4. Recordar

20.6K 1K 145
                                    

¿Qué acabo de hacer?

Siempre he sido una chica bastante impulsiva con respecto a mis actos y palabras. Cuando tenía 14 años tuve una tutora que cada vez que abría la boca o levantaba la mano en clase, pasaba de mi, porque según ella, hablaba sin pensar. Desde siempre he creído que se equivocaba, que decía eso porque no me soportaba. Y me acabo de dar cuenta de lo que decía no era del todo una imaginación suya.

¿Qué voy a hacer? ¿Entro a su despacho y le echo en cara que me traicionó besándose con otra? O mejor aún, entro y le digo que qué bien ha gestionado su vida, de camello a millonario.

Subo las escaleras pensando en cada una de las respuestas que le puedo proporcionar pero la cuestión es que no sé ni para que subo. ¿Quiere que le diga que le he echado de menos? Porque si quiere esa respuesta desgraciadamente no se la puedo dar. Me niego a decirle que me he pasado todos estos años pensando en él, suplicando que no le dispararán, rezando porque no quería que acabase en la cárcel o enganchándose a las drogas que él mismo vendía. 

Con nerviosismo le doy tres golpes a la puerta de su despacho y abro la puerta cuando oigo un "pase".Nada más entrar me quedo anonadada de lo grande que es su despacho y por como está decorado al estilo minimista. No tiene ningún cuadro colgado ni ninguna planta que dé un poco de vida al despacho. Todo es muy... blanco.

Por un instante desconecto hasta que Dylan hace un pequeño carraspeo y soy consciente de dónde estoy y con quién estoy. 

- Siéntate por favor- Dice Dylan. Lo miro a los ojos y me quedo atónita de lo bonitos que son, le doy un repaso de arriba a bajo y siento jaqueca, madre mía.

- ¿Qué quieres? Tengo en unos minutos una operación- digo y tomo asiento enfrente suya. Dylan asiente con la cabeza y cuando creo que no va a decir nada y únicamente he venido a estar sentada al lado suya, habla.

- Te graduaste con muy buenas notas, fuiste a una buena universidad y estás prometida, un historial de ensueño, ¿verdad?- dice secamente como con desprecio.

- Si. Prometida y feliz- miento un poco. Sé que en el fondo aunque no lo muestre le duelen mis palabras. Pero yo sé como es Dylan y por ello he aprendido que prefiero hacerle sufrir para aminorar el dolor que siento y voy a sentir.

- Así que... te vas a casar, ¿no?- comenta y se me hiela la sangre. Por extraño que parezca siento como se tensa y como el ambiente cambia.

-Si- digo.

-Creo que...- comienza a decir.

- No crees nada, no puedes creer nada. Dylan me dejaste, ya está olvídalo. - digo y me levanto dispuesta a irme, cuando veo que él se pone de pie. Sus ojos irradian rechazo, dolor.

- Sara no tienes ni idea de nada, joder. Yo no te dejé, fuiste tú.- dice y el rencor se apodera de mi, por poco sano que parezca. 

- Me fui porque me enteré de que casi me violan por tu culpa, porque me engañaste, porque hacías cosas que me envenenaban. Estar a tu lado me estaba destrozando Dylan- digo casi gritando y  con la voz triste como reflejo de mi estado de ánimo. 

- No me dejaste hablar, todo tenía una explicación que pasaste por alto. Me pusiste a mí como culpable cuando la culpa no era del todo mía.- dice furioso y acercándose poco a poco hacia dónde estoy yo.

- Bonita excusa Dylan- digo y miro para otro lado, evitando su mirada.

- Joder Sara, eres exasperarte. Déjame explicarte todo, por favor- dice Dylan enfrente mía. Estar cara a cara hace que las mariposas de mi estomago revoloteen, me hace sentir mejor. Y esa sensación me hace sentir culpable.

- No puedes decir nada. Ya es demasiado tarde, cada uno tiene su vida.- digo y me doy la vuelta para abrir la puerta y cuando estoy a punto de abrirla me agarra de la muñeca y eso hace que le mire de nuevo.

- Por lo visto no sentías lo mismo que yo.- dice y me suelta la mano cuando la puerta de su despacho se abre de repente.

Dylan cambia la cara inmediatamente y retrocede un paso de dónde estaba, mientras yo miro a la intrusa que le sonríe abiertamente a Dylan. El recién nombrado me echa un simple vistazo y se acerca a la mujer que porta un escote sumamente pronunciado.

- Carla, te presento a la doctora Linton.- dice y por educación le doy la mano. La chica me da una sonrisa y vuelve a fijar su mirada en Dylan, un acto que me da ganas de potar.

- Señor, he bajado a por eso que me había pedido y me he encontrado esta nota en su coche junto a una pequeña abolladura- dice la chica y yo instantáneamente bajo la cabeza y por los nervios juego con los dedos de mis manos.

Mierda, el coche era el de Dylan.

- Vale, ya me encargo yo. Gracias Carla.- dice Dylan sonriendo y abriéndole la puerta para que se vaya.

- De nada, jefe.- dice ella y se da la vuelta contoneando las caderas exageradamente.

Cuando cierra la puerta pienso en decirle que he sido yo la que le he destrozado un poco su coche, pero prefiero callarme. Miro el reloj y le hablo rápidamente a Dylan.

- Me tengo que ir, tengo la operación en cinco minutos- digo y abro la puerta.

- Debemos hablar Sara, esto no quedará así- dice frotándose la cara con ambas manos como signo de cansancio o tal vez se siente derrotado, aunque eso último lo veo muy improbable por el simple hecho de que es Dylan.

Asiento y salgo de su despacho hecha un lío. ¿Cómo hemos llegado hasta este extremo?. Voy lo más rápido que puedo al cambiador y me pongo mi pijama para operar. Tengo la cabeza que me va a explotar, salgo en dirección al quirófano sin procesar todo lo que acaba de ocurrir, porque sé que en cuanto lo asimile tengo probabilidades de caer y tengo que estar preparada para el impacto.

Cuando salgo ya es de noche. Me despido de mis compañeros de trabajo y me voy del hospital con ganas de tomarme un buen vaso de leche y dormir unas pocas horas plácidamente. Conforme llego al parking veo a una persona esperando en el capo de mi coche, sentada. Odio a la gente que hace eso, pueden magullarlo y la mayoría son unos mal educados. Cuando estoy a unos pocos metros gracias a la escasa luz reconozco la figura y mi cuerpo se tensa.

Una vez allí él me mira y yo le miro a él, sus ojos conectan con los míos y un sin fin de sentimientos recorren mi pecho.

- Sabía que habías sido tú-dice y sonríe picaramente a la vez que se levanta y se acerca a mi.

-¿Cómo?- me atrevo a preguntar. Observo minuciosamente a Dylan que llega a estar enfrente mía, a escasos centímetros de mí.

- Siempre nos hemos parecido, Sara Linton- dice y siento un escalofrío al percibir su dedo apartando un mechón de mi cara.

- ¿ A si?- digo en un susurro, deleitándome con la sensación de tenerle tan cerca mía. Dylan sonríe y se acerca a mi oreja.

- Si nena, me parece que tengo que volver a recordártelo- dice y me muerde suavemente la oreja. Todas mis terminaciones nerviosas me hacen sentirlo ahí abajo y sin querer suelto un pequeño gemido.

Noto un vacío de repente, levanto la cabeza para volver a verle y veo que se dirige a su coche con el que sale disparado y huyendo rápidamente.

 "No sentías lo mismo que yo" decía y una mierda. 

Déjate quererOnde histórias criam vida. Descubra agora