6. La hora de las verdades.

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Marco, no confío yo en mi para protegerme como que alguno de vosotros se sienta tranquilo para que en una lucha yo pueda estar sola sin causar un desastre de los míos y mate a alguno de vosotros por accidente o se causante, no me lo perdonaría - Ahora Marco se levantó y poniéndose a mi lado me dio un abrazo por los hombros.

- No eres débil y nosotros tampoco. Solo tienes demasiada motivación en hacer las cosas bien a la primera y eso hace que comentas esos errores. Preocúpate menos y por lo que dices no te preocupes no somos ninguno débiles y siempre complementaremos tus torpezas - con la cara roja y llena de lágrimas miré al buen hombre que me daba ánimos. Con una sonrisa le di un abrazo y caímos entre risas en la cama.

- Muchas gracias, necesitaba que alguien me dijera eso y no lo sabía - restregué mi cara por su pecho limpiando mis lágrimas a su camisa. En eso escucho como la puerta se abre

- Oye Marco Thatch ya se ..... - me gire y vi que era Vista, que nos miraba con los ojos abiertos - perdón no sabía... yo... esto... - salió de la habitación y dando un portazo se fue. Me reí porque sabía lo que había pensado. Así que me incorpore e iba a ir tras él para explicarle, pero Marco me interrumpió.

- Tranquila se lo explicaré después. - asentí y me volví a sentar. - Quiero decirte una cosa desde que llegamos al barco. - eso llamó mi atención - Creo que necesitas escucharlo ahora, puede que te anime para ver que si que eres más fuerte de lo que crees. - Marco se levantó y fue a su mesa de donde sacó unos papeles de los que separó uno en concreto. Me lo tendió y me quede helado con lo que había en el. - El día que llegaste al Moby Dick el viejo no te acepto solo por que venias con nosotros, si no por esto - delante mía había un cartel de se busca, con la cara de mi madre algo más joven. Abajo ponía Umi "La parca" 400.000 berries. No lo creía era mi madre. Y Barbablanca lo sabía y ahora Marco.

- ¿Cómo? - no sabia que decir, sabía que mi madre había tenido una vida movida de aventuras, pero nunca me dijo que era pirata.

- Al parecer nada más verte pensó en que podías ser su hija y al escuchar tu nombre se lo corroboro. - mire a Marco extrañada - Umi significa océano y Yoko es la hija del océano - sonrió en mi dirección, por mi mente pasaban muchas cosas en este momento.

- ¿Mi madre era una pirata? - esto pareció extrañar a Marco, seguro pensaba que lo sabría.

- Si, pero no cualquier pirata. Fue la tercera al mando en la banda de Gold D. Roger, el Rey de los piratas

Abrí mucho los ojos, Gold D. Roger, sabía quién era. Desde que llegué a este barco no había escuchado más que de los cuatro grandes yonkous y del famoso rey de los piratas. Me parecía que había sido un gran pirata y el hecho de que lo matara la marina era injusto. Pero ahora me enteraba que mi madre era parte de su tripulación. No me lo creía necesitaba interiorizar toda esta información. Me comencé a levantar y me iba a marchar, cuando antes de salir de la puerta me agarro Marco del hombro.

- ¿Yoko?- sabía que no tendría una buena cara pero la verdad estaba bien solo tenía que asimilar las cosas. Era demasiado para mi.

- Esta bien solo necesito...algo de tiempo a solas para asimilar todo eso.

Salí de la habitación de Marco, con un montón de cosas en mi cabeza. Mi madre era una pirata pero no cualquiera si no que una nakama del pirata Roger, eso era decía que mi madre era muy fuerte. Recordé todo lo que mamá me había contado de sus aventuras y comencé a hilar la información. Los chicos malos que siempre la perseguían eran los marines y....

- Oh dios mío...- solté de repente, causando que algunas de las personas a mi alrededor se fijara en mi. Entre ellos estaba Dante que se acercó a mi.

La hija del océano - Historias del Grand Line IWhere stories live. Discover now