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-Bonito, suelta el celular.-

Jimin escuchó cómo Jungkook hablaba, giró su cabeza y miró hacia arriba, encontrándose justo con la mirada de Jungkook. Su mano cayó sobre los dorados cabellos de Jimin y los acarició sintiendo la suavidad de estos en su mano. La brisa los golpeó a ambos, estaban en la azotea del departamento de Jungkook, este último sentado en el suelo sobre una manta, mientras que Jimin tenía su cabeza recostada sobre el regazo de Jungkook.

Bloqueó su celular y lo dejó a un lado de él, sobre la manta, y sonrió a Jungkook quien seguía acariciando su cabello.

-Namjoon y Yoongi parecen estar juntos.-

Jimin cerró sus ojos al sentir como Jungkook seguía moviendo su mano por todo su cabello, su toque era encantador, quería que nunca se detuviera.

-¿Ah si?-

El murmuro de Jungkook se escuchó pero él decidió seguir con sus ojos cerrados. Movió su cabeza en un pequeño asentimiento para confirmarle a Jungkook. Las caricias de este seguían mientras ellos se mantenían callados, ninguno de los dos dijo nada por el momento, se concentraron en lo que estaban haciendo, Jungkook acariciando su cabello con total delicadez y Jimin disfrutando de sus caricias, la brisa los golpeaba cada vez más; sus vellos comenzaron a erizarse debido a la fría brisa que los golpeaba, pero aún así quería mantenerse en esa posición con Jungkook, estaba cómodo y le gustaba.

-Nosotros estamos juntos.-

Abrió sus ojos cuando Jungkook terminó de hablar, encontrándose con la sorpresa de que este también lo veía fijamente. Su mano viajó por todo su rostro hasta terminar en una de las abultadas mejillas de Jimin, su piel estaba fría debido a la brisa nocturna.

-Me gustas mucho, Jimin, pero quiero hacer las cosas bien, comenzar con el pie derecho, y si estás dispuesto a esperar pronto serás mi novio.-

Viéndose directo a los ojos, Jimin sintió cómo su rostro poco a poco comenzaba a calentarse, a pesar de la brisa fría, su cara estaba caliente, todo por la culpa de Jungkook. A diferencia de Jimin, a Jungkook le encantaba poner al de cabellos dorados sonrojado, le encantaba ver cómo sus mejillas tomaban un bonito color carmín que lo hacía ver incluso más hermoso de lo que era, sus ganas de besarlo eran inmensas. Él sabía cómo hacerlo, sabía que hacer o que decir para ver la piel del rostro de Jimin ponerse roja hasta las orejas; con un simple halago o confesándole cuanto le gustaba, lo lograba.

-Me encantas tanto, y cuando te sonrojas aun más.-

Y eso era todo lo que Jimin necesito para que su cara se sintiera ardiendo, el color rojo en su mejillas era aún más fuerte, y aunque era de noche y las luces de la azotea estaban apagadas, Jungkook podía ver sus mejillas rojas gracias a las miles de luces que alumbraban la ciudad a su alrededor, gracias a la luz de la luna. Ambos se perdieron en los ojos del contrario por un momento. Jimin amaba cómo los ojos de Jungkook eran tan brillantes, tenía una galaxia entera en sus ojos, que le era imposible no dejar de verla, lo único que quería era perderse en ellos. La tensión era obvia.

-¿Me vas a besar o no, Jungkookie?-

Una suave risilla abandonó los labios de Jungkook, otra de las cosas que lo volvía loco de Jimin era ver el como era descarado, pero también podía ser todo lo contrario a eso. Era una cajita de sorpresas que él estaría encantado de ir descubriendo. Sus labios se estiraron en una sonrisa y lentamente comenzó a bajar su rostro acercándose peligrosamente al de Jimin, quien al verlo hacer eso cerró sus ojos e hizo un puchero con sus labios.

Jungkook detuvo sus movimientos y simplemente se detuvo a observarlo, se veía tan encantador. Jimin abrió sus ojos al no recibir el beso que esperaba, Jungkook lo estaba viendo fijamente, de nuevo. En sus ojos había un brillo diferente. Su pulgar se movió lentamente por la suave piel de su mejilla, acariciando suavemente, como si quisiera guardar la textura de su piel sobre su dedo. Con sus ojos cerrados Jimin murmuró:

—Jungkookie, bésame.-

Asintió levemente con su cabeza y de nuevo comenzó a bajar su rostro, esta vez más lento que antes, haciendo sufrir a Jimin. Sintió la respiración de Jungkook sobre su rostro, cada vez más cerca hasta que por fin sus labios se encontraron con los finos y delgados de Jungkook, estaban fríos. Sintió su cabeza explotar, el mundo a su alrededor detenerse, su estómago se sentía vacío, y su pobre corazón estaba latiendo a una velocidad que él no pensaba que era normal. Todo por un beso. Los labios de Jungkook comenzaron a moverse delicadamente sobre los gruesos y voluminosos de Jimin, este beso era igual pero diferente a los que se habían dado los días anteriores.

Era igual porque era delicado y suave, y diferente porque transmitía todos los sentimientos que habían dentro de ambos en ese momento. Era un beso inocente pero a la vez transmitía mucha pasión. Sus labios se movían sobre los del otro como si ambos quisieran guardar el sabor de los labios del otro, la textura de los del contrario, como si nunca más se besarían, querían guardarlo en su mente y corazón, porque ese beso significaba mucho. No fue después de treinta segundos que ambos se separaron buscando aire, no sin antes Jimin tomar el labio inferior de Jungkook entre sus dientes y halarlo suavemente.

Sonrió y lo soltó cuando escuchó el suave gemido que soltó Jungkook, lo había mordido de nuevo justo donde lo había hecho anteriormente.

-¿No te bastó hacerme sangrar ayer? ahora me quieres dejar sin labio.-

Sus rostros seguían cerca del otro, podían sentir su respiración golpeando su rostro, la fuerte risa de Jimin hizo que él sonriera de en grande.

-No seas exagerado, no te hice sangrar.-

Golpeó el pecho de Jungkook en broma y volvió a reír cuando Jungkook lo hizo. Quien hubiera pensado que después de cinco meses sin hacer siquiera algo además de solo enviarle flores anónimamente, terminaría de esta manera con Jungkook. Levantó su cabeza para dejar un beso sobre la mandíbula de Jungkook y volver a su lugar en el regazo de este.

El tiempo pasó entre besos, risas y palabras bonitas que no se dieron cuenta de la hora hasta que el celular al lado de Jimin sonó sacándolos a ambos de su pequeña burbuja. Se separaron una vez más, ambos con sus labios hinchados y rojos. Era Jihyo quien preguntaba por ellos, sin esperar más ambos se levantaron y se dirigieron hasta la casa de Jimin, donde la fiesta los seguía esperando.

Flowers    •Kookmin Au•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora