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CAPÍTULO CINCO
' la muerte va de blanco. '

En las noticias locales del pueblo salían a la luz que unas jovencitas, muy amigas, habían sido encontradas descuartizadas en el bosque, según indican, ellas eran alumnas de tercer año. Cuando una foto fue puesta como indicación de quiénes se trataba, sentí mi estómago resolverse del disgusto, esas chicas las había visto en la cafetería de Park JiMin, no he ido desde mi primer día aquí, pero pude notar que eran amigos los tres. Mi corazón dolió al imaginar la pena que estarían pasando sus familiares, en las noticias no dicen mucho sobre la investigación, pues debaten de que podría haberse tratado de 'nuevamente' un animal salvaje. La idea de que ese mismo 'animal' atacara a mi hermano cuando huyó hace dos días sólo me hizo sentir pánico, a mi, y a mi madre.

Negando a la televisión me dijo en un tono autoritario:

—No quiero verlos nunca más cerca del bosque. —y se fue a la cocina a terminar sus deliciosos platillos.

Yo quedé muda, viendo cómo seguían discutiendo sobre otros temas. En mi mente la pregunta de si en verdad ese animal fue capaz de matarlas me llegó como un intruso, en el tiempo que estuve metida allí, no oí nada extraño, ni lobos, ni ciervos. No sabía si era una zona habitual para ellos, o si es que otro tipo de seres habitaban en la oscuridad del pueblo. Lo que sea, me estaba matando la curiosidad. Y aunque mi madre dejó bien en claro que yo debía velar por mi bienestar y el de mi hermano en conjunto, yo estaba un poco más decidida a inquirir más en el tema.

Jessica no puede soltar esas palabras al aire y pretender que yo no quisiera llegar al hueso del asunto, sabré porque todos actúan como unos malditos locos.

Al día siguiente el cielo seguía nublado, la brisa mañanera me dio escalofríos en la puerta de mi hogar. Tenía el uniforme, estaba lista para ir a un lugar antes que la escuela. Mamá no lo sabe, dije que pasaría por la casa de una nueva amiga, le mentí, y eso me hace sentir mal en cierto punto, pero creo que necesario, todos necesitamos un poco de adrenalina en nuestras aburridas vidas. Continúe mi camino como el primer día que pise éste lugar, tarareando una canción veo el gran terreno baldío donde podría haber una enorme casa, más allá, el bosque que sigue, la carretera vacía y los carteles rasgados que me insinúan la existencia de dicho animal misterioso.

¿Un lobo? ¿Un oso? ¿Qué tan malo es para descuartizar a dos humanos de una noche a otra?

El suave ruido de la campana me da la bienvenida cuando arrastro la puerta de cristal hacia adentro. El lugar vacío con un delicioso aroma a café me da la bienvenida, luego, una melena naranja me saluda saliendo de lo que parece ser la cocina. Su sonrisa se expande en grande, muestra cómo sus ojos se cierran.

—¡Hola, chica nueva!

Me detengo en la barra, con una sonrisa tenue. Es difícil de asimilar que hace menos de diecisiete horas sus amigas han muerto pero él parece como si nada, sonriendo, y exclamando a los aires la felicidad que maneja. Viaje mis ojos por su apariencia, no hay defectos o signos de tristeza.