Dieciocho

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- 6-3 para las españolas. Las americanas están desesperadas. Parecía, al inicio del partido, que ellas controlaban todos los golpes. Pero Alba y Natalia estaban equilibrando su juego. Ahora están imparables.

-Sí, eso es. Estamos viendo un juego sin fallos. Con dos tenistas que nunca habían jugado dobles.

-Y que se llevan mal.

- No lo parece, Andrea. Además eso nos da igual. Estamos viendo el mejor tenis femenino de la historia de nuestro país. Nadie se puede perder este partido. Nos están dando un día magnífico.



ALBA POV

Todo iba genial. Apenas podía creérmelo. Llevaba todo el día más nerviosa y con más dudas de lo habitual en mí. En mi partido individual los nervios me habían jugado una muy mala pasada, tanto que llegué a pensar que no podría remontar. Pero no. Natalia consiguió apaciguarme. Nunca nadie me había dado tantísima tranquilidad como ella y eso no hacía más que confirmar las palabras de mi hermana. Tenía que arriesgar. Mi trabajo iba de eso, de arriesgar constantemente y era número uno. No debía ser tan difícil.

Después de lo que había pasado con Mari, la morena había conseguido animarme. Me había hecho jurar y ella me había jurado a mí que íbamos a ganar este partido por ella. Había conseguido retornar la confianza a mi mente y lo había afianzado con un abrazo. El primero que se atrevía a darme. Y yo volé de felicidad. Ese abrazo había sido lo mejor que me había pasado en mucho tiempo, el momento donde había encontrado por fin la luz a toda la oscuridad que mis propias inseguridades y miedos habían traído a mi vida. Marina tenía razón. Tenía que dejarme llevar, dejarlo ser y, sobre todo, ser sincera. No sabía qué era lo que sentía la morena. Quizá ella solo trataba de ser amable y gentil conmigo. Intentar que nos llevásemos bien después de tantas cagadas por parte de las dos desde que nos conocíamos. Pero debía comprobarlo. Tenía que...no sé...ser sincera y ver si todos los sentimientos que me generaba eran recíprocos y si podían llevarnos a buen puerto.

Otra que no se equivocaba era Anabel. Ella había apostado por nosotras, por este partido y de momento, todo iba más que bien. El primer set estaba de nuestro lado y el segundo estaba encaminado. Nuestro juego se compenetraba tan bien que estaba muy sorprendida, pero no solo era el juego, era todo. Nuestros movimientos eran completamente sincronizados. Ella sabía donde estaba yo sin ni siquiera girarse a mirarme, y a mi me pasaba igual. Por momentos, incluso, sentía que éramos una única persona. Una sola jugadora pero mucho más fuerte que nunca.

Las americanas no sabían cómo y de qué manera contraatacar. Serena se había empeñado en disputar el dobles junto con Alison Riske. La número uno estadounidense no iba a jugar el partido pero, según Anabel, tras saber que yo sí lo jugaba, quiso volver a medirse a mi. Se equivocaba. No se enfrentaba a mi, se enfrentaba a Nat y a mí. No era el mismo partido de antes. Pero al parecer, ella no lo estaba entendiendo así. No jugaba con su compañera. De hecho no contaba con ella para iniciar jugadas y apenas tenía en cuenta a Nat en pista. Craso error. Este era un partido diferente al anterior y Serena se comenzaba a desesperar.



-5-2 en el segundo set y las nuestras restan para ganar el segundo punto en la final de la Fed Cup. Eso nos dejaría a un solo punto de vencer en esta gran final. Punto que se disputarían en la jornada de mañana.

-Así es. Nos queda la duda de quién va a ser la jugadora que dispute ese primer partido de la jornada de mañana. Recordamos que la única jugadora que aún no ha pisado pista ha sido Lara y que María se lesionó en el anterior partido.

-Bueno, pero eso ahora no nos preocupa. Ahora estamos viviendo un partido histórico por el gran tenis y las grandes doblistas que se han estrenado en el día de hoy. Natalia Lacunza y Alba Reche están dando un gran espectáculo en técnica y complicidad.

Todo lo que soyWhere stories live. Discover now