Elaila

No sé si hice lo correcto, ver a esa mujer en el suelo suplicándome, me desarmó, no pensé que fuera a hacer algo parecido. Me pidió ayuda, se vio vulnerable y desesperada, pero yo no quiero tener cargas que no me corresponden.

Eres una perra egoísta

Ruedo mis ojos al ver cómo me auto ataco por lo que hice, desde anoche no me he sentido nada tranquila, me cuestiono a cada segundo, no pude pegar un ojo.

Tener a Adriel a mi lado, ignorándome como si fuera invisible, como si no hubiera presenciado lo que sucedió en la cena de anoche no me ayuda. En parte agradezco que mantenga la distancia  y que todo haya acabado, aunque su tía debe odiarme.

Si alguien hubiera aparecido en tu calvario hubieras querido que te ayudara.

Ese tipo de pensamientos son los que me hacen sentir culpable por haberme negado a permanecer junto a Liria, me hacen arrepentirme de no ayudarla, pero tengo miedo, no sé con qué trata, y por más que la curiosidad me pique, no la dejare extenderse, debo mantenerme a salvo.

- ¡Elaila Blake!

El grito llama mi atención en cuestión de segundos, miro al frente; el maestro Daniels de filosofía, me mira con la cara contraída del enojo.

-Aquí presente maestro

- Hace más de media hora tomé la asistencia señorita Blake. – Todos ríen. Me hago pequeña en mi asiento. – ¿Él señor Wells es mucho más interesante que la clase? – No respondo, me congelo al escuchar lo que ha dicho, ni yo había notado que lo miraba con fijeza - De ser así debería admirarlo fuera del aula, mantenga los pies la tierra y ponga atención, debe esforzarse para obtener la calificación que necesita para pasar al siguiente año, ¿Entendido?

-Si – Le respondo con la voz baja, me siento intimidada, todos me observan aún, eso me incomoda, o es lo que me quiero hacer creer, no quiero pensar que el causante de mi nerviosismo es el chico de cabello azabache a mi lado, no tengo certeza de que me este observando, no levanto la mirada, pero siento como me perfora con su mirada.

- Cerraremos el tema visto hoy con un ensayo, lo harán en parejas. Solo podrán escoger como tema una teoría de Sigmund Freud.

Levanto la mano.

- ¿Si señorita Blake? – Me pregunta el maestro con hastío.

- ¿Puedo realizar el ensayo sola? – Pregunto.

Comienzo a tronar mis dedos en señal de nerviosismo, no tarda en darme una respuesta que me deja helada.

-La señorita Jones, su profesora de Biología me comento que usted es la que está encargada de poner al nuevo estudiante al día, di por hecho que serían compañeros.

-Pero eso solo sería para la clase la señorita Jones – Replico con un tono de voz un poco elevado.

-Señorita Blake, le recuerdo que no se encuentra en posición de discutir y mucho menos dirigirse de esa manera a un maestro, así que le exijo respeto. – Me responde de vuelta, me hago pequeña en mi asiento, odio esto de mí, no me gusta que me reprendan y sentir que  no pueda defenderme. - Así que no está a discusión hará el ensayo junto al estudiante Wells.

¡Maldita sea mi suerte!

Paso el resto de la clase sin moverme de mi asiento, al sonar la campana, me apresuro en tomar mis cosas.

-Hoy en mi casa, a las 3:00 de la tarde, puntual Elaila. – Habla Adriel a mi lado.

Termino de recoger mis cosas y salgo disparada del aula, como si mi  vida dependiera de ello, no quiero ir, no quiero hacer el puto ensayo.

Llego a mi casillero y tiro todo dentro con molestia, lagrimas comienzan a brotar de mis ojos, me siento débil, poca cosa e impotente, vine a vivir aquí para escapar mi anterior vida, pero cuantas veces no lo he hecho, yendo de un lugar a otro, intentando ser parte del montón, pero pareciera que me tomaran de blanco para lanzar dardos de odio y veneno.

-A que no le pagaron el polvo y por eso está llorando como la buena estúpida que es en medio del pasillo – Escucho decir a Ángela a mi espalda, no quiero girarme, no quiero enfrentarla, solo deseo desaparecer, y estar en clama.

Cierro la pequeña puerta de mi casillero con fuerza, y me volteo para dirigirme a la salida chocando con los cuerpos de los estudiantes que se habían acercado a escuchar cómo me humillaba, uno me toma del brazo con fuerza provocando que levante mi mirada topándome con Adriel Wells.

-Qué patética, no eres capaz de defenderte ni a ti misma. – De un tirón me suelto de su agarre y echo a correr a la salida de la escuela.

No hacía falta que me dijera lo que ya sabía, quería irme (De nuevo) y lo haría, sería esta noche, ya me había cansado de los ataques de todos, comenzar de cero es lo que necesitaba.

----❄----

-No te irás, ¿Cuántas veces tiene que iniciar de cero Ela? – Me hablan del otro lado de la línea telefónica.

-Cuantas veces sea necesario, tengo el dinero para hacerlo, solo quiero que todo sea como antes. –Digo intentando sonar normal y tranquila, colocando todo mi empeño en no quebrarme, no de nuevo, ya mucho tuve con flaquear en la escuela.

-Nena, sabes que eso no será posible, debes saber que no siempre habrá personas buenas, el mundo está repleto de gente podrida, solo no te dejes llenar de suciedad. – Me habla con un tono calmado, casi siento que es Dante quien me habla.

Pero no lo es.

-Así que seguirás allí, serás la nena fuerte que conozco y cumplirás con los pocos meses que te faltan para terminar el año escolar.

-Lo haré, seré fuerte, por mí, porque Dante lo hubiera querido así. – Digo un poco más motivada.

-Esa es la Jade que conozco, deberías marcarme más seguido, no está de más que me hagas saber que estas viva. - Me quedo en silencio al escuchar lo que ha dicho. – Muy mal comentario lo siento peque...

-Ten buena tarde. – Corto la llamada al instante, no es su culpa, a veces olvida lo que sucedió, pero yo jamás lo haré.

Me acomodo en mi cama para dormir un poco antes de arreglarme e ir a realizar el ensayo con Adriel tonto Wells.



NEEDWhere stories live. Discover now