Sangre

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~*~

[____]

Existen ocasiones donde el tiempo parece ir hacia atrás, donde en vez de recorrer del uno al dos, y del tres al cuatro, simplemente cuenta: cinco, cuatro, tres, dos, uno.

-¡Atrápenla!

Si tan solo hubiera hecho caso a sus palabras... o por lo menos tratado de dejar atrás esa vena suicida que siempre he tenido. Ojalá todo fuese una pesadilla.

La pesadilla más horrible de todas.

~*~

2 horas antes.

~*~

Escucho de forma lejana un repiqueteo, no puedo ubicar donde, pero hay un olor a lluvia que es inconfundible, además del petricor y una humedad extraña que se apodera de mi piel. Tengo la sensación de estar flotando en el limbo, como si un par de manos me sostuvieran lo suficiente para no ahogarme.

-____...

De nuevo esa voz. Demasiado ronca, demasiado suave, pero demasiado parecida a la de él.

Él.

-¡____!

Abro los ojos siendo cegada por una luz demasiado blanca, aspirando aire con urgencia. Una mano me recorre el rostro y puedo escuchar una voz a lo lejos a la que no puedo entender, una sombra tapa la luz, devolviéndome parcialmente la vista, vislumbrando una figura frente a mí.

-Eso, nena, necesito que despiertes...

La humedad salpica mi rostro, refrescándolo de forma sutil, al igual que mi cuello y mis hombros, provocando que poco a poco, comience a despertar.

Parpadeo, tratando de definir todo, siendo lo primero que veo un tatuaje de color negro, con líneas que se entrelazan y envuelven a otras, finas y delicadas, como si fuese apenas una sombra bajo la piel.

Un reloj de arena.

-¿Cómo te sientes, nena? ¿Puedes escucharme?

Parpadeo de nuevo y miro en dirección a la voz desconocida. Dejo de respirar por un instante cuando esos ojos negros se encuentran con los míos, e incluso esas arruguitas en sus ojos y nariz al sonreír me hacen estremecer, pero cuando ese aroma amaderado y diferente llega a mí, sé que no es mi chico.

-Yugyeom...

Tengo la voz pastosa y pesada, abro los labios para dejar que el agua que recorre mis manos humedezca mi boca.

-El mismo – Acaricia de nuevo mi rostro, retirando el cumulo de agua que enmarca mis ojos- tienes mejor aspecto y ya has despertado por completo.

Proceso poco a poco sus palabras, con resultados a medias debido a una mente lenta y embotada.

-¿Qué...-Niega con la cabeza antes de que pueda formular la pregunta, tomando de su costado un bote con olor a champú.

-Se termino, ya no tienes por qué pensar en eso.

Sus dedos masajean mi cabello, suave y delicadamente atienden cada hebra, sonriendo cuando se topa con el mechón grisáceo.

-¿A qué se debe este mechón?

-No lo sé- Respondo con sinceridad, casi adormecida de nuevo cuando comienza a quitar el exceso de espuma en mi cabeza.

Pasan los segundos y él continua con aquellos mimos, siento un breve ardor en algunas partes del cuerpo debido al agua, pero son fáciles de ignorar y si soy sincera, tampoco deseo pensarlo mucho.

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