Capítulo 33

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-Te has pasado - me dice Amón completamente mojado.

-No exageres - le digo entre risas.

Os explico, después de un rato estando abrazadas Mazikeen y yo, nos despedimos y cada una fue a su habitación, y como no iba a quedarme con las ganas de despertarlo tirándole agua helada por encima, eso fue exactamente lo que hice, lo difícil fue encontrar un cubo donde echar el agua, pero lo encontré y me apresuré a cumplir mi objetivo.

-No solo me despertaste con agua helada, sino que además tenía hielos, ¿era realmente necesario ponerle hielos? - dice dramatizando demasiado.

-¿Cómo si no me iba a asegurar de que el agua estuviera realmente fría? - pregunto con una sonrisa de niña inocente.

-Podías haber esperado a que se derritieran - se queja enfadado.

-Y tú podías no haberte burlado de mí en la fiesta, pero lo hiciste, toma ésto como mi pequeña venganza - Amón bufa.

-A veces se me olvida que puedes llegar a ser muy vengativa.

-Soy medio demonio, ¿qué esperabas?

Amón se va al baño farfullando por lo bajo, imagino que a darse una ducha caliente para posteriormente ponerse ropa seca; yo por mi parte me río sin contenerme, tal vez tenga razón y me pasé al poner los hielos en el agua y no esperar a que se derritieran, pero no lo pienso admitir en voz alta, ésta era mi pequeña venganza por lo de anoche, y no podría estar más satisfecha.

Sin cambiarme de ropa, porque sinceramente, que pereza, salgo del cuarto y voy al comedor, aún es algo pronto, no son ni las ocho de la mañana, pero ya estoy despierta, Mazikeen está despierta, yo he despertado a Amón, por lo que él está despierto, y lo más importante de todo, me rugen las tripas, necesito comida urgentemente, y tal vez un poco de sangre.

Llego a la cocina y puedo apreciar que apenas acaban de llegar, ya que veo como están sacando lo que necesitan para cocinar, por lo que, decepcionada y hambrienta, salgo de la cocina y me dirijo al comedor, donde esperaré hasta que el desayuno esté listo y pueda acallar los rugidos de mi estómago, porque más que quejarse, suena como un león rugiendo.

-Hola princesa - dice alguien a mi espalda y no puedo evitar mostrar una mueca al ver quién es.

-Luke.

-¿Qué pasa princesa? - dice con su típica sonrisa de superioridad.

-No me llames así - le digo seria y molesta.

-¿Por qué?, eres la princesa, lo quieras o no, eres la hermana de la reina.

-Tú lo has dicho, la hermana de la reina, no la princesa.

-Es lo mismo - dice sin quitar su sonrisa, y juro que como siga así, se la quitaré a si sea a golpes.

-No lo es, y ahora si me disculpas, tengo cosas más interesantes que hacer que perder mi tiempo contigo.

-¿A sí?, ¿el qué? - se burla de mí.

-Eso a ti no te importa, al fin y al cabo, todo es más importante que tú - digo con mi sonrisa más falsa y dándome media vuelta.

-De acuerdo, yo iré a planear el ataque a alguna manada - freno de golpe y giro a verlo.

-No puedes hacer eso, Mazikeen lo prohibió - digo completamente cabreada.

-Prohibió los envenenamientos, pero no los ataques - dice con su típica sonrisa, juro que odio esa sonrisa.

-No puedes atacar una manada sin la autorización de Mazikeen, y ella no te la dará - digo echando humo por las orejas.

Amalia *Completada*Where stories live. Discover now