[1] A TWIN THING, wizarding world

14 | la Cámara de los Secretos

XIV. THE CHAMBER OF SECRETS

Tres días antes de los exámenes, pasó algo que Allison nunca creyó que pasaría. McGonagall les dejó saltarse las reglas e ir a ver a Hermione a la enfermería.

Les había pillado intentando colarse en el baño de Myrtle, pues Harry cayó en que seguramente fuera ella la alumna que murió en el baño la última vez.

Allison le mintió diciendo que lo que pretendían era colarse en la enfermería, y McGonagall, comprensiva, les dejó ir.

Así pues, la señora Pomfrey les permitió pasar a ver a su amiga, a regañadientes.

—¿Vería al atacante? —preguntó Ron, mirando con tristeza el rostro rígido de Hermione—. Porque si se apareció sigilosamente, quizá no viera a nadie...

Allison se fijó en que su hermano estaba mirando la mano de Hermione, y ella hizo lo mismo. Tenía un papel encerrado en su puño.

Asegurándose que la enfermera no miraba, se acercó a ella y le indicó a Ron que se corriera para taparla.

Le costó varios intentos, la mano de Hermione estaba dura —literalmente como la piedra— y rígida. Consiguió sacarlo y lo miró.

Era una página arrancada de un libro muy viejo. La alisó con emoción y los otros dos se inclinaron para leerla también.

Hablaba sobre el basilisco. ¿Sería la bestia de Slytherin? Tenía toda la pinta, hasta era una serpiente. Debajo había una palabra escrita por su amiga: cañerías.

—Chicos —musitó Harry—. ¡Esto es! Aquí está la respuesta. El monstruo de la cámara es un basilisco, ¡una serpiente gigante! Por eso he oído a veces esa voz por todo el colegio, y nadie más la ha oído: porque yo comprendo la lengua pársel...

—Siempre tienes que adelantarte a decir lo que estoy pensando, Harriet. —Allison le sonrió.

—No me llames así ahora, Ally.

Todo tenía sentido. El basilisco mataba con la mirada, pero ninguno de los petrificado habían visto sus ojos directamente.

—¡El canto del gallo para él es mortal! —leyó Harry—. ¡Mató a los gallos de Hagrid! El heredero de Slytherin no quería que hubiera ninguno cuando se abriera la Cámara de los Secretos. ¡Las arañas huyen de él! ¡Todo encaja!

Se movía por el colegio por las cañerías... Por eso Harry oía las voces en las paredes.

Ron agarró a cada mellizo por un brazo.

—¡La entrada de la Cámara de los Secretos! —dijo con la voz quebrada—. ¿Y si es uno de los aseos? ¿Y si estuviera en...?

—... los aseos de Myrtle la Llorona —terminó Allison.