24: Mi primer beso (parte 1)

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Bajo las escaleras de mal humor haciendo sonidos de queja, mi madre no levanta la vista de su libro, solo lee en silencio. Yo vuelvo a quejarme más fuerte sin recibir una reacción por parte de mi madre, me dejo caer sobre el sillón junto a ella quejandome pero el libro es mucho más interesante para mi madre.

—No vas a cancelar la salida con tus amigos —me dice autoritaria sin levantar la vista y suelto un quejido más fuerte a lo que mi madre levanta la vista—. Alexa, sé que es la primera vez que experimentas celos...

—No estoy experimentando celos —la interrumpo y mi madre levanta una ceja, incrédula.

—Eres la viva imagen de tu padre —dice mi madre con un suspiro cansado, pasa sus dedos por el puente entre sus ojos y me mira estirando una mano—. Dime, ¿por qué no quieres salir con tus amigos?

—Lila solo quiere incluirme en una cita doble con su primo —me quejo cruzada de brazos.

—Ahí estará Saúl. Siempre mencionas lo mucho que te diviertes con él —me dice mi madre con un gesto de aburrimiento.

—Sí, pero también lo estará Lila y son novios —le trato de explicar mientras ella arquea una ceja.

—¿Eso significa que ya no pueden divertirse juntos? —me pregunta en su clásico tono trampa—. Saliste con Saúl cuando aún creías que salía con Paola porque tú dijiste que era completamente inocente.

—Esto es diferente —respondo cruzada de brazos.

—Porque te gusta Saúl —dice mi madre y siento mis mejillas enrojecer.

—¡No! —exclamo avergonzada—. Lila es muy posesiva.

—Pero Lila estará con ustedes —me explica ella moviendo sus dedos de un lado a otro mientras yo me siento en el sillón de brazos cruzados.

—Pero no dejara que nos divirtamos —murmuro de mal humor.

—Diviértete con ella —me sugiere.

—No puedo.

—¿Por qué no? Son amigas.

—Es incómodo

—¿Por qué?

—No hay una razón en específico —respondo riéndome nerviosa mientras toco mi cabello en busca de consuelo.

—Mientes —me acusa mi madre y yo pongo una mano en mi pecho pretendiendo estar ofendida.

—No lo hago —me defiendo con una voz más aguda de lo usual.

—Tus mejillas se ponen rojas cuando mientes —dice mi madre señalandome y, de forma automática puedo sentir mis mejillas arder como focos navideños.

—¡Acabas de inventar eso! —la acuso molesta.

—Entonces, si mentías —dice mi madre tocando su mejilla con su dedo.

—¡No, no mentía! —exclamo mientras siento como mi juicio se nubla poco a poco por la vergüenza que estoy sintiendo al calor de esta discusión.

—Entonces no te gusta Saúl —me comenta mi madre con un gesto vago.

—¡Claro que me gusta! —Una vez que lo grito me quedo congelada en mi asiento apretando los labios y procesando lo que acaba de pasar. Una vez que lo entiendo, suelto un grito de indignación mientras señalo a mi madre, que sonríe orgullosa por lo que acaba de hacer.

—Ya que admitimos lo obvio, ¿puedo continuar? —me pregunta con un gesto vago de su mano.

Me cruzo de brazos tratando de ganarle a mi madre en su propio juego, ella me engaño vilmente para que yo dijera la calumnia de que me gusta ver a Saúl sonriendo por cosas pequeñas porque parece meramente feliz o su forma boba de cantar mientras estamos de pie esperando algo en una fila, sin mencionar como siempre me dibuja peces en mis libretas y que haya pedido tres playeras para auto declararse parte de mi guardián personal...

Diario de una asexual (Versión 2.0)Where stories live. Discover now