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Hola!! Se que llevo mucho tiempo sin aparecer pero bueno, nunca es tarde para volver, ¿no? De antemano, quiero pedir perdón por haber dejado de lado la historia de Albalia: "Te atreves a bailar", sinceramente se me fue la inspiración y no me apetecía continuarla así que lo más seguro es que la borre... dicho esto, traigo una nueva historia. Esta con personajes de OT 2020, se me ocurrió una idea chula y dije, ¿por qué no? Espero que os guste!

Por cierto, cuidaros mucho y estaos quietos en casa por favor! Un saludito desde Madrid, os quiero❤

Salió de la facultad de publicidad con una sonrisa radiante. Quizás era el mejor día de su vida, quizás era el día en el que todo iba a cambiar para mejor, al menos en el sentido económico. Aún no creía que el chiquillo ese le ofreciera tal cantidad de dinero por diseñar unos simples carteles y menos que ella se hubiera aprovechado de esa manera de la oferta, no era propio de ella. La Anaju verdadera hubiera denegado tal cantidad de dinero porque consideraría que estaba abusando bastante pero la necesidad le podía. Así era el ser humano, y Ana Julieta, aunque de buena fuera tonta, sabía que era primordial que se agarrara a esa oportunidad como un clavo ardiendo.

En la calle la esperaban sus mejores amigos Javy y Maialen. Conversaban animadamente hasta que la vieron aparecer. Ambos sonrieron automáticamente contagiados por la felicidad que Anaju irradiaba.

-Bueno, amiiiga, hoy es tu gran día_dijo el moreno dándole una palmada amistosa en la espalda.

-¡Te vas a forrar jujiti!_intervino Mai dándole un corto abrazo.

-A ver chicos, tampoco os paséis_sonrió ella con su característica calma_ No sé si fiarme del todo de Hugo eh. Verás que al final me da la mitad.

Había conocido al joven rubio de ojos azules gracias a Bruno, el novio de Maialen. Habían coincidido un par de veces y desde que le contó que estudiaba Diseño Gráfico, el chico no paró de insistirle para que le diseñara los carteles para sus pequeños y austeros conciertos. Aunque al principio se mostró reacia, al ver la gran recompensa que se llevaba a cambio terminó decidiendo que era una buena opción.

No entendía del todo la insistencia del chico. Era un cabeza loca que por perseguir sus sueños haría todo cuanto pudiera o incluso más. El plan de Hugo era arriesgado, no podía esperar que una simple promoción fuera a traerle la fama. Al menos no de la noche a la mañana. Pero parecía tan decidido que no iba a ser ella la que le quitara la ilusión.

-Vamos tía, no seas tan desconfiada_se quejó la del flequillo_¿Te vas ya para allá?

-Sí. Hemos quedado..._miró el reloj_En veinte minutos así que me tengo que ir deprisita. ¿Os veo luego?

Con la respuesta afirmativa de ambos, salió pitando hacia su destino, su destino de gloria casi asegurado. O eso esperaba. Siempre se había considerado una persona trabajadora y perfeccionista, así que esperaba dejar satisfecho a su cliente. En realidad, esa iba a ser la primera vez que iba a poner en práctica lo que había aprendido en los tres años de carrera que llevaba y también suponía una prueba grande.

Estaba tan sumida en sus pensamientos que casi se pasa del sitio. Se quedó un rato observando el edificio. Las paredes ennegrecidas y descacarilladas le daban un aspecto ruinoso al sitio. Desde luego, no era lo que Anaju esperaba encontrarse teniendo en cuenta la cantidad de dinero de Hugo.

Iba a entrar cuando alguien le tocó el hombro. Se dio la vuelta para encontrarse con una cabellera rubia y unos brillantes ojos azules. Pero no, no era Hugo. Se trataba de una chica, bastante más alta que ella y con expresión imponente.

Destiny Where stories live. Discover now