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Al día siguiente fue el funeral de Cedric Diggory.

No había alcanzado a recuperarme de mis pesadillas y ahí estaba nuevamente su padre llorando desconsoladamente abrazado a su ataúd.
Lo digo ya que no había podido dejar de soñar con Amos Diggory y sus gritos desgarradores la noche del torneo. Mi subconsciente reproducía una y otra vez su voz rasgada por la tristeza y la ira, por el desconcierto.

¿Cómo podría hallar resignación de haber perdido a su hijo?

Todos nos habíamos reunido para estar presentes en su responso, rendir respetos hacia la familia y nuestro compañero fallecido en el Torneo.

Quizás la palabra precisa para eso era «asesinado».

Aunque Potter no fuera santo de mi devoción, no tenía ninguna duda de lo que decía. Era evidente de que el señor tenebroso había retornado, el comportamiento de los mortífagos en el campeonato mundial, el actuar de mi padre durante las vacaciones, durante la navidad, su aparición en la escuela en el Torneo. Todos los que teníamos familia relacionada con la situación nos podíamos dar cuenta. Más todos teníamos algo en común.

Supervivencia.

Y aunque supieramos a ciencia cierta de que Voldemort nuevamente haya regresado, no podíamos decir nada. Nuestra vida dependía de ello, yo lo sabía, Félix, Draco, Helena y muchos de mis compañeros quienes sus padres han estado ligado a los mortífagos desde hace años. Todos estábamos en la misma situación y teníamos que prepararnos.

Escuché a Dumbledore hablar mediante un «Sonorus» lograba mantener la atención de todos sobre él, sus palabras lograban en parte calmar los ánimos de todo el cuerpo docente y estudiantil que yacía en el silencio o derramando lágrimas.
No podía si quiera hacer eso, no podía ser tan cínica. En parte que esto haya pasado era mi responsabilidad y lo sabía muy bien. Por lo que mirar al horizonte sin fijan un punto determinado era a todo lo que me podía limitar.

La mayoría de los estudiantes  prestaba atención a lo que sucedía. Ví llorar a Chang, que hasta donde sabía era su novia. También a varios Hufflepuff sin poder contenerse, estaban desgarrados, moribundos, confundidos con todo lo que había sucedido, con el trágico final del renombrado torneo.

Sentí tras de mí algunas risitas y conversaciones ruidosas. Me volví y me percaté de que Parkinson, junto a Crabbe y Goyle reían y mencionaban estupideces, ya que estaban lejos de la mayoría, los profesores no se daban cuenta. Me volví y traté de concentrarme en lo que el director decía pero la chillona risa de Pansy no me lo permitía.

— ¿Dónde vas? — susurró mi hermano que estaba a mi lado. — ¿Te vas?

No le respondí y llegué hasta donde todos se reían. Draco no se hallaba allí, ya que estaba sentado junto a Astoria. Vincent y Gregory pusieron su cara de idiotas al verme y guardaron silencio.

— ¿No se dan cuenta de que están velando a alguien adelante? — les eché en cara con el tono mas amenazador que pude.

Pansy me miró con cara de risa y se colocó de pie.

— Sí, y debido a eso estamos muy aburridos. — señaló — ¿Tú que pretendes? ¿Hacer que nos callemos? Pues si es así no lo conseguirás.

— Puedes hablar tus tonterías en otro momento Parkinson ¿No puedes controlar tu necesidad de atención? De verdad eres patética. — susurré.

— ¿Vienes a darme clases de moral Rosier? Pues no te asienta. — se rió. — Ni que te importara Cedric ¡Oh! ¡Tal vez dormiste con él! Por eso estás tan afectada.

𝐓𝐇𝐄 𝐈𝐂𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍¹ «𝐍𝐎 𝐒𝐀𝐁𝐄𝐒 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑» [G.Weasley/V.Krum] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora