"Diamante Inestable" Bakugo, Katsuki

o n c e

Me recuperé relativamente rápido después de la extracción del material que había quedado inserto en mi cuerpo. Mi espalda terminó con una marca permanente que ahora me llenaba de orgullo. Una cicatriz es señal de que has sanado, logré ver esto como una victoria, no una pérdida. Respecto a mi mano izquierda, se regeneró, pero sí, perdí mi piel y con ello la sensibilidad de esta de forma permanente. Todas mis cicatrices dejan esa consecuencia, pero dejé de verlo como algo malo. Si lo pensaba, eso me daba más resistencia al dolor.
Lo que quedaba de mi último día de práctica profesional en la agencia lo invertí en tratar de convencer a Kosmikryu de mi perspectiva. De cierto modo logré convencerlo. Le pedí que me dejara hacer la patrulla nocturna con él, quería aprovechar al máximo mis últimos momentos.
Algo diferente del patrullaje nocturno es no someterse a zonas donde seas visible, es un patrullaje dirigido a la vigilancia desde puntos claves para evitar el movimiento de uno. Kosmikryu me dijo que este era la parte favorita de su trabajo debido a que se siente mejor durante la noche. Además su fortaleza se ve beneficiada con esta debido a su don. Fue una noche tranquila para concluir.

A la mañana siguiente debía irme. Le prometí a Kosmikryu que seguiría la rutina de ejercicios en lo posible.

—Además, hay un detalle que quiero darle a modo de agradecimiento...

Le entregué un diamante en forma de estrella que estuve moldeando en secreto para practicar.

—Usted me lo enseñó y esta es la evidencia de que fue un éxito, muchísimas gracias... —dije antes de darle una leve reverencia. Aprendí demasiado junto a él a pesar de que fue solo una semana.
—¡Bah! Dejemos las formalidades de lado —dijo antes de abrazarme tiernamente—. Aunque esto haya terminado. Seguirás siendo mi aprendiz, recuérdalo...
—Lo haré —dije correspondiéndole el abrazo emotivo—. Lo llevaré conmigo...

Al separarnos observé mis manos y me concentré para generar corteza en estas. Me tomo algo de tiempo pero al final lo había logrado.

—¿Ve? Como las suyas

Comparamos nuestras manos. Ahora las mías tenían la misma forma de las de él por las garras que me hice. Aunque era evidente mi mano izquierda era mucho más traslúcida. Me miraba con lágrimas de orgullo y finalmente nos separamos. Me pregunto qué pensaran los demás al ver el enorme cambio que desarrollé, al menos así lo sentía. En todos estos días, estuve enfocada en esto y me desconecté del mundo. Volver a la realidad fue chocante posterior a ponerme al día con Suzaku. Le conté todas mis experiencias, incluso el accidente que tuve del cuál estaba algo impactado y ya creo le di más razones de hacerme revisiones a mis avances. Lo fuerte fue cuando me comentó lo ocurrido con el asesino de héroes: Stain.

Fui inmediatamente a la casa de Izuku que estaba a dos pisos más del mío ya que vivíamos en el mismo edificio. Saludé a tía Inko para luego decirle que quería saber algo sobre Izuku, pero me comentó que aún no llegaba pero debería de estar en camino. Le dije que me enteré de lo sucedido en Hosu y dejó salir su intranquilidad. Ser madre de un chico que se autolastima tan fácilmente de verdad debe ser muy complejo, de modo que me quedé la tarde con ella dándole consuelo. Me fui a casa para cocinarle algo de comida decente a mi hermano, estaba segura se debió de estar alimentando de solo fideos instantáneos en mi ausencia. Tuvimos una buena cena a la noche y me recosté para revisar todas las noticias de lo sucedido en Hosu. Luego me fui a dormir pensando en qué sería del mañana.

La mañana siguiente me levanté más temprano para realizar mi rutina de entrenamiento. Me quedé un momento observando mis manos, no quería que nadie viera mi mano cristalina por lo que perdí algo de tiempo buscando guantes por todo el departamento hasta encontrar unos negros simples. Luego me duché, me puse uniforme y salí en patines a la escuela. Odio tomar el tren teniendo la posibilidad de tomar un recorrido así.