Una sorpresa

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Dos figuras emergieron desde el pasillo bajo la mirada de dos chicas cerca del mostrador. Inmediatamente Tamaki se dirigió hacia ellos, llevando a Luna alzada entre sus brazos.
- Ah! Tamaki, el perro que trajo hoy se va a quedar en observación, por favor inclúyelo en el libro de registros.
- De acuerdo, no hay problema y si ya terminaste Kiba, sigues ahora con Luna.
- Como Luna? Que hizo ahora? - Le respondió Kiba - Ya sabes que no entreno cachorros.
Kiba Inozuka, uno de los médicos veterinarios dueños del lugar, era alto, con cabello café oscuros y peinado en picos, piel morena, ojos cafés y gran corazón para con todos los animales.
- No es por eso, se comió un arete hace... mmm... hace cuanto se lo comió?
Tamaki se volteó a ver a Hinata, quien estaba aún sentada y si era aún más posible, más pálida que cuando había llegado corriendo.
- Oh, hola Hinata, no te había visto - le dijo Kiba inclinándose detrás de Tamaki para saludarla. - Bueno, debo seguir con esta bolita problemática de Hinata, ven dentro de dos días y vemos cómo ha seguido. Te parece bien Naruto?
Le pregunto Kiba al sujeto con el que había salido del pasillo. Al decir su nombre, Hinata suspiro de asombro. No podía creer lo que veían sus ojos. Habían pasado ya muchos años desde la última vez que vio al joven que estaba ahora parado a la par de Kiba.
Su nombre, Naruto Uzumaki, si al inicio había dudado mínimamente de que no era él, ahora al escuchar el nombre no le quedaba duda alguna. No había cambiado pero a la vez lo había hecho, su inconfundible cabello rubio seguía igual de amarillo, no había oscurecido con los años. Sus penetrantes ojos azul claro, como el azul del cielo sin nubes y brillantes como el mar; la misma sonrisa abierta en su rostro de marcada quijada y altos pómulos. Ahora era más alto, Joven, incluso más alto que Kiba, y ya no era un niño flacucho, los músculos de sus brazos y hombros visibles debajo de su camiseta; pero no era como si su cuerpo fuese resultado de un gimnasio, sino que sus músculos eran exactos, marcados y visibles pero sin ser abultados. Llevaba una camiseta de manga corta de color gris, jeans desgastados y unas tenis oscuras de color negro desteñido.
- Hinata? - pregunto Naruto en voz alta, frunciendo su frente mientras pensaba; le parecía que el nombre ya lo conocía, pero no recordaba a la persona a la que correspondía el nombre.
- La conoces? - le pregunto ahora Kiba, mientras volteaba su cabeza hacia donde estaba Hinata sentada - Oye Hinata estas pálida, te encuentras bien?
Naruto siguió la mirada de Kiba y vio a la chica que se encontraba sentada. Cabello oscuro, piel pálida, rostro ovalado, frente escondida que caía sobre sus ojos abiertos. Y sus ojos, esos hijos color perla tan inusuales le hicieron recordar al fin. Claro era Hinata, se habían conocido de pequeños, primero en el jardín de niños y luego en la escuela.
- Hinata! - dijo de nueva, esta vez con sorpresa - hace muchos no te veía, porque te preguntan si estas bien?
Hinata, quien estaba más pálida que costumbre y se había quedado más quieta que una roca, se obligó a tragar saliva para reaccionar, debía decir algo, pero sentía que su voz había desaparecido.
- Yo... yo... si... co... corrí... Luna...
- Puedes creer que se vino corriendo desde su apartamento en cuanto se dio cuenta de que Luna se comió el arete. La obligue a sentarse porque llego sin aliento, pensé que ya se estaba recuperando pero veo que necesita unos minutos más. Pero sí está muy pálida... voy a buscar a ver si tengo un dulce por acá.
Tamaki dijo en voz alta, le dio la perrita a Kiba y se dirigió hacia detrás del mostrador a buscar entre su bolso un dulce.
- Mmmm estoy segura que vi uno mas temprano, o quizás hay alguno cerca de la caja... que extraño siempre hay caramelos por acá. - Dijo mientras se movía buscando.
- Naruto se acercó hacia donde estaba Hinata, se metió la mano derecha dentro del bolsillo de su pantalón y la sacó en un puño. Al llegar frente a Hinata se arrodilló y extendió su brazo, al abrir su mano, habían tres dulces en la palma de su mano.
- Ten, los necesitas más que yo - le dijo con su amable sonrisa, mostrando sus dientes.
Hinata por su parte, no había podido quitar su mirada de Naruto y al darse cuenta de lo cerca que estaba; su cuerpo aceleró al máximo, podía sentir la sangre palpitar en su frente, su cuello y como se estaba poniendo roja como un tomate. Su cerebro, exhausto de todas las preocupaciones de los días pasados y lo ocurrido durante ese día, llegó a su punto máximo y colapsó. Simplemente se desmayó.
Naruto observó de cerca, cómo Hinata pasaba de una piel sumamente clara, casi transparente, a un rojo intenso, luego como sus ojos se cerraron y su cuerpo empezó a caer hacia un costado de la silla. En ese momento se dio cuenta que ella había perdido el conocimiento. Al verla como su cuerpo se dirigía hacia el cuerpo, reaccionó, y dejando caer los caramelos, se apresuró a sostenerla.
- Oye Hinata! Hinata! Hinata!
- Hinata? Hinata! - gritó Tamaki al darse cuenta cuando se acercó - Rápido hay que acostarla en el piso, ayúdame! - le dijo a Naruto.
- Hazle caso, Tamaki conoce de primeros auxilios - le dijo Kiba luego de acercarse, con Luna ahora entre sus brazos, moviendo su cabecita para todos lados debido a los ruidos.
Naruto se movió detrás de Hinata y flexiono sus rodillas para poder soportar su peso, pasó sus brazos debajo de los suyos y la levantó. Se percató que ella era mucho más liviana de lo que había pensado, dio unos pasos hacia un lado y con suavidad la acostó en el piso, sosteniendo su cabeza entre sus manos. Luego de ello Tamaki se movió, acercó la silla hacia los pies de Hinata y los levantó y puso sobre ella. En seguida se dirigió hacia su cabeza a fin de verificar su respiración. Acercó su mejilla a la nariz de Hinata y se percató de que su respiración se estaba calmando.
- Bueno solo se desmayó, pobre, entre la carrera y el susto por Luna, su cuerpo debió colapsar - dijo Temaki.
Naruto la volvió a ver y luego al perrito que Kiba tenía alzado.
- Luna es esa bola de pelos?
- Sí - le respondió Kiba mientras se agachaba y colocaba a Luna en el piso a la par de la cabeza de Hinata - la encontró y decidió quedársela aunque solo le ha traído un problema tras otro.
- Ah?
- Ten coloca esto debajo de cabeza - le dijo Temaki a Naruto, dándole su abrigo que había doblado.
Naruto levantó ligeramente la cabeza de Hinata y colocó el abrigo debajo de ella y con suavidad la soltó. Se quedó viendo a la pequeña perrita y acercó una de sus manos para que le olfateara. Más la perrita empezó a tratar de morder su mano enseguida.
- Porque dices que solo problemas, que problema puede dar un perro que cabe en la palma de la mano.
- Bueno, veras.... Luna es aún muy joven y se resiste a cualquier tipo de entrenamiento, así que orina y defeca por doquier - le contestó Kiba a Naruto.
- Incluyendo no solo dentro de su apartamento sino también las puertas de sus vecinos - dijo Temaki tratando de contener su risa, mientras se imaginaba la situación en su mente.
- Claro muy gracioso para ti porque no eres la dueña - le ladró Kiba - pero ya sabes cómo es Hinata y cuánto le ha costado todo desde que...
- Sí lo entiendo, no ha sido nada fácil para ella... - le interrumpió Tamaki.
- Ah?
Naruto no lograba entender de que hablaban. Conocía a Hinata sí, pero cuando habían sido niños; ahora habían pasado muchos años desde aquel entonces y era lógico suponer que la vida seguía y con ella habían cambios inevitables. Más ambos hablaban de algo que no terminaban de decir y sonaba grave. Naruto pensaba mientras seguía jugando con la pequeña perrita que no se cansaba de intentar morderlo, más era tan pequeña que ni siquiera podía morder uno de sus dedos. Volvió su mirada de Luna a Hinata y vio cómo está empezaba a parpadear y tratar de moverse.
- Hey, Hinata! Ya está despertando - dijo.
Tamaki se volvió a acercar a ella.
- Tranquila, no te muevas aún. Solo respira, todo está bien, Luna está aquí.
Hinata sentía como si su cuerpo pesase varias toneladas, un sudor frío recorría su espalda, escuchaba voces, pero no lograba comprender que decían. Con fuerza logró abrir sus párpados pero solo vio manchas blancas. Lentamente, como si se tratase de sintonizar una señal, logró ir definiendo que lo que veía y a lograr procesar lo que escuchaba. Tamaki le estaba hablando, algo de respirar y Luna.
- Luna! - dijo brincando, se levantó y sus piernas cayeron de la silla. Se sentía desorientada.
- Hinata! Espera, tienes que quedarte acostada, aún no te levantes - le dijo Tamaki.
Hinata movió la cabeza de un lado a otro, tratando de comprender que sucedía, unos segundo después su memoria empezó a regresar. Levantó la mirada y Tamaki estaba al frente suyo, giró su cabeza hacia un lado y vio a Kiba, escuchó el pequeño ladrido de Luna detrás de su espalda y se volteó para verla.
Luna estaba tratando de morder una mano, siguió con sus ojos hacia arriba el brazo, hombro, cuello y rostro.
- Na... Naruto...

UN LADRIDO AL CORAZÓN Where stories live. Discover now