Vigésimo Acto.- Flores para la Gigante

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Como siempre, el tiempo pasa de manera tan pacífica y hoy no es diferente. Sentada en el filo de la madera frente al patio se encontraba la imagen de la pelimorada cepillando la máscara de Inosuke, el clima es ideal junto a esos radiantes rayos solares y el cielo despejado, con nubes alargadas sobre todo el firmamento.

Ella llenó sus pulmones con todo ese aire puro que le puede dar el campo que la rodea, y deja salir un suspiro aliviado. Simplemente, un hermoso día.

—¡Chumiko!— La voz de Inosuke la llamaba desde adentro—¡Lo he terminado ¡Ven y aprecia mi inteligencia!— El tono lleno de orgullo le hacía reír a Yumiko quien se levantó del suelo sutilmente. Dejando atrás a aquella máscara para que siguiera tomando el aire bajo el agradable clima.

Yumiko por su parte, al llegar observó las cuatro páginas llenas con una caligrafía... más o menos entendible. Aquello era el ensayo que orgullosamente el muchacho de ojos verdes miraba como su máxima obra de arte porcina.

—Oh, veo que solo te tomó cuatro días y dos horas—Dijo alegre la pelimorada mientras se sentaba frente al muchacho y tomaba las hojas entre sus manos—¿Puedo leerlo en voz alta, Inosuke-kun?

—Claro, solo porque eres tú, Chumiko— Respondió el muchacho con una sonrisa llena de satisfacción. Yumiko se sonrojó levemente mientras bajaba su mirada a las hojas.

"Flores para la Gigante"

"Años atrás existió una mujer gigante que vivía sola en la colina, ella siempre estaba triste porque había sido secuestrada por el Guardián del Bosque. Él le puso una maldición a la mujer diciendo:

—Debes plantar flores para poder escapar—

La mujer gigante aceptó el reto, pero pasaron muchos años y nada había crecido en el campo de flores.

La mujer gigante no entendía porque no crecía flores y estaba muy triste. Pero, un día llegó el extraordinario, genial y increíble Rey de la montaña para alibiar el dolor de la Gigante, por eso preguntó:

—¿Qué susede mujer? ¿Por qué estás triste?—

Y ella respondió: —Estoy triste porque no crecen flores y me siento sola—

La mujer gigante comenzó a llorar y sus lágrimas eran demasiado grandes que casi aogan al gran rey. Él pidió que parara para poder usar la "Intelligencia". Él rey pensó y una idea se le ocurrió.

—¡Yo te ayudaré! Y juntos haremos crecer flores—

La mujer gigante y el rey hicieron un campo lleno de flores en pocas semanas. Y las flores crecieron hasta ser tan grandes como los pinos.

La mujer gigante estaba feliz, entonces agradeció al gran rey de la montaña por su ayuda. Pero el Guardián del Bosque apareció ante ellos y los detuvo.

El Gran Rey estaba listo para pelear contra el maldito bastardo y patearle el trasero, pero la mujer gigante me detuvo y dijo que debía esperar.

—Sabes por qué las flores crecieron—

Preguntó el Guardián y ninguno sabía la respuesta.

—Porque la mujer gigante comenzó a sonreír. Ahora es libre—

El Gran rey y la mujer gigante salieron felices del boske y vivieron felices para siempre.

Jamás se separaron.

"Fin"

Yumiko se tomó un tiempo antes de poder reaccionar ante tal abismal avance del muchacho, más allá de pensar que Inosuke estuvo a la capacidad de poder escribir algo tan largo como un cuento, podría ser impensable para cualquiera hace casi dos meses atrás....

Perdida en sus pensamientos, ella no notó la hoja que le estaba siendo extendida frente suyo, por eso el joven carraspeó con su garganta para llamar su atención.

—Chu... ¡Yumiko!— La pelimorada de ojos grises subió su mirada algo confundida, pero encontró un dibujo con los personajes del cuento.

Pero lo que más le llamó la atención fue el enorme girasol que llegaba más arriba de lo que suponía que eran árboles. Lentamente, Yumiko bajó las hojas del cuento y tomó el dibujo entre sus dos pálidas manos para apreciar los rayones violentos pero entendibles de Inosuke.

—Yumiko, debes recordar que no estás sola— La pelimorada pudo apreciar el rostro del joven un poco ruborizado mientras le dejaba encima de la mesita de madera un bello ejemplar de un girasol—¡FELIZ DÍA DEL MAESTRO!

Antes que pudiera decir algo, el joven Hashibara se levantó rápidamente y huyó. No quería que lo vieran con su rostro arder, sin embargo, su instinto presenció ese aroma que Yumiko suele tener cuando llora, por eso se giró apresurado hacia la habitación.

—¡¡¿Ahora por qué lloras, Chumiko?!!— Él no entendía nada de la mujer gigante frente a él, quien ahora solo mantenía abrazado el girasol a su pecho.

No tardó en apresurarse hacia ella, pero la pelimorada lo detuvo con una sonrisa hacia él mientras que sus ligeras lágrimas bajaban por sus mejillas.

—Gracias Inosuke— Con su mano comenzó a limpiar las lágrimas conmovidas por el momento.

A pesar que el salvaje muchacho que aceptó como pupilo no entendiera todavía todas las reacciones de un humano o si quiera aprender a distinguir los diferentes contextos del mundo que lo rodea. Hizo un gran esfuerzo y puso empeño para escribir eso.

—Entonces, no estás triste— Dijo con un tono confundido mientras tomaba asiento junto a ella—¡Chumiko eres difícil de entender! Eres una mujer rara— A pesar que tenía su ceño fruncido por no comprender, por dentro estaba feliz de que su regalo la haya hecho feliz.

—Inosuke— Llamó la mayor, pero antes que pudiera girar su cara hacia ella, sintió algo muy suave rozar su mejilla, algo muy cálido y de reojo observó que era la gigante quien dejaba un... un....

La chica se separó segundos después junto a su rostro que comenzaba a crecer un sonrojo, pues demasiado nerviosa se llevó el cuento junto al dibujo y la flor, siendo ella la primera en huir por la vergüenza del momento.

—¡Ha-haré el desayuno para la noche!— Fue lo que dijo antes que su figura desapareciera por los pasillos de la casa.

—...

Por otra parte, Inosuke estaba analizando lo que acababa de ocurrir y de manera instintiva llevó su mano hacia su mejilla, la cual la sentía tan caliente. Primeramente, se asustó porque su corazón latía como un maldito condenado y su rostro le quemaba.

—...beso— Y sin más, el de cabellos negros se dejó caer al suelo mientras cubría parte de su rostro con el antebrazo. Dios, quería gritar y salir corriendo por todos los lugares, hasta treparía por el techo con tal de relajar su corazón con actividad física.

Sin embargo, él no tiene las fuerzas de mover sus piernas. Tiemblan como si fuera un cubo de tofu y ¡Maldición! Ni siquiera con el enemigo más fuerte ha temblado así...

Pero en su mente apareció una palabra con letras brillantes y no era más que "Felicidad". Inosuke era feliz en ese momento, por lo que él deseo que ese momento pudiera quedarse así para siempre.

—Maldición...

.

.

.

Hola de nuevo! Muchísimas gracias por toda esta espera, pero por fin puedo decir que he traído un nuevo capítulo de esta hermosa historia~

Hoy es un día especial y pues claro aproveché la oportunidad para desearle a Yumiko un hermoso día del maestro y pues también con un avance en esta relación. Solo tengo una opinión de esta hermosa pareja y es que ambos son como ese amor en la infancia, en donde ambos solo muestran sus más puros sentimientos, casi nada yendo por el deseo carnal.

Esto es amor puro del cual te da diabetes. Así que estoy contenta en poder reflejar esos sentimientos con estos pequeños momentos...

Y eso es todo, no tengo nada más que agregar a esta nota de autora, por lo cual...

Me despido

【Ens é ñame】 - [Inosuke  ̶H̶a̶s̶h̶i̶b̶a̶r̶a̶ Hashibira]Where stories live. Discover now