La necesitaba. - [Capítulo 3]

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Este es un super mini capítulo de introducción al reencuentro de nuestros protagonistas! Espero que no os moleste mi tardanza por que estoy de trimestrales y ahora es un momento muy importante para mis estudios así que no puedo dejarlos aparte... espero que me entendáis!

Si teneis preguntas, ruegos o lo que sea me podéis enviar un ask en: heyisjustinbieber 

ME ENCANTARIA VER VOTOS O COMENTARIOS! AQUI OS LO DEJO! 

GRACIAS POR LEER! 

Capítulo 3

Justin Bieber estaba decidido a llevar a cabo su plan. Estaba arto de esperar.

Sus abogados le habían dicho que lo mejor para él sería lograr nuevas empresas que tuvieran una fina estabilidad en el mercado, él se encargaría de llevarlas al éxito y lograr una gran cantidad de dinero en pocos meses. Eso era lo que pensaba hacer.

Se había negado a renunciar a la chica de sus sueños y había decidido comprar la empresa en donde trabajaba y sabía perfectamente que ella se negaría a pasar un solo día mas con él pero él no se lo pondría fácil.

Marcus Lecron había facilitado la compra de su futura editorial pues no se había negado a la suculenta cantidad de dinero que le había ofrecido el hombre de taje hecho a medida. Era otro logro para el señor Bieber.

-Amanda, en unos días volaré hacia Dublín.- dijo el magnate desde el timbre de su mesa.

Amanda era la nueva secretaria del señor Bieber. Una falda de tubo y unos tacones de suela roja se asomaban diariamente bajo su mesa de color crema, todo a conjunto con su moño alto y sus labios perfectamente perfilados. Era una de esas mujeres que no se dejaban seducir por empresarios guapos pues era lesbiana y no le importaba ocultar el amor que sentía por su pareja.

Bieber se había fijado en ella por eso mismo, era la única mujer que no se dejaría intimidar por él y eso era lo que necesitaba ahora mismo. Necesitaba a alguien que no se enamorara de él. Necesitaba a alguien que jugara en el mismo equipo que él.

-Claro señor, ahora mismo le buscaré un vuelo.-dijo la empleada.

Le había buscado un pisito en Temple Bar después de su insistencia en que solo podía ser ahí. Lo habían remodelado en unas semanas y ahora era un piso de lujo en el centro del lugar más fiestero de todo Dublín. Su jefe estaba totalmente loco.

Él coloco en una maleta toda su ropa, ordenada por colores y por prioridad. El pijama –aun que acabaría sin ponérselo-, la camisa blanca inmaculada y esa corbata a rallas que le había regalado su socio Kipler las pasadas navidades. No se dejó tampoco los tejanos oscuros que había usado la última vez que la besó, ni esa camiseta que le regaló a los quince años y aún guardaba en su armario. Estaba demasiado musculado para volver a ponérsela.

Su madre se había negado a aceptar la idea y Abby no había desaparecido del todo. Se había hecho amiga de mi madre y yo había decidido dejar correr la situación, necesitaba espacio.

James, mi primo, me había dicho que ____ no era como las demás chicas a las que había conocido. Que Abby no tenía ni un 1% de ____ en su interior y el verdadero Justin Bieber, Drew, le había dado la razón.

El empresario cogió su teléfono y marcó rápidamente. No era demasiado paciente y ahora mismo estaba ansioso por llegar a Dublín y poner las cosas en orden. A su orden.

-Marcus-dijo en un tono seco. Quería terminar en cuanto antes los tramites.

-Señor Bieber, estaba ahora mismo preparándole los papeles que debe firmar. Tengo un listado de empleados a su servicio, supongo que querrá despedir a algunos.- dijo el

-Haré que la gente de mi confianza mire el papeleo pero de momento quiero conservar a algunos autores de tu editorial, Juliette McLane está en esa lista. También aceptaré que Karen Lebbuton se quede entre ellos.

-¿Las más recientes?- preguntó el hombre atónito.

-¿Algún problema?- reprochó Bieber.

-Ninguno señor, todo se hará como usted desee.

Y es que a Justin Bieber no le gustaban las pegas. No le gustaba esperar, no le gustaba rogar y no le gustaba tener que perseguir a nadie y era exactamente lo que el magnate estaba haciendo con esa chica. La ingenua escritora se había llevado su ropa, sus libros, sus revistas y sus plantas pero no se descuidó el corazón de Justin Bieber. Se lo llevó con ella dejándolo a él con una terrible perdida en su interior, con un vacio que ahora tenía que llenar con necesidad.

La necesitaba.

Di que me recordarás - Justin Bieber y Tu. [2nda Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora