Alas sin más |YoonJin| #2

Capítulo 8

Min Yoongi

-Teniente Min- llama la niña, la veo incitándola a continuar -¿Jimin sigue vivo?- paro en seco y la veo

-¿Por qué lo preguntas?- cuestiono sin soltar su mano

-Bueno, me han enviado con usted, la tía Mina ha estado trabajando estos días en una misión, me llama por las noches...- duda parece pensar si es correcto continuar o no

Duele

Duele pensar que se volverá tan calculadora como Jin

Duele pensar que a ella también le estamos arrebatando algo

-Él está vivo- confieso –pero continua en su trabajo- ella asiente y tira de mí para continuar

La plazuela esta unas cuantas cuadras, al parecer está instalado algún festival ya que se encuentran varios puestos, mi teléfono suela

-Espera, ahora vuelvo- ordeno para contestar la llamada

-Hola-

-Soy Park, estoy a punto de abordar el avión-

-La niña ha preguntado por ti-

-¿Lo ha hecho?- parece sorprendido y giro los ojos

-Es tu hermana Jimin, obviamente se preocupa, tan solo tiene siete- regaño

-Como sea, mañana llamaré de un numero distinto de acuerdo, no contestes con un ¿Jimin? Porque tú me pones la bala en la cabeza- dicta

-No soy estúpido Park- él ríe

-Como sea, cuida de ellos- confirmo y busco a la niña

-Sunmi ven acá- advierto al ver como sonríe y corre en dirección a la tienda -¡Sunmi!- grito para salir tras ella -¡para!- ordeno al ver cómo está a punto de ser arrollada por una bicicleta azul pastel.

Él chico al darse cuenta da un volantazo al aire que lo hace caer.

Un golpe sordo que atrae la atención de varias personas, entonces la niña se detiene, ve al chico de cabellos castaños en el suelo con culpa

-Te he dicho que pararas- regaño tomándola del brazo haciendo que me vea

Tiene lágrimas en los ojos.

Tal vez no debí gritarle pero a veces es simplemente necesario hacerlo

Recuerdo los ojos fieros de Jin cada que le alzaba la voz

-Disculpen- suelta el chico para vernos –ha sido culpa mía, por estar distraído-

-¡Por Dios!- esa voz, esa bendita voz.

Me giro rápido y lo veo.

Me paralizo, mis pulmones y latidos lo hacen por igual.

Mi cuerpo es una roca, una que no puedes mover, o tocar.

Una que solo logras contemplar

Él está ahí de pie, con vida.

Con sus mejillas rellenas y ojos brillosos, más brillosos que nunca.

Con labios gruesos y rosados.

Con pestañas largas y onduladas.

Con su piel blanca y aterciopelada

Vive... vive, sonríe y es él.

-Jin- suelto en un susurro entrecortado, él me ve dudoso

-¿Nos conocemos?-