Capítulo 32: Intenciones.

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El día siguiente, a las cinco de la tarde, Haru llegó al departamento de Hibari acompañada. Kusakabe suspiró al ver allí a Blanca y Jean Jacques. Haru le hizo una seña de disculpas. Sabía que no debía traer a nadie, pero aun así... no había podido perderlos.

El subordinado asintió, entendiendo la situación, y le pidió a su jefe que bajase. Le dijo a Haru que entrara, impidiéndole el paso a los otros dos. Por supuesto, y como él lo esperaba, ellos protestaron. Pero se inclinó para susurrarles que la dejasen pasar, que para algo se estaban viendo en el departamento de Hibari, y les preguntó si estaban en contra de esa cita. La cara de ambos se transformó. Y más aún cuando vieron que Hibari bajaba, según ellos, para recibir a Haru.

Con sonrisas enormes, se despidieron de Haru, recomendándole que se cuidase, y que la verían el día siguiente.

Hibari, cuando llega, ve al par irse saludándolos muy obedientes. Le indica a Haru que vaya subiendo, y miró a su mano derecha confundido.

—Ku... — se cortó, negó y reinició, mientras las puertas del ascensor se cerraban con Haru dentro —Tetsu. ¿Pasó algo? Me dijiste que baje a hacerme cargo de dos intrusos...

—Oh, no... no se querían ir, pero accedieron cuando les dije que no deberían interrumpir una cita entre Haru y usted.

Hibari lo meditó un segundo y asintió.

—Veo que se resolvió el problema. Pero no deberías mentirles. Es una forma de empezar a faltar disciplina.

—¿Es una mentira?

Kusakabe lucía GENUINAMENTE sorprendido. Eso molestó un poco a Hibari.

—¡Por supuesto!, ¿qué sería sino?

—Entonces... ¿por qué está yendo tan lejos por ella?

Eso tomó al jefe fuera de guardia, y lo consideró, yendo a uno de los ascensores. Realmente... ¿por qué? Estaba yéndose un poco de su personaje habitual si lo pensaba...

Las puertas se abrieron, revelándole una Haru que lo esperaba del otro lado como un perro enérgico esperaría a un dueño que se iba durante todo el día. Hibari básicamente podía ver las estrellitas alrededor de ella.

—¿Y? ¿Y? ¿Qué te pareció el ataque que realicé a una base enemiga?

—Que si no entrenas más estarás muerta.

Le dijo él, mientras cargaba a atacarla, siendo detenido por... ¿¡sus manos?! No... ella estaba usando unos protectores. Sonrió. Ella aprendía después de todo. Decidió atacarla con un poco más de fiereza, más erráticamente que en las sesiones anteriores.

No tarda mucho en notar que había algo diferente en los movimientos de ella.

Tardó bastante en notar qué era. Ella alternaba consciencia e inconsciencia. Parecía percibir las cosas en un estado consciente o semiconsciente y atacaba completamente ida. Era una bestia inteligente.

Pero definitivamente diferente de Pierre. Y aun así, eso no lo molestaba. Era una forma de pelea única también. Se concentró nuevamente en la pelea, al ver que ella notaba sus descuidos y atacaba.

Sonrió, mientras cruzaba las tonfas frente a su cara, evitando por los pelos que ella lo toque.

Miró su cara. Tenía una cara de tonta que seguramente era resultado de estar durmiendo y despertando a cada rato.

La pregunta de Kusakabe saltó en su cabeza, y, por instinto, empujó a Haru del otro lado de la terraza. Se preocupó cuando vio que ella estaba volando un poco demasiado, pero en seguida aterrizó con una ágil voltereta. Sonrió, pero los ecos de la pregunta seguían en su cabeza.

"¿Si no va a salir con ella por qué la está ayudando tanto?"

Era cierto. Ayudarla no le otorgaría ningún beneficio. ¿Quizás una pelea? Pero seguramente no podrían tener una de esas en serio nunca.

Repentinamente, ella estaba su izquierda. Reaccionó un poco demasiado lento, pero ella no llegó a conectar, Roll estaba ahí para Hibari. Así que se retiró.

Él notó que ya no alternaba. ¿Quizás alternarle consumía mucha energía? Debería pensar una forma en la que ella atacase a matar. ¡Porque diablos que era rápida! ¡Ya estaba su derecha!

Esta vez se giró a enfrentarla, pero en el momento en el que la vio, la pregunta renació en su cabeza.

"¿No es su novia?"

Ella conectó el puño. Él trató de defenderse, pero sólo legó a agarrarlo unos segundos muy tarde. El golpe fue con más fuerza que él anterior, también. No estaba preparado para recibirlo, así que terminó siendo tirado al piso. Y ella con él. Porque le había agarrado el brazo, y ella tampoco estaba lista para recibir un tirón.

Terminaron los dos en el piso.

Los dos se quedaron en el piso, disimulando lo más posible, para robar unos minutos y recuperar el aire antes que el otro.

Mientras lo hacían, recorrieron el cuerpo del otro con los ojos, más para ponerse en guardia que por otro motivo... pero tuvo una ligera consecuencia no planeada.

El deseo.

Una pequeña llama que pedía contacto se inició en el fondo de la cabeza de Hibari. Le sorprendió un poco pensar que quería contacto. Miró a Haru a los ojos, tratando de distinguir si a ella, que estaba básicamente arriba de él, le pasaba lo mismo. Y quizás sí, porque ella también estaba buscando mirarlo a los ojos. Fueron unos segundos de mirada silenciosa, donde el sonido agitado de sus respiraciones no parecía venir de ellos, sino de algún punto que los rodeaba, y los envolvía...

Un golpe mecánico cortó el silencio, y el momento inmóvil. Ambos habían atacado al mismo tiempo, resultando en un choque de ataques.

Miraron asombrados el resultado. Ella empezó a reír a carcajadas. Él le sonrió.

—Tengo que felicitarte – le dijo sinceramente, mientras se zafaba de debajo de ella, y la miraba – Empezamos hace menos de una semana y ya puedes seguirme el ritmo. Tienes talento para esto – ella sonrió, feliz y ruborizada –Pero las peleas son hasta que uno de los dos no puede seguir. Y la forma más rápida de saber que el otro no va a seguir es matarlo. En la mafia, las peleas SIEMRPE son a muerte. Tenlo en cuenta la próxima vez. Si no hubiesen sido novatos, podrías haber terminado... herida, o muerta.

Mientras lo decía, ponía las tonfas en su forma normal, y lentamente las guardaba. Después de eso, le murmuró algo, que Haru no supo identificar, y se va al ascensor, donde Kusakabe lo esperaba.

Al verle la espalda, repentinamente, Haru supo que, si lo deja irse, no lo volverá a ver.

Se levantó de un salto, aunque le dolían las piernas. Tenía lágrimas en los ojos. No quería. No quería que Hibari ni nadie se fuese.

—¡HI...!

La mirada, fría y cortante de Kusakabe le impidió seguir hablando.

Los vio irse, en un sopor frío. Algo... algo de todo eso le dolía demasiado. Ni siquiera sabía qué, pero...

Llamó el otro ascensor, y se fue a su casa, con algo muy frío y muy oscuro en el pecho. Volvió a su casa a paso rápido, tratando de convencerse que estaría bien, que lo volvería a ver. Era un guardián Vongola, y ella ahora era aliada de ellos... oh... eso era si los Chienz du Chaze la aceptaban como miembro. Llegó a la librería, y abrió el buzón.

Y encontró algo que NO esperaba ahí.

Un sobre cerrado, que estaba dirigido "a mi primavera".

Lejos, a varias cuadras, Hibari miró a Kusakabe, mientras estaban fuera de una casa. Su mirada le daba escalofríos a su subordinado.

—¿Es aquí entonces, no? La casa del enemigo de los Chienz...

Kusakabe asintió.

—¿E-Está seguro? Vendió su relación con Haru por esta información.

—Seguro o no, ya no es tiempo de volver para atrás en un trato. Sólo... es tiempo de matar todo lo que esté en este lugar. 

¿Libertad? (Haru) (Katekyo Hitman Reborn)Where stories live. Discover now