|• Siete •|

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No puedo evitar mirar a Lena, es demásiado hermosa y llama mucho la atención, tanto que podría sentir celos.

Pero a la vez me maldigo porque sé que no estoy listo para una relación, soy demasiado inmaduro como para estar solo con ella, y mi estilo de vida es muy libertina.

-Me gusta aquí -menciona después de que nos encontramos mirando el atardecer desde el punto más alto de la ciudad.

-Siempre los mejores lugares, las mejores comidas, las mejores vistas -respondo manteniendo mi sonrisa de lado.

-Lodge, ¿En verdad lo que me dijiste el día de la fiesta fué de corazón? -pregunta por lo que mi mirada fué a ella nuevamente.

-¿Te refieres a cuando dije que tenías mis ojos en ti? -cuestiono al tiempo que jugaba con mis dedos sobre mis rodillas.

-Precisamente -asiente sin apartar su vista de mi rostro.

Me sentía un completo idiota, porque en primera no debí decirlo, y en segundo siento que terminaré rompiendo su corazón.

-Es de verdad, pero hay cosas que deben de quedar claras, cómo por ejemplo que no quiero una relación en este preciso momento, y no, no es por tí -tomo sus manos captando como frunció el entrecejo.- eres maravillosa, y aunque no te conozco de una manera más detallada, se que eres una chica lista, que no de puede dejar llevar por una linda sonrisa como la mía.

«A lo que quiero llegar es que... Sí, seamos amigos, salgamos, hay que divertirnos, que el tiempo asegure si somos el uno para el otro.»

-Pero si te quieres acostar conmigo, ¿Verdad? -relajó sus facciones y después sonrió.

-No puedo decirte que no, eres una diosa, y tú uniforme de porrista, y tus movimientos, esas rutinas... Tal vez suene algo vulgar, pero me pones la verga en el cielo, cuando me llevas la contraria, cuando me haces enojar -bufé y su sonrisa fué incluso más amplia.

-No te estoy pidiendo que nos casemos o que me pidas ser tu novia, Alex, me gustas, desde que tengo uso de razón -alejó sus manos de las mías y se levantó de la gran roca donde estábamos sentados.- y entiendo que eres todo un don Juan, estás en el equipo, eres popular y codiciado, yo tengo que soportar compartir a mi Crush de años con cualquiera que también ponga esa verga en el cielo -me guiñó un ojo y después se levantó para ir al auto y recargarse en este.

Sabía bien que eso le había dolido, incluso a mí, me hizo sentir patético.

No me quedaría como si esa fuera nuestra última conversación, ya estaba anocheciendo, era el momento preciso, así que me levanté de la roca y caminé hasta llegar a su lado.

La atreje tomándola de la cintura dejando su pecho pegado al mío y con mi mano derecha tomé su mentón haciendo me mirara, me incliné poco a poco, creando esa deliciosa tensión.

Ese deseo entre ambos, entreabrió sus labios y soltó un pequeño jadeo, igual al que hizo cuando entró a mi casa aquella noche.

Pasó sus manos por mi abdomen hasta mi pecho y subió a tomar el cabello de mi nuca con una mano.

No podía resistirme más así que acorté la distancia entre nuestras bocas.

Mis labios se posaron sobre los de ella y moví estos en un rítmo lento, saboreando por primera vez con todo aquél deseo acumulado.

Ella no dudó en responder al beso, no niego que mis movimientos eran algo torpes puesto que estaba nervioso, ni yo me lo explicaba.

Poco a poco y con más confianza el beso se fué tornando de tierno y suave a algo más necesitado y feroz, tiraba del cabello de mi nuca y yo presionaba su cintura contra mi cuerpo, mi mano pasó de su mentón a su cuello debatiendome entre volver esto más intenso o no.

La lujuria me ganó, y el deseo que ella me tenía a mí se hizo más presente.

En el lugar donde estábamos no había mucha gente, si mucho de tres a cinco parejas pero a muchos metros de distancia.

Me separé poco a poco de sus labios cuando la necesidad por respirar se hizo presente.

Solo sentía como enredaba sus dedos en mis rizos y eso me provocó una sonrisa con la cual llevé a besar el lóbulo de su oreja y tiré de este hacia mí.

-Alex... -susurró apretando mi camisa con la mano que había dejado en mi abdomen. -Ahora entiendo porqué eres tan adictivo.

Solté una risilla y alcé mi rostro a juntar nuestras frentes, ambas manos tomaron su cintura y así la monté en en cofre haciéndome quedar entre sus piernas.

Podía notar como su respiración era cada vez más pesada.
Pero también sabía que andaba en sus días, y aunque no había problema por mí sé que le puede parecer incómodo, así que está noche no pasaré de primera base.

Una vez llegamos a casa pasó de estar a mi lado a estar sobre mí, su espalda apoyada en la puerta y su rostro en la curvatura de mi cuello, comenzó a repartir pequeños esos húmedos que me estaban torturando.

Eran alrededor de las diez de la noche cuando estábamos en la cocina comiendo cereal, porque a la hermosa señorita se le antojó.

Cuando me dí media vuelta para sacar la leche ella aprovechó para quitar el pants que traía dejándose ver con un short de licra que no dejaba mucho a la imaginación.

Pasaba mis manos por sus muslos cada que yo quería y ella me daba acceso, no llegaba más arriba porque me gusta jugar.

Cuando terminamos de comer subimos a las habitaciones no sin antes habernos besado nuevamente en las escaleras, en el pasillo y el la puerta de su habitación.

En lo único que podía pensar era en ir a su habitación y volverla a tomar, en besarla nuevamente.

Esos carnosos labios que había mordisqueado antes no salían de mi cabeza, esas piernas que acaricié, su manera de besar mi cuello, como le gustaba provocar.

Y ahí estaba yo, entrando en el deseo profundo por ella.

Me asusté cuando escuché la puerta de mi habitación abriese y los pasos apresurados hacia mi cama, pero solté el aire que había retenido al saber que era Lena.

-Buenas noches guapo -murmuró abrazándose a mi pecho cerrando los ojos y después de unos minutos quedarse completamente dormida.

No dormir te provoca pensar, y mucho.

¿A caso es que nunca me enamorado a tal grado de mirar a la otra persona como lo más maravilloso de este mundo? Digo, no le veo lo malo, puede ser lindo, pero también da miedo.

Y lo digo precisamente porque Milena me mira de esa forma.

-Check List
✓Guapo
✓Simpático
✓Cabello en orden
✓Lindos ojos
✓Un buen porte
✓Estilo
✓Perfecto en pocas palabras.

Y no es que tenga aires de superioridad, pero vamos, soy muy bueno en lo que hago, hablando en lo sexual, académico, deportivo y social.

Me gusta Milena, sí, es una niña maravillosa, increíble, pero vamos.
¿De verdad estoy dispuesto en dejar todos lo que he tenido estos años por una chica?
Y la respuesta es... Veamos que pasa con el tiempo.

Nunca me ha gustado apresurar las cosas si de una relación hablamos, y por eso es que no tengo novia, y las que he tenido fueron en preparatoria.

En la empresa de mi padre varias secretarias y yo hemos estado en buenos términos dónde se han descubierto puntos ciegos del sistema de seguridad.

No me puedo negar que el hecho de provocar sentimientos en Milena me encanta. Pero también me encantan las rubias, morenas, altas, bajitas, en pocas palabras, aquella mujer que quiera estar conmigo.

La controversia es, ¿Cuándo Alexander Lodge querrá tener una novia formal sin mirar con ojos de lujuria a alguien más? Y como dijo mi queridísima y sabía Sam Puckett: Lo averiguaremos.

Dejé por último un beso en su frente no sin antes mirar lo hermosa que era mientras dormía, y es aquí donde entra la duda.

¿Qué harás Lodge?

¿Niñero? [+18]Where stories live. Discover now