Pasé toda la tarde pensando en la historia que Edward me había contado acerca de su madre. Nunca había imaginado todo lo que seguramente había tenido que pasar, buscándola sin poder hallarla en ningún lado, y sin tener ni siquiera una pista de ella
No podía imaginar cómo se sentía al haber enfrentado la vida sólo, y aunque sabía de sobra lo mucho que me amaba ahora, no dejaba de sentirme culpable por todas las cosas que le había dicho mi vieja yo en el pasado
Miré hacia el pequeño closet de mi habitación, permitiendo que una loca idea se me cruzara por la mente. Realmente quería tener mi primera cita con él como una pareja normal, y estaba dispuesta a pedírsela yo misma si era necesario. Sabía que probablemente se negaría para no hacerme sentir presionada, pero estaba dispuesta a arriesgarme de todas formas
—¿Isa? —Lucía entró a mi habitación. Inmediatamente sentí mis ojos brillando como un animé ante la idea que se me acababa de ocurrir —. ¿Qué estás haciendo, hermana? —preguntó con un gesto de confusión en su rostro
Mi sonrisa se extendió por toda mi cara, sintiendo un gran alivio de ver a la chica entrar por la puerta. Necesitaba un refuerzo para convencer a mamá, y aunque sabía que mi propia hermana no era la mejor opción, igual esperaba que entre las dos pudiéramos convencerla
—¡Lucía Ann Wilson! —Extendí mis brazos hacia los lados con dramatismo —. Justo la persona que mis ojos querían ver —La tomé de las manos
La chica simplemente me miró con una mezcla de sorpresa, con una mirada cargada de preguntas acerca de mi actitud tan extraña
—¿Estás bien, hermanita? —Tocó mi cara, como si intentara buscar síntomas de fiebre
—Mejor que nunca, querida —Asentí, tratando de poder convencerle de ayudarme con mi plan
Ella se sentó sobre la cama con expresión incrédula. Parecía que mi actitud le estaba preocupando, pero no era capaz de decir nada en absoluto
—Lu... necesito que me ayudes... ¿por favor? —Junté mis manos, mirándola con expresión de súplica
Inmediatamente me lanzó una mirada de complicidad. Sabía que aceptaría fácilmente y por eso tenía que hablar con ella antes de poner en marcha mi alocado plan
—Sabes que siempre te ayudo, pero... ¿qué quieres hacer? —preguntó riendo ante mi actitud acelerada
—Quiero... no... necesito convencer a mamá que me deje salir con Edward —Solté una larga respiración —. A solas —añadí poniendo mi mejor cara de perrito regañado
Ella simplemente se rascó la cabeza, como si pensara por un momento en una solución para mi problema
—¿A solas? —Alzó las cejas con picardía —. ¿Qué tanto van a hacer ustedes dos a solas, ah? —preguntó con una sonrisa pícara en su cara
—¿Me vas a ayudar sí o no? —pregunté ignorando su comentario
—Lo haré —Asintió acercándose al closet —Pero... primero, tienes que saber que las cosas van en este orden, cariño —dijo sacando su vestido dorado del gancho de ropa —. Primero el outfit, luego el permiso —Puso el vestido sobre la cama, buscando accesorios para combinar
Negué con la cabeza, riéndome de su actitud. Parecía una fashionista experta en moda y en la vida, y siempre me divertía verla actuar de esa forma. Era como una especie de Stacy London rubia
—¿Y si Edward dice que no? —pregunté en modo negativa
—No se va a poder resistir a esto —aseguró, poniendo el vestido sobre mí, visualizando cómo se me vería puesto
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Antropofobia: Una vida entre cuatro paredes (Terminada)
Teen FictionIsabel es una chica solitaria que intenta adaptarse a su nueva vida en un nuevo vecindario. Allí es donde intentará aprender a controlar su problema más grande: la Antropofobia. Una condición que le impide relacionarse con las personas, y que la hac...