Capítulo 9

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Ashley Danforth

Dicen que después de la tormenta viene la calma, Marshall se encargó de traernos la calma. Inevitablemente todo sobre mí y los niños salió, aunque evitamos que llegará a ellos. Prácticamente los metimos a una burbuja mientras mi hombre con ayuda de su familia detenía a la prensa. De inmediato averiguaron de donde había salido toda la información, Darrell. El maldito nos vendió, por supuesto Marshall no se quedó con las ganas de golpearlo a pesar de las consecuencias, Darrell acabo con dos costillas rotas y un ojo morado mientras los abogados de Marshall evitaron que fuera a la cárcel.

La mudanza fue rápida, para mi sorpresa Mars ya tenía listas las habitaciones de Chad y Charlotte. Su casa era la típica cueva de un hombre soltero, al menos lo fue antes de que él decidiera cambiar la decoración, no sabía exactamente cuándo inicio la re decoración sospeche que fue durante su viaje. Teníamos un hogar lleno de amor y diversión. Marshall y los mellizos reforzaron su vínculo cada día, pensé que ellos sentirían la pérdida al mudarse de la casa donde crecieron, el primer día fue así hasta que descubrieron que ahora tenían un jardín más grande, piscina y además de la promesa de Mars de construir una casa en el árbol.

Los hermanos Wayne me demostraron lo unidos que eran, defendiendo a los suyos y ahora éramos parte de ellos.

Si pensé que mi vida estaba oculta, no conocía lo bastante a Noah Wayne, él conocía mi secreto. Solo era un hombre que guardaba silencio, además sabía que amaba a su hermano y como él dijo "finalmente, estaba cansado de estar en medio de su tensión sexual"

Maggie por otra parte era una contradicción de emociones, parecía feliz por lo mío con su hermano y al mismo tiempo enojada porque perdimos muchos años. Y ni hablar cuando conoció la historia de mi familia, furiosa porque no le conté nunca y aun así me abrazaba con cariño. Finalmente conoció a los mellizos al instante los amo como toda una tía. Eso sí, les advirtió a sus hermanos que no debían tener más hijos sin decirle. Sin más, ambos hermanos nos dieron la bienvenida a la familia.

—Chicas creo que quiero un bebé— la voz de Maggie me hizo regresar al presente. Había quedado con Beth y Maggie para el almuerzo.

—¿Un bebé? — preguntó Beth, pinchando el melón de su plato.

—Sí, es que miro a mis sobrinos— todas dirigimos nuestras miradas a los niños que jugaban en el arenero— y me imagino a un mini Ever corriendo o una mini yo haciendo equipo con Lottie para molestar a los chicos. —Suspiro pesadamente volviendo su mirada a nosotras— hace tres días deje de tomar la píldora. Y prácticamente he violado a mi prometido.

—Te creo — dije burlona. Recordando aquella mañana donde Marshall y yo la encontramos en su cama. —Ahora entiendo porque caminas como Bambi.

Beth escupió su café a un lado por la risa.

—Que puedo decir Everard sabe utilizar esos 25 centímetros de su macana.

—Chicas por favor paren— dijo Beth, no sabía si estaba sonrojada por la risa o por vergüenza.

—Venga Beth, que el otro día salí a correr temprano y te he escuchado. No sabía si regresar a mi casa por Everard porque parecía que te estaban matando.

—Oh Dios — dijo Beth, cubriéndose la cara.

—No debes avergonzarte, al menos tú no tienes sexo en el auto, en frente de la casa— abrí por completo los ojos —si Ash los pille, sois un par muy creativo debo reconocer.

—Eres una pervertida Maggie— dije lanzándole una de mis uvas.

—Para nada, es una de las desventajas de ser vecina de mis hermanos. Ahora volvamos a lo de mi bebé.

Valentine's Love - Amor de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora