Vigésimo Tercer Acto: La visita de una mariposa

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Porque el tiempo con Yumiko culminaba aquel último día de la semana, Inosuke estaba sentado sobre el tatami, alzando su mirada con calma hacia el calendario, en donde marcaba con rojo la llegada de aquella mariposa...

No supo como sentirse, por una parte, se encontraba feliz y emocionado ya que sus sentimientos son correspondidos, ¡son correspondidos! Por aquella amable mujer gigante. Pero, luego está aquel lado que mostraba su lado menos cool, ese lado en donde puede quebrarse como un cristal con solo pensar que se apartará de Yumiko, no quiere dejarla sola por ningún motivo...

Y más allá de su razón, pensó efímeramente, que él era igual que ella, ambos viviendo solos por mucho tiempo, rodeado a veces por seres queridos y a veces guardando todas las tristezas para uno mismo, solo para lucir fuerte, o solo para aparentar que todo está bien.

Cuando en verdad, no lo es.

El de cabellos bicolor se regañó a si mismo por ser negativo, recordó las palabras y los mimos que le ha dado Yumiko los días después de aquella confesión, en donde la mayoría de sus sentimientos fueron soltados, y que a poco a poco se fueron fortaleciendo, ya que ahora están más juntos.

"Siempre juntos"

Inosuke, finalmente se levantó del suelo y abrió con cuidado la puerta que daba hacia al bosque y decidió ir por un paseo para "aclarar las ideas", nunca pensó que caminar entre la ligera capa de neblina y llenar sus pulmones de aquel aire tan puro, tan frío, pero a la vez reconfortante, sea la cura para sus nervios.

Hoy es el día, hoy se enfrentaría con todo lo que tiene para defender el nombre de Yumiko Hashibara. El joven solo se rió, a él le encantaba como sonaba su apellido con el nombre de Yumiko, es como si estuvieran destinados a estar juntos.

"Ahora el Gran Rey de la montaña, se encuentra más tonto que su secuaz Chenitzu, quién lo diría"

Entre los árboles, se le ocurrió ir a buscar las moras que tanto le gustan a la gigante, esperen, una gran idea se le ocurrió. Entonces su paso se apresuró y su sonrisa se ensanchaba con entusiasmo. Mentalmente se prometió hacer las cosas bien y sorprendería a Yumiko con el mejor desayuno que haya probado y todo hecho por él.

Y claro, no perdería la pelea con la cocina.

Pronto, el sol comenzó a salir entre las montañas, sin embargo, su luz alumbraba pobremente al paisaje y el frío viento soplaba. Aún así, el día para Yumiko debía empezar. Sus ojos se abrieron lentamente y con algo de pereza se removía entre las espesas sábanas del futón, estaban tan calentita que era irresistible no quedarse ahí metida todo el día.

"No puedes hacerlo Yumiko, debemos hacer bastantes cosas hoy, y primero debemos despertar a Inosuke" Se recordó, y sus ánimos subieron a la vez que se levantaba, se limpiaba la cara y sujetaba su cabello con aquel hermoso broche de mariposa.

Ella sabía que hoy es el día, y no hay mejor momento para usarlo, así que caminó hasta el armario y entre sus cosas, ella sacó su cajita llena de las cosas más valiosas que tiene. Con delicadeza removió la tapa y con cuidado fue haciendo espacio entre el cuento de Inosuke hasta sentir su broche.

"Kanae-neesan..."

Una sonrisa se plantó en sus labios de manera instantánea, los cálidos recuerdos de ella aún seguían vivos en su memoria, aquel broche fue abrazado con ternura, era como imaginarse los cariñosos abrazos que le daba Kanae cuando su corazón se encontraba abatido por la tristeza.

— Gracias por todo, Kanae-neesan— Los pálidos labios de Yumiko temblaban, pero calmó su respiración y decidió guardar su caja y levantarse.

【Ens é ñame】 - [Inosuke  ̶H̶a̶s̶h̶i̶b̶a̶r̶a̶ Hashibira]Where stories live. Discover now