11. De verdad no me creo que pasara

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No sabia que me llevaba a querer hacerlo pero puede que el grado de alcohol en mi sangre hubiera influenciado pero quería besar a Ace. Este seguía agarrándome, pero sus manos se deslizaron lentamente de mi espalda a mi cintura. Su mirada era intensa y profunda, para nada normal en el pirata. No era capaz de moverme o de separar mis ojos de los del pelinegro.

Solo se vive una vez ¿no es así? con un atisbo de confianzas subí mis brazos y agarrando al pelinegro de la nuca junte mis labios con los suyos. Este no mostró alguna queja por este hecho. Si no que apretó el agarre en mi cintura y me devolvió el beso.

El beso era cada vez más húmedo y caliente, nuestras manos recorrían todo nuestro cuerpo y ahora estaba con la espalda pegada a una pared y las piernas enrolladas en la cadera del pecoso.

No habíamos dicho una sola palabra desde que junte mis labios con los suyos, pero no era necesario. Nuestras manos, lenguas, labios y demás partes del cuerpo se entendía a la perfección.

Note como la mano de Ace se metía por dentro de mi pantalón y ahí es cuando me tense un poco, no es que fuera a ser mi primera vez, en Sanxen había tenido un encuentro sexual con otro chico pero había sido algo decepcionante, no estaba segura de que pudiera continuar con eso en un callejón en la calle.

La boca de Ace me daba besos en el cuello lo que nublaban un poco mi razón, pero tenía que recuperar el control de la situación.

- Ah... Ace... no debemos... podrían ver... - note como con mis palabras Ace se paraba y me miraba con sus pupilas dilatadas. Con una de sus sexis sonrisas ladinas las cuales solo había visto que me las diera a mi, retiro la mano para impulsarme y acomodarme mejor en sus caderas, haciendo que el contacto fuera más.

- Pero mientras no pasemos el límite...- sabía a lo que se refiere así que le sonreí y continué besándolo.

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Me desperté y la luz que se colaba por la ventana me daba de lleno en la cara, con un quejido me removí en la cama, cuando todo lo que había pasado la noche anterior asaltó mi mente. Había besado a Ace estaba borracha y mis actos no los controlaba del todo pero algo en mi interior se sentía avergonzada e ilusionada con lo que había pasado con el pelinegro.

Habían sido besos y caricias entre sonrisas, hasta que llegamos al Hostal y si no llega a ser porque Teach estaba en la puerta habríamos acabado acostándonos. Gire en la cama con la almohada en la cara para contener mis gritos de adolescente que acaba de ser invitada a una cita por el chico popular. Seguía sin creerlo, había besado a Ace y el me había correspondido. Como me enfrentaría al comandante ahora. Ese pensamiento me sacó de mi alegría para luego pensar en diferentes escenarios, ¿y si no le había gustado?¿Y si no era más que otra de las muchas chicas de las que podría llevarse a al cama? ¿y si me traicionaba como lo había hecho Seth? Los ¿Y si...? me estaban comiendo la cabeza y no dejaban de agobiarme así que me di una ducha rápida y me fui a dar una vuelta por el pueblo.

Iba por el puerto viendo como eran los barcos que había y las personas que bajaban de allí cuando escuche unos gritos. Eran unos niños que estaban siendo intimidados por dos malhechores. Me acerque rápidamente, antes de que uno de esos hombres golpeara a un niño.

- OYE...- me había puesto en medio parando el golpe que iba en dirección a un niño. - Qué crees que haces, no puedes ir molestando a las personas así como así y menos golpeando a niños. - Me enfadaba la violencia a personas que como esos niños no podían defenderse, puede que fuera por que en alguna momento me veía a mi.

- Pero mira que cosa mas hermosa, Ren. - intento tocarme la cara pero enseguida aparté su mano.

- Ni se te ocurra tocarme si no quieres que te rompa la mano.- amenace, lo más segura que podía.

La hija del océano - Historias del Grand Line ITahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon