Capitulo 11

2.2K 409 62
                                    

Xiao Zhan estaba redactando su trabajo de historia cuando Yibo se desplomó en el suelo.

Segundos después de la caída, Xiao Zhan era incapaz de moverse y seguía mirándolo. Yibo permanecía en el suelo, no muy lejos de él, con los ojos cerrados.

Cuando hubo reaccionado, Xiao Zhan apartó de un empujón el portátil, haciendo que se estrellara contra el suelo, y corrió junto a Yibo.

–¡Yibo !¡Yibo!– grito tratando de hacerlo reaccionar.
Yibo estaba frío y no se movió, nisiquiera cuando Xiao Zhan le gritó al oído.

Con una intensa sensación de frío recorriendo su cuerpo, Xiao Zhan corrió corrió a su habitación para buscar el manual de instrucciones de Yibo. Lo encontró por fin tras dejar su cuarto patas arriba con las manos temblorosas.

Temblaban con tal violencia que le costó leer el apartado de «Solución de problema», así que se confirmó con llamar a la empresa fabricante.
Xiao Zhan solo se dio cuenta de que estaba gritando cuando la operadora le pidió que se calmara. La persona al otro lado de la línea obviamente no entendía que ¡no podía !No podía oírse a sí mismo por encima de los fuertes latidos de su corazón. Sus todavía temblorosas manos alcanzaron la frente de Yibo, buscando el sonido de su procesador.

Era débil, pero seguía allí.
–¡Haga algo!–gritó después de mantenerse a la espera por no más de cinco minutos. Estaba llegando al límite de su paciencia. El estrés de su paciencia. El extrés mental que le producía la idea de perder a Yibo le jugó una mala pasada y comenzó a sudar por cada uno de sus poros, sin saber si quería llorar o gritar o qué.
Por fin se escuchó un golpe en la puerta y entró un grupo de «médicos de Roboboyfriend». Uno de ellos intentó explicarle que la factura «médica» no sería barata, pero a Xiao Zhan nada de eso le importaba y se dirigió junto a Yibo, todavía desplomado en el suelo del salón.

–Es posible que quieras alejarte un poco, a menos que quieras que la magia desaparezca–sugirió uno de ellos.

Iban a abrirlo, comprendió Xiao Zhan de inmediato.
Casi cayó de bruces al suelo con las prisas de encerrarse en el baño. Los nervios le habían presionado tanto el estómago que en cuanto levantó la tapa del inodoro, dijo adiós a la cena de aquella noche.
Loco de preocupación, decidió permanecer allí y contar los azulejos del baño hasta que los «médicos» (mejor dicho, ingenieros) lo llamasen. Se sentía patético por la forma en la que había manejado la situación, pero la idea de perderlo anulaba cualquier vestigio de vergüenza que pudiese sentir por sus acciones. Yibo se estaba convirtiendo rápidamente en su razón de ser.

En algún momento entre la primera vez que había visto a aquel muñeco desnudo dentro de una caja y vivir y dormir con una persona... entidad... ser... de cara dulce y sonriente, éste se había convertido en algo mucho más importante de lo que Xiao Zhan hubiese podido llegar a imaginar. Yibo no necesitaba una etiqueta. Era simplemente Yibo. Le gustaba jugar con los insectos y ver el amanecer. Subía a cuántos árboles podía cuando iban al parque y le gustaba ver las comedias cursis que emitían a la hora de la cena. Yibo era simplemente Yibo y a Xiao Zhan... le gustaba.
Le gustaba muchísimo. Con toda la intensidad de las emociones y complejidades « reales» del ser humano. No podía permitirse el lujo de seguir pasando por alto ese tema, sobre todo porque se estaba agotando el plazo de los 100 días y no sabía si Yibo sobreviviría para ver el día 101.

La posiblidad de no estar con él era casi imposible de imaginar. ¿Cómo no iba a estar Yibo nunca más con él? ¿Cómo podría regresar a casa y que él no estuviese allí, esperándolo en el sofá, o en la cocina, o en cualquier otra parte que hubiese captando su atención ese día?
Era posible.

Allí, acurrucado en el suelo del baño, Xiao Zhan juró vivir el resto de sus días junto a Yibo, al máximo y honestamente. Mantendría la esperanza de poder estar con él por mucho tiempo, pero sin olvidar que sus días podrían estar contados.

Más tardes, una voz llamándolo saco a Xiao Zhan de sus pensamientos.  Se levantó y abrió la puerta para ver a Yibo allí, con los brazos abiertos y su sonrisa de siempre iluminando su rostro.

–Mira. ¡tengo una tirita!– dijo alegremente, señalando la cinta azul que tenía en la frente.
Xiao Zhan sintió que algo se acumulaba en su pecho y comenzó a reírse para aliviar la presión, tratando de ignorar el escozor de sus ojos.

–¿Qué pasa, Zhan Ge? ¿No te gusta mi tirita?
Xiao Zhan se arrojó a los brazos de Yibo, amortiguando un sollozo que no admitiría ni aunque tuviese que ir a los confines de la Tierra.

Yibo lo acogió y se rio, envolviendo con fuerza sus brazos alrededor del cuerpo del pelinegro. Fue él también quién despidió en el exterior a los «médicos », dándoles las gracias alegremente mientas mantenía a Xiao Zhan firmente abrazado contra su cuerpo.
Xiao Zhan enterró la cara en su cálida clavícula, con los ojos todavía irritados. Podía escuchar el fuerte sonido del procesador de Yibo a través de la ropa y eso alivió, temporalmente, sus angustiosos pensamientos.

Pensaba en ti... –confesó Yibo cuando ambos estaban ya en cama. Todavía sostenía a Xiao Zhan contra su pecho, besando ligeramente su frente.

–¿Qué?– preguntó Xiao Zhan medio dormido.

–Antes de desplomarme... – aclaró Yibo–. Pensaba en ti y vi tu rostro. Lo siguiente que recuerdo es ver a esos médicos buenos despertándome e inyectandome algo. Dijeron... me preguntaron si... si yo era uno de los modelos capaces de amar y entonces... entonces me preguntaron si te amaba. Me dijeron que no pasaba nada si te quería pero... que no debía permitir que tú me quisieses a mí. Xiao Zhan se incorporó.

–¿Por qué? ¿Por qué no?

Sin dejar de sonreír, Yibo acarició sus mejillas con ambos pulgares.

No soy... el modelo perfecto. Ni siquiera me aproximo a la perfección. Tengo suerte de que me siguieras queriendo despues de ver cómo soy y como me comporto. Me dijeron que no me queda mucho tiempo...

–Basta, porfavor –Xiao Zhan capturó sus muñecas,
manteniendo el contacto de sus manos sobre su cara–. Por favor, no digas más...

–Lo siento, ZhanGe. Ojalá me hubieran fabricado perfecto para ti. Me hubiera gustado ser todo lo que hubieras deseado...

–¿No lo entiendes?– Xiao Zhan lo sujetó con más fuerza, resistiendo el contacto visual–. No puedo.... – las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas.
Algunas cayeron sobre Yibo, quién trató de atraparlas y hacerlas regresar.

–ZhanGe, ¡estás goteando!

–Yibo... –dijo Xiao Zhan seriamente. Más lágrimas abandonaron sus ojos– No me importa tus defectos ni tus  fallos. No me importa tu tic facial ni me importa si... si no te queda el tiempo suficiente. Para mí ya eres perfecto. Ya eres todo lo que alguna vez hubiera deseado. No me arrepiento de haberte comprado. Lo único que me lamento es haber tardado tanto... en besarte por primera vez.– ZhanGe...

–Estás bien –continúo Xiao Zhan sonriendo entre lágrimas–. Sacaremos el máximo provecho de los días que nos quedan. No tengo ningún motivo por el que estar así. Se... sé que pase lo que pase, no te voy a perder.

El beso que Yibo le dio fue para tranquilizarlo, pero lo único que logró fue derrumbar la última coraza que protegía al corazón de Xiao Zhan.






Continuará...

꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡Queridas, se acerca  el fin.
Gracias por leer , actualizaré pronto.
Esta obra es una adaptación.
💚❤️

♡~Absolute Wang Yibo~♡ ~[YiZhan]FinalizadoWhere stories live. Discover now