y yo me puse a ordenar y limpiar mi habitación, luego me fui a dormir , di más de mil vueltas y no sé en qué momento logré conciliar el sueño.

Desperté en el bosque, creo que últimamente había descubierto que este era unos de mis lugares favoritos en dónde soñar, era tan verde y tan pacífico, como ningún otro bosque que ya hubiera conocido en "la vida real", caminé unos minutos admirando el paisaje, el cielo era claro y tenía nubes realmente blancas, tanto que a momentos no se llegaban a notar con claridad. Seguí largo rato distinguiendo los diferentes tipos de árboles que habían, cuando de sorpresa sentí una presencia tras de mí, volteé y lo vi, sus ojos parecían atónitos al mostrarle la pulsera puesta en mi muñeca, entonces de inmediato sonrió como no lo había visto hacer hace bastantes años, en aquellos sueños de mi infancia.

-Ves, ahora tienes que explicarme mejor las cosas porque tengo dudas y creo que ya es tiempo ¿no?- le dije con una sonrisa traviesa de niña pequeña.

-Sí, es verdad, ven- tomó de mi mano y caminó con rapidez.

-¿A dónde vamos?- pregunté algo inquieta-.

-Confía en mí, quiero mostrarte algo primero- dijo.

-¿Cuándo me explicarás las cosas?- pregunté.

-No soy yo quién debe hacerlo, solo te ayudaré a llegar dónde está la persona que te explicará todo-.

Caminamos largos trayectos, tanto que ya había comenzado a sentir el frío,  ¿a dónde me llevaba?.

-Hemos llegado- finalmente dijo.

Alrededor no había más que árboles, estábamos en la cima de una pequeña colina de donde la vista era preciosa, estaba realmente asombrada, bajo esa colina habían más caminos, más árboles y más tierra, aunque también había una laguna  que se extendía por un gran espacio del terreno hasta llegar a una gran montaña de dónde nacía una cascada.

-Bien, ahora necesito que te lances desde allí- dijo apuntando la montaña de dónde nacía la cascada-.

-¡Estás loco!- grité asustada, no era capaz de hacer tal locura.

-Venga,  necesito que lo hagas, pero pon atención, cuando te lances debes desear traspasar el agua y llegar a otro mundo-.

-¿Pero cómo  se desea eso?- sinceramente me sentía algo incapaz de hacerlo ¿cómo desear algo que ni sé cómo es?.

-Tú solo piensa en querer traspasar el agua, deséalo no solo con la mente sino que con tu corazón...¿Estás lista?-.

-¡Cómo voy a estar lista si aun no entiendo, ni sé en qué pensar!-.

-Pues te demoras mucho, no lo pienses más, quiérelo-dijo mirándome directamente a los ojos- ¿Quieres o no saber todo?-.

-Obvio que sí, pero dame tiempo, no puedo llegar y lanzarme, por favor dame tiempo- supliqué .

Caminamos hacia la cúspide de la montaña, estuvimos allí un momento cuando, sin darme cuenta, comencé a ver una luz, la misma que había visto la noche anterior, las ganas de correr hacia ella eran tremendas, fue entonces que comencé a caminar cegada con el brillo, Félix se lanzó encima mío.

-Te he dicho mil veces que es peligroso, contrólate Amira, si tú no puedes, nadie más lo hará por ti- dijo.

-No puedo- dije sin poder quitar la vista de aquella luz, entonces fue cuando sentí que mis pies se levantaban del suelo y mi cuerpo dejaba de encontrarse de manera vertical, fue ahí cuando me di cuenta que estaba tomada por Félix en sus brazos y caminaba decidido hacia la dirección opuesta de la luz.

-Lo siento, haz lo que te dije por favor- y dicho esto me lanzó por la cascada.

Solo recuerdo eso antes de abrir los ojos y encontrarme en mi habitación, no era muy tarde pero aun quedaba al menos una hora para dormir, lo hice intentando volver a soñar pero no vi nada, definitivamente me quedé dormida.

El chico de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora