Capítulo 5

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Ashley Danforth

—¿Él estará bien? — le pregunté a Darrell, afortunadamente mi vecino era médico. A veces le llamaba si alguno de los mellizos se enfermaba, y él acudía de inmediato, como ahora que examinaba a Marshall.

—Tranquila, tú amigo estará bien solo que despertará con un fuerte dolor de cabeza y posiblemente hinchazón en su mejilla, le diste duro Ashley.

— ¿Seguro que no tengo que llamar a emergencias? — no quería seguirle el juego a Darrell, la preocupación que tenia por Marshall era mayor.

—Seguro, solo prepara analgésicos y una bolsa de hielo— dijo, tomando su maletín y alejándose del sofá donde subí a Marshall.

—Gracias, ¿Cuánto son tus honorarios?

—Solo me debes un café— su coqueteo como siempre me incomodaba.

—Yo taigo el café— dijo Chad, corriendo a la cocina. Sonreí ante la inocencia de mi niño, de inmediato encendió la cafetera.

—¿Quieres azúcar en tu café? —pregunte divertida, Darrell no parecía contento.

—Sabes muy bien a que me refiero Ashley.

—Tú sabes que mi respuesta siempre será un no.

Sin decir más, Darrell paso a mi lado y salió de mi casa. Cerrando la puerta con un gran golpe.

—Olvilo su café— dijo Charlotte sentada en el suelo tomando aún la mano de Marshall. Suspire pesadamente, esta mañana era realmente una locura.

Mire al inconsciente Marshall, sabía que viajaría hoy a Australia sin una fecha concreta de regresar. Sin embargo, ni en mis más locos pensamientos imaginé que se presentaría en mi puerta antes de subir al avión.

Cuando el timbre de mi casa sonó esta mañana pensé que sería mi madre cambiando de parecer sobre pasar más tiempo con nosotros, así que sin dudarlo abrí mi puerta, en lugar de una mujer baja y de cabello corto blanco, encontré al hombre que invadía mis sueños cada noche.

Marshall no podía verse más malditamente sexy con botas de combate, jeans, playera blanca y su cazadora negra. A quien engañaba, Marshall Wayne se vería sexy incluso con aquellas horribles camisas de estampado florales. Al darme cuenta que no era un sueño y que él realmente estaba aquí, quise mantener mi postura de jefe- empleada como él me había dicho.

No conté con que mis mellizos también se despertarían, tenían el sueño ligero. Entré en pánico, nunca había mencionado a mis mellizos a ninguno de los Wayne, en realidad a nadie. Simplemente porque quería mantenerlos fuera de foco, tuvieron suficiente de ello en el pasado. Así que cuando Chad apareció no dudé en protegerlo de la mirada de Marshall, mi niño estaba a punto de volver a su cama cuando Charlotte se unió a nosotros.

Entonces supe que era demasiado tarde para ocultarlos. Aunque no espere que Marshall se volviera completamente loco. El hombre se golpeo tan fuerte en la cara, que nos hizo saltar. Quise advertirle que caería por los escalones, pero no fui lo suficiente rápida y el trastabilló y cayó quedando inconsciente en mi entrada.

—Mami, ¿cles que el loquito despiete? — preguntó mi niña, acariciando el rostro de Marshall.

—¿Loquito?, el señor Wayne va a despertar.

—Mmmm, ya se — temía por la idea que tenía en esa cabeza rubia— y si le damos un beso.

—¿Un beso?

—Siii, como en los cuentos— agregó Chad uniéndose a nosotras.

—Pero en los cuentos son los príncipes quienes despiertan a las princesas dormidas. No sé si funcione al revés.

Valentine's Love - Amor de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora