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-Va un poco a lo suyo, pero es buena persona. Te lo aseguro_comentó Bruno.

Anaju miró su segundo café solo, ya casi terminado. Cuando llegó a casa de Mai, Bruno estaba también y le contó que había coincidido con Sam en varias ocasiones. La morena descubrió a través del chico que en realidad, Hugo y ella eran hermanos políticos. El padre del rubio murió en un accidente de coche cuando él solo tenía ocho años y, dos años después, su madre se casó con un empresario con un montón de pasta, el padre de Samantha. De ahí se explicaba la gran cantidad de dinero que le ofrecía el joven cantante. La cuestión era por qué ese hombre, que ni siquiera era su padre, había apostado tanto dinero en satisfacer los sueños idealistas del hijo de su esposa.

Aunque tampoco era asunto suyo ni nada en lo que quisiera inmiscuirse. Además, ella ya se había acostumbrado a mantenerse al margen de aquellas situaciones que no le acontecían. Y esta era una de ellas claramente.

-Aún así, Bru. No has visto el desdén con el que me trataba_replicó aún cabreada_Que no me conoce de nada tío.

Bruno suspiró y Maialen se sentó al lado de la castaña empezando a frotarle la espalda para reconfortarla.

-Lo que tienes que hacer es centrarte en el trabajo y no prestarle atención. Tú a lo tuyo y ella a lo suyo. No es tan difícil.

Cuando Mai decía algo parecía tan simple. Y en verdad, no había que darle más vueltas al asunto, seguramente había sido un simple encontronazo y luego las cosas irían a mejor. Ni siquiera tenían por qué volver a entablar conversación.

-Tienes razón. Así cabreándome estoy entrando en un bucle que no me sirve de nada_concedió mientras se acurrucaba en el cuerpo de su mejor amiga_Pero vosotros venís al cocierto conmigo. Y a Javy y Rafa también los arrastro.

Ninguno de los dos presentes la rebatieron. Básicamente porque sabían que contradecir a Anaju era en vano. Era la persona más cabezota del universo y cuando se empeñaba en algo no paraba hasta conseguirlo.

                                  ...

Se pasó la mano por el ajustado vestido rojo por vigésima vez. Bruno y ella iban los primeros, por detrás los seguían Mai, Rafa y Javy a duras penas. El chico marcaba las direcciones ya que ella ubicándose era bastante mala. Internamente se apuntó que debía comprar un gps para cuando tuviera que venir, lo cual se iba a convertir en una rutina casi diaria.

Al girar la calle, empezaron a divisar a la gente en grupitos hablando animadamente. Se sorprendió bastante, no esperaba que Hugo pudiera tener tanto tirón. Tampoco es que lo hubiera escuchado cantar nunca pero sus formas no eran precisamente las más profesionales del mundo, parecía más bien un desastre a la hora de organizar eventos. Se acercaron a la entrada encontrándose con Hugo y una chica de grandes ojos azules.

-¡Anajuh! Hombre, y Bru y Mai. Qué alegría veros_dijo con su característica sonrisa desenfadada.

Rafa y Javy se presentaron. Y también lo hizo la amiga de Hugo, Eva. La chica gesticulaba de forma exagerada al hablar pero le pareció bastante simpática. Definitivamente esta compañía femenina de Hugo si le caía bien, para su propio alivio. Tampoco era plan de llevarse mal con todo su entorno, ni le convenía ni lo buscaba.

-Empiezo en diez minutos. Voy a ir preparándome_dijo y le dió una palmada a Eva_Ve diciéndole a esta gente que se vayan colocando.

La chica obedeció y, cinco minutos más tarde estaban ya todos dentro esperando la entrada del joven rubio. Entre el barullo de gente, Anaju divisó a Sam. Eva se había acercado a ella y hablaban de forma cercana, quizás demasiado. Compartían sonrisas cómplices mientras bebían cerveza. En condiciones normales pensaría que eran adorables pero Samantha destrozaba esa concepción.

No pudo observarlas más tiempo porque Hugo entró en escena y el concierto comenzó.

Una hora y media después, el espectáculo había concluido y el establecimiento comenzó a vaciarse. Había disfrutado más de lo que quisiera admitir. El chico tenía una voz bastante magnética y sus canciones tenían un estilo bastante cool. Por las caras de satisfacción de sus amigos, supo que estos opinaban igual. Y eso que casi que tuvo que arrastrarlos para llevarlos con ella.

-¡Anajuh!_escuchó una voz a sus espaldas cuando ya estaban dispuestos a marcharse. Hugo caminaba hacia ellos con los ojos brillantes de la adrenalina_¿Qué te ha parecido?

-Impresionante. Tienes mucho talento la verdad_sonrió sincera y el chico la abrazó sorprendiéndola.

-Siempre lo petas colega_sonó la voz de Eva. La chica castaña se acercaba acompañada, para su fastidio, de Samantha.

-Jo, qué guapo tío. Ha sido la hostia_afirmó él pegando un salto.

Anaju sonrió enternecida ante los movimientos infantiles de Hugo, que se había enzarzado en una ardua conversación con Eva cuando notó una mano posarse en su espalda.

Unos ojos azules la miraban analizándola desde demasiado cerca.

-Oye, quería pedirte disculpas por lo del otro día. Me pasé un poco_Samantha se rascó la parte trasera del cuello algo nerviosa.

Anaju pestañeó sin poder contener su estupor. ¿Le estaba pidiendo perdón? Desde luego no parecía la misma chica que la de hace una semana.

- No pasa nada. Fue una tontería en realidad_Mentira. Había estado media semana cabreada por el tema.

Miró instintivamente a los lados. Ni rastro de sus amigos, seguramente habían salido fuera a fumar y los cabrones ni la habían avisado.

La chica asintió dándose cuenta de su incomodidad casi al momento. Puso una mano sobre su brazo dejándola paralizada.

-Tus amigos están en la habitación de los instrumentos, creo. Bruno se los ha llevado para allá_explicó mirándola fijamente.

Anaju rehuyó su mirada sin saber exactamente por qué. Se sentía intimidada por Samantha, y eso era algo que no le pasaba con nadie. Sin embargo, sus ojos cristalinos analizando cada gesto que hacía la ponían muy nerviosa.

- Te acompaño. Ven_dijo caminando.

Para su sorpresa, se encontró automáticamente siguiéndola. No sabía a qué venía ese cambio de humor de la chica tan repentino. Ahora era la persona más amable que te pudieras encontrar. Pero la vida le había enseñado a que ser desconfiada te protegía de muchos daños, así que mantuvo una actitud escéptica y fría.

Efectivamente, Mai y el resto se encontraban admirando la gran variedad de instrumentos que allí se encontraban. Se quedó maravillada ante la cantidad de piezas que había, algunas ni conocía. Rafa, para variar, ya se las había aviado para coger un saxofón repitiendo "qué pasada" sin parar.

-Eh, los instrumentos no se tocan_reprendió la rubia a su lado señalando a su amigo. Él con cara de cachorro asustado obedeció al instante.

Y ahí volvía de nueva la Samantha implacable e imperturbable. Su rostro recobró su característica expresión fría y casi calculadora. Suspiró internamente y les instó a sus amigos a irse ya. Entre unas cosas y otras se les había hecho más tarde de lo que esperaba.

-Adiós, Samantha_se despidió Bruno, el único que la conocía, de forma cordial.

Ella asintió sin mucho afán y luego clavó sus ojos azules en los de Anaju que ya intentaba escapar de nuevo de aquella situación.

-Nos vemos Anaju_dijo suavizando un poco la voz.

La castaña sonrió casi por obligación sin apenas mirarla y salió disparada detrás de su grupo notando la mirada de la rubia abrasándola la espalda.

Destiny Where stories live. Discover now