9. El pacto

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El capítulo de hoy, va dedicado a @paulinaca2006 y @MarcelaRodas067 !!! Gracias por seguir apoyando la novela y por ser tan amables conmigo. Sois increíbles ❤️❤️

Un edema pulmonar, un trasplante, un aneurisma... son cosas que me interesan, son cosas que hacen que se me erice la piel nada más pensar en ellas. Quedar con la madre de mi prometido para comer, no, no me gusta una mierda.

La semana había transcurrido tranquila y sin ningún incidente, se estaba volviendo eterna. Es viernes y mi plan para esta noche es ir a cenar con la Bruja. Le llamo así desde hace dos años, cuando misteriosamente ella se enteró que su supuesto hijo "virgen" había copulado con una mujer que no lo era y encima, todavía no estaban casados. Por dios, en qué siglo estamos, porque me siento bastante desubicada. Desde ese año se ha vuelto una mujer tozuda e inestable psicológicamente, al menos, cuando se encuentra a un metro de mi. Al principio era super encantadora, hasta anhelaba en ciertas ocasiones que fuera mi madre, como cuando le hacía mini tartas a Mario como recompensa tras algunos exámenes o le daba mil besos cuando lo veía, pero joder, prefiero a mi madre, y eso ya es decir.

Miro el reloj deseando que las horas pasen y este día acabe, pero por desgracia, sucede todo lo contrario. Con un humor de perros me levanto decidida de la silla y me dirijo hacia la puerta en busca de alguna operación de urgencias que haga que este día de mierda se convierta en una fantasía, y ya de paso, me libre de la tortura que supone una cena siendo criticada y aguantando a una mujer que tiene ínfulas de Dios. Bajo las escaleras para liberar unas pocas endorfinas y así desestresarme un poco. Una vez que estoy en urgencias hago un repaso con la vista desde la puerta para detectar si hay movimiento por causa de la llegada de algún trauma o si se encuentra inhóspito y por lo tanto, abortamos la misión. Mis ojos comienzan a examinar el lugar; a la derecha hay una niña con un cristal en el brazo, cosa que no me impresiona, a la izquierda en el fondo hay un paciente con sobredosis tumbado en una camilla y atendido por un médico, más al fondo se encuentra un hombre con el brazo escayolado y una brecha en la cabeza, cosa que únicamente me dentrendría unas dos horas como máximo sumando el informe médico que debería realizar.

¡No hay nada, joder! Un ruido hace que me dé la vuelta bruscamente.

Deslizo la mirada sobre mi nuevo objetivo, pero por desgracia o suerte, no es un paciente. Mis ojos comienzan el repaso en sus muslos, sus músculos se aprecian a través del pantalón de traje negro ceñido. Sin querer, mis ojos tienen un nuevo objetivo y aunque es más pequeño que sus muslos cuando crece es mucho, mucho más fibroso. Aún recuerdo cómo sabía, cómo me gustaba deslizar la lengua por el tronco de su musculado y aterciopelado pene, como gemía cuando succionaba fuerte su glande y me metía casi toda su longitud en mi boca...

- Sara, mis ojos están aquí- dijo Dylan y volví a conectar con el mundo actual. ¡Joder!.

Un sonrojo tuvo que aparecer en mi cara porque él sonrió ladinamente y me fulmino con la mirada.

- Yo...estoy un poco distraída últimamente- dije y agache la cabeza avergonzada.

- ¿Qué haces aquí? Digo, he mirado hoy el tablón y no te tocaba guardia- dice y se mete las manos a los bolsillos del pantalón, de manera que debo obligar a mis ojos que aparten la mirada porque de lo contrario, volvería a fantasear con algo que es imposible.

- Pues como hoy tengo un dia de mierda e intentado pillar algún caso que me llame la atención, pero no veo nada, así que me voy ya- digo sonriente y comienzo a andar, pero me paro en seco cuando me agarra sutilmente del brazo.

- ¿ Cómo que tienes "un dia de mierda" ?- pregunta con un tono distinto, un tono de confianza, algo que añoro en él.

- En primer lugar, esta semana es una birria y para colmo, hoy tengo que cenar con Lydia, la madre de Mario. ¿Puedes matarme?- Le digo a Dylan, el cual cuando estaba formando la segunda frase se había quedado anonadado.

Déjate quererWhere stories live. Discover now