Dos dedos de Frente

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Amelia se dirigió a la oficina del hombre que se había robado su corazón y otra vez se detuvo indecisa. El le había dado el derecho de ir sin tener que hacer cita y se sonrojó con solo pensar en los suaves besos de ese día.

Lo primero que notó fue que su secretaria estaba en el salón de conferencias con unos clientes y observó todos los lujos que había en ese piso.

Después de pensarlo como por 10 minutos, cuando iba a tocar la puerta casi se cae de bruces porque se encontraba abierta.

La escena que presenció casi le cobra la vida y con disimulo se apretó el corazón.

Su Eliezer se encontraba abrazando a una de sus amigas más queridas con tanta ternura que parecía imposible.

Eliezer observó como su gatita entró a la oficina y por poco se cae. Jackie había dejado la puerta abierta por accidente. Se fijó en su ropa, siempre era la mejor vestida de toda la empresa. Hoy tenía puesto un vestido hasta las rodillas con su hermoso pelo ondulado que caía hasta su cintura. Le preocupó un poco ver el desconcierto en el rostro de la mujer que lo tenía caliente estos últimos meses.

-Lo siento de verdad. Se disculpó queriendo que la tierra la tragara. -Solo vine a traerlo esto por motivo de agradecimiento. Agregó mirando al suelo y extendió una cajita de dulces.

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Jackie me miró preocupada y al parecer estaba igual de sorprendida que yo. Se limpió sus lágrimas inmediatamente y me dejó ver una sonrisa. -Amy, no pensé encontrarte hoy aquí.

-Lo siento de verdad no quería interrumpir. Repetí tartamudeando y Eliezer me miró casi divertido.

-No has interrumpido nada malo Amelia, nos miras como si fuésemos pareja o algo así.

No entendí y Jackie me abrazó. -Se que soy una mala amiga pero te prometí que pronto conocerías a mi padre y de adelantaste. Quería que como todo el mundo de la empresa o tu amigo Valentino tú también lo descubrirías.

Eliezer se sentó en su despacho y como si estuviera viendo una película nos observó. Había una pequeña sonrisa en sus labios. -Jackie Smith es mi hija mayor. Emitió con su mirada oscura.

La miré y luego a él y ambos estallaron en risas.

Hasta que recordé que tenían el mismo apellido y viéndola bien, se parecían un poco.

Ella aún seguía riendo. -Tu amigo Valentino lo descubrió en su tercera semana de trabajo.

Eliezer continuó ayudándola. -No nos interesa mostrar en público nuestra relación familiar. Mis hijas tienen una posición muy importante en la empresa y es por esto, que es mejor dejar a un lado lo fraternal.

Recordé a Jenney y su orgullo. Estoy jodida.

-¿Verdad que soy la única que no lo sabe en toda la empresa? Fue lo último que pude agregar avergonzada.

Ella rió otra vez. -Con exactitud el 90% de ESLA lo sabe, me encanta que me traten como a una profesional porque lo soy y no porque soy hija de ese señor. Lo señaló.

Estaba sorprendida. Si Jackie tenía 27 años y recién le íbamos a celebrar el cumpleaños número 45 a su padre, que resultó ser Eliezer, entonces el amor de mi vida fue un padre adolescente.

El celular de Jackie sonó y me dio un fuerte abrazo. -Siento mucho no habértelo dicho.

-Pa' déjame uno de esos dulces. XoXo. Le gritó guiñándole un beso y cerrando la puerta.

COMO EL VINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora