III

3 0 0
                                    

Había perdido la noción del tiempo, no estaba segura de cuánto tiempo había pasado. Podía asegurar que una eternidad, que por lo menos habían transcurrido tres horas, pero aun había sol y si mi razonamiento era correcto ya debía de anochecer. Por lo que no era posible, si hubieran transcurrido las horas sentidas ya hubiera aparecido alguien o los vecinos y la gente de afuera hubiera hecho ruido. Quería salir, irme lejos, pero la inmovilidad de mi cuerpo y mi nerviosismo me lo impedían. Estaba segura había transcurrido mucho tiempo. Pero será posible, habría unos días más largos que otros, y si este fuera uno de ellos, no lo sé. Todavía estaba muy confundida, por primera vez me sentía en bifurcación, en un modo surrealista, pero lo escuche y no una vez, lo escuche dos veces en distintos tiempos y también se apodero de mi movilidad. Todo era tan real e incongruente.

Carlos, José y Noe abrieron la puerta y me miraron sentada en el sofá de frente, rígida y llorando. Se asustaron y se acercaron. José pregunto qué había pasado de un modo preocupado y alarmado.
-Hay alguien en el cuarto de Carlos – les dije aun llorando y apretando el cuchillo. Todos voltearon a ver la habitación para después volver hacia mí y me quitaron el cuchillo. Sentía un respiro, un alivio. Me volví a sentir vital y recobré la movilidad de mi cuerpo, pero aún estaba incomoda y aterrada. Los muchachos con el cuchillo en mano y sin evocar ninguna palabra se dirigieron al cuarto de Carlos y todos juntos entraron y empezaron a buscar en él.
-No hay nadie -Dijo José para después dirigirse a los demás cuartos y volver a empezar la búsqueda. Volvio a decir.
-No hay nadie -repitió José. Y una lagrima salió de mi ojo derecho. Después empezaron a examinar la casa buscando indicios que relevaran a una persona ajena que haya estado en la casa. Yo quería salir, ya no soportaba estar ahí y me pare.
-¿A dónde vas Anna? -Me pregunto José.
-Necesito ir a la tienda -Le respondí consternada.
-Te acompaño -Me respondió. No me importaba su compañía, yo hubiera preferido ir sola, pero debo aceptar que así me sentía más segura. Emprendimos camino hacia la tienda José y yo. Cuando abrí la puerta escuché mucho ruido, risas y un balón rebotando, agua cayendo, un estéreo con música encendido a lo lejos y el ruido que se hacía cuando alguien arreglaba un auto y tenía que apretar metales.

Sali y lo primero que vi fue al señor Ramon regando las flores del andador. Voltee hacia atrás y observe la escalera que conducía a su casa y la puerta estaba abierta con una manguera que salía y que reposaba en las manos del señor Ramon. Tenía ya varias macetas regadas, solo había unas cuantas secas, no lo podía creer. El señor Ramon nos saludó y sonrió, yo no pude hacer más que solo verlo mientras que José le devolvía el saludo y la sonrisa. Seguimos caminando y del otro lado del andador podía observar de donde provenían las risas infantiles y el sonido del balón. Eran unos niños, sudando y sucios jugando a la pelota. No me importo y les dimos la espalda para continuar nuestro viaje. Pasamos del andador a la calle empedrada y nos dirigimos rumbo a la calle principal, a lo lejos se veían los carros pasar, uno de tras de otro dejando su ruido peculiar que hace un automóvil al avanzar y frenar. También había gente caminando en nuestra dirección y en sentido contrario, como le es normal, como la conocía desde el momento en que me mude. No había rastro o muestra alguna de la situación fantasma o el estado desolado de como encontré la colonia.

Caminamos un poco más, casi llegando a la calle principal y entramos a la tienda, compré una cajetilla de cigarros y al salir encendí uno. José me pidió un cigarro para hacerme compañía y como me vio más relajada me pregunto qué había pasado. No quería sonar desquiciada por lo que le conté lo que paso sin exagerar y sin muchos detalles. Fui breve y mi tono de voz aun denotaba confusión por lo que José se limitó a fumar y seguir caminando. Ya estaba anocheciendo, solo quedaba ligeros resplandores a nuestra distancia y entramos a la casa. Tenía miedo de volver a sentir todas esas sensaciones y el perder el control de mi cuerpo aun que los chicos estuvieran en la casa solo me hacía estar agonizando al no saber si dichas sensaciones regresarían. Me sentía como un animal de presa siendo apuntado por un cazador esperando un disparo que me hiera o que me mate, la incertidumbre era la misma porque no podía tener algún pronostico.

Carlos estaba sentado en el sofá viendo la tele, José había entrado a su cuarto y Noe se encontraba haciendo unas cosas en la cocina. No quería estar sola, quizá no lo soportaría por lo que me senté junto a Carlos a ver la tele. En cuanto me senté me volteo a ver y me sonrió, sin pronunciar alguna palabra me dijo que podía contar con él y después regreso su mirada al televisor. Estaban trasmitiendo "Archer" por FX, los dos le prestábamos atención y como toda buena serie de comedia nos sacaba carcajadas y nos enganchaba el episodio. No tardo en salir José del cuarto, creo que debido a nuestras carcajadas para sentarse junto a mí en el sofá para ver la tele mientras que Noe sonreía y nos miraba de reojo al mismo tiempo que continuaba haciendo cosas.

Tenía a Carlos por la izquierda a José por la derecha. Me sentía acogida porque el capítulo me había sacado varias risas y algunos comentarios de Carlos pertinentes para la ocasión también lo habían hecho. Cuando se terminó "Archer" inicio un programa donde te adelantan las películas que saldrán en el cine. A nadie le importaba y nadie quería cambiarle de canal por lo que Carlos saco su teléfono y empezó a mostrarnos memes contagiando a José y así buscar en su teléfono y en sus redes sociales memes aún más chistosos para después volverse una competencia de tres para ver quien conseguía los mejores. Me volví a reír un buen rato y disfruté una vez mas de su compañía. Me alegraba por haberlos conocido y por ser atentos, porque una parte de mi me decía que se asustaron por el estado de cómo me encontraron y querían hacerme olvidar y sentirme mejor, y lo estaban logrando.

Sentía que la noche se hacía más vieja y se acercaba la hora de dormir por lo que me fui de nuevo a bañar, quería quitarme la ropa y sentir el agua correr por mi cuerpo, me quería sentir más ligera. Les dije a los chicos que me quería bañar; que, si alguien se quería meter primero. Ellos contestaron que no, que me metiera primero por lo que fui a mi cuarto por ropa para dormir y mi toalla para después ir al baño. Ahí procedí como deseaba. Por lo regular me solía bañar con agua tibia porque a veces se terminaba el gas y no había otra manera que bañarse con agua fría lo cual era insoportable cuando uno siempre se baña con agua caliente porque siente el frio como ajugas que se calvan en la piel y se escurren por la misma. En cambio, si me bañaba con agua tibia podía soportar el agua fría sin mucha dificultad porque la diferencia de temperaturas no era tan grande. Pero esta vez quería bañarme con agua caliente, quería sentir una parte de mi cuerpo más sensible que el resto. Quería sentir las gotas de agua caliente en mi cabeza, en mi espalda, en mis pechos, en mis hombros, en mis muslos y en mis piernas, y así lo hice. Fue muy relajante como si me hubiera escurrido tinta impregnada en mi cuerpo.

Sali del baño y Carlos, José y Noe estaban sentados en la mesa con la cena preparada. Me invitaron a unirme y acepte. Una vez más me sentí agradecida y feliz de conocerlos y de tenerlos cercas. Sabía que se preocupaban por mí. Las cenas como esta no eran muy frecuentes porque por lo general rara vez nos encontrábamos todos en la casa y sin contar que cada uno tiene una despensa y comida en el refrigerador. Estas cenas eran acordadas cuando varios de nosotros escaseaban en sus víveres y para reducir gastos cocinábamos entre todos para ahorrar lo más que podamos. A lo largo de la cena los chicos seguían contando chistes o historias para la ocasión haciendo muy agradable la velada. Acabamos de comer y poco a poco cada uno fue a preparar sus cosas para el día de mañana, Carlos se metió a bañar, José se puso a hacer tarea y Noe se preparaba para dormir. Imité a Noe y me dirigí a mi cuarto y puse música de fondo para conciliar el sueño. Debo de aceptar que esta tarde mis nervios se alteraron, nunca había sentido cosa similar en mi vida. Sabia a veces este tipo de cosas pasan por la sugestión que uno puede llegar a tener y de algún modo estaba convencida que fue pura coincidencia y producto de mi mente todo lo pasado. Estaba dispuesta a olvidar todo aquello o recordarlo como un simple susto sin ninguna perturbación.

El resto de la semana paso con toda normalidad. Llego el viernes y me regrese a León a casa de mis padres. Vacie mi maleta y puse mi ropa a lavar antes de que mis padres llegaran. Cuando llegaron y como de costumbre comimos. Por la tarde me la pase viendo una película hasta noche. Me costó mucho concebir el sueño, no estaba asustada o alerta, simplemente no podía dormir y no lo conseguí. El siguiente día (sábado) paso con toda normalidad, no me sentía cansada a pesar de mi trasnochada. Me sentí igual que todos los días y para cuando llego la noche, me costó mucho trabajo conseguir el sueño.

Ana FuentesWhere stories live. Discover now