Dulce

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Han pasado nueve meses desde que puse un pie en esta carretera. Después de encontrar varias partes de la vespa y de revisar todo lo que hay que revisar no creí que volvería aquí solo.

Según los informantes de FBI, México frecuentaba mucho los embarcaderos de esta área, a pesar de que le dije que no lo hiciera, ese pequeño demonio, ¿En qué me hacía caso? México siempre fue muy terco como para seguir consejos de personas más experimentadas que él, recuerdo que solía decir que "Sólo puedes saber algo si tú mismo lo haces"... Centro ¿acaso no viste el peligro de tus palabras?

Comencé a deambular por la zona boscosa al lado del camino de concreto, único testigo de la desaparición de un gran hombre en el universo. Aun recuerdo cuando la brigada de desapariciones me llamó aquella mañana para anunciarme que habían encontrado el fiel compañero de mi amante con abolladuras, como si hubiese chocado. Imposible, México era un experto cuando montaba sobre cualquier cosa con ruedas, alguien debió chocarle, sin embargo ¿no sería lo normal llevar a alguien a quien chocaste a un hospital? ¿Por qué dejar la vespa junto a un árbol? No, los forenses no encontraron huellas dactilares sobre el vehículo, ni ADN del culpable. Habían pequeñas manchas de sangre sobre el cemento y parte del césped de la zona boscosa de la carretera, parecían gruesas gotas de pintura seca cuando las vi, gracias a la lluvia estaban algo diluidas, con suerte el forense consiguió muestras, parecía como si el cuerpo de México hubiera salido disparado de la vespa o arrastrado por ella. El casco estaba destrozado, fue un choque mortal debió venir a una velocidad alarmante, como si estuviera escapando de algo o de alguien.

México dormía más de lo normal en el cuarto de descanso a lo que comentó Norte, Ese día estaba lloviendo fuerte, quizá el sueño lo venció el 10 de diciembre y chocó contra un árbol, las gotas de lluvia pudieron estorbarle al mismo tiempo, es cierto, ahora que recuerdo ese día él se veía realmente cansado, como si no estuviera comiendo ni durmiendo bien, también durante esa semana estuvo innovando su menú, tiende a descuidarse de esa forma cuando entra a su zona creativa. Pudo haber sido eso.

Finalmente pude bajar a la bahía, ¿Cómo diablos le hacía Centro para bajar por un camino sinuoso con un cuerpo tan delgado? Estoy agotado, el cansancio al fin estaba haciendo efecto en mi cuerpo, al final no cumplí mi promesa y me desvelé analizando las fotografías, por otra parte si eso significa que tengo una oportunidad de encontrarlo entonces, todo este sacrificio valdrá la pena.

Las tonalidades pastel que emitió semanas antes de su desaparición eran distintas, no eran tan insólitos como de costumbre, parecían más bien frágiles. Sus matices daban una sensación ártica, como si quisiera decirle al mundo que no se acercara a él pero que, a la vez, necesitaba de un buen hombro para sollozar. Después del fallecimiento de su padre y de mi apretado horario esa temporada, pude ver que algo en México había cambiado pero, como siempre, él sonreía sin problema y daba su mejor esfuerzo por ser una persona de honor, ¿Acaso el dolor y la soledad ocultos en su corazón, eran capaces haberlo perseguido al punto de llevárselo sin dejar rastro?

De nuevo, siento como mi cabeza comienza a dar vueltas, encendiendo el último cigarrillo que quedaba en la cajetilla, ¿Cuánto tiempo a pasado desde que me terminé una cajetilla entera? México odiaba que fumara, supongo que no puedo evitarlo, di una profunda calada y mantuve el humo en el interior de mi boca, saboreando la deliciosa nicotina oculta a través de mis fosas nasales, como si estuviera besando apasionadamente a la misma muerte; este es el caso más difícil que he tenido que resolver, sobre todo ahora que no estás a mi lado para decirme que todo estará bien, no estás para darme ánimos. No me había dado cuenta hasta ahora, que yo era muy dependiente de ti y aun así, dejé que todo este desastre ocurriera.

Soy la peor escoria del mundo.

— Disculpe viejo, si ya terminó de lamentarse le pediré que se deshaga de ese cigarrillo, no permito que adultos como usted les ponga un mal ejemplo a mis chicos. — Levanté mi mirada con indiferencia, encontrándome con una chica delgada con un extraño acento, de sudadera holgada color amarillo, cabello recogido con dos coletas de un precioso carmesí, piel pálida y sucia, pans negros, tenis descuidados y una mirada que juraría que poseía un millón de navajas en su interior. Detrás de ella, un grupo de niños de aspecto igual de descuidados. Niños de la calle imagino, ¿traficantes? ¿estos son los temibles delincuentes que roban en esta carretera?

Red TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora