Una posible solucion...

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- Que tan pequeño? - le pregunto Kiba, con una mirada inquisitiva.
- Es una perla - Hinata respondió.
- Hace cuanto se lo trago y de casualidad traes el otro contigo?
- Eh... mmm... - Hinata miró a su alrededor como tratando de ubicarse temporalmente - Bueno... yo vine aquí, corrí en cuanto se lo trago... son cómo veinte minutos creo... más lo que hemos estado aquí... - respondió mirando hacia el piso.
- Corriste durante veinte minutos!? No me extraña que te hayas desmayado, vaya, de verdad que te asustaste, no logro recordar cuando fue la última vez que corriste así. Ya y tienes el par que se trago, sería bueno verlo.
- Yo, yo... no se...
Hinata volvió nuevamente a mirar a su alrededor tratando de buscar su bolso, en eso recordó que no lo había traído. Luego se empezó a palpar los bolsillos de su pantalón, pero como estaba sentada no lo podía hacer bien. Así que se movió para levantarse, se agachó en el piso e iba a poner una mano en la pared de atrás para apoyarse, cuando sintió un toque cálido en su antebrazo, una mano se cerró alrededor de él y la impulsó a levantarse.
Más que impulsarla, prácticamente la levantó y fue ran rápido que Hinata perdió el centro de su equilibrio y tuvo que mover los pies para estabilizarse. Mientras hacía eso, sintió como que si la pared se hubiese movido y se pegase a su espalda y dos manos la sujetaron por los hombros.
- Eehh lo lamento, creo que fue muy rápido para ti.
La voz provenía detrás de ella, giró su cabeza hacia atrás y se dio cuenta que lo que había detrás de ella no era la pared sino Naruto. La había levantado del piso y al verla tambalearse, se movió detrás de ella para que no cayera al suelo.
Hinata se tuvo certeza plena en ese momento de Justo cuanto había crecido Naruto. La última vez que habían estado juntos eran de una estatura muy similar, prácticamente igual. Ahora, su cabeza apenas le llegaba a su barbilla, toda su espalda estaba contra el firme pecho de Naruto y sus brazos la sostenían con fuerza y suavidad a la vez.
- Gra, gracias... - le dijo, tratando de no ruborizarse y bajando la mirada al piso - ya... estoy bien.
Kiba la miraba con atención, se preguntaba porque Hinata se mantenía viendo hacia el piso. Hinata por su parte, logró recuperar parte de sus funciones cerebrales y, luego de que Naruto la soltó y se movió a su lado, buscó en los bolsillos de sus jeans por el arete sin exito alguno.
- Lo siento Kiba, no, no lo encuentro, no tengo el par... pero es pequeño, una bolita y el palito... en mi celular tengo...
Una expresión de decepción se formó en su rostro al darse cuenta que acaba de revisar lo que andaba y solo tenía sus llaves. Había salido tan de prisa que hasta su móvil dejó olvidado; es más, estaba segura de que sí no hubiese necesitado las llaves para salir, probablemente también la habría olvidado.
- Mmm... bien, no hay problema, Luna, entonces vamos a hacerte una radiografía para ver qué tienes dentro. Oye Tamaki vamos y me ayudas a mantener a Luna quieta un momento.
- Claro! Ustedes dos cuiden acá fuera, solo serán un par de minutos - respondió ella, dirigiéndose por el mismo pasillo por el cual Kiba había desaparecido.
El local le pareció de pronto a Hinata, era demasiado pequeño, estaba totalmente consiente de la presencia de Naruto cerca suyo. Llenándose de valentía se atrevió a mirarlo un segundo, él estaba viendo a su alrededor con cara de duda, su mano derecha detrás de su nuca. Sus ojos se posaron en los de él, ese azul hipnotizante, claro y profundo como el mar; su marcada quijada, altos pómulos, piel bronceada y su cabello tan rubio como cuando era niño. Si de niño ya lo había encontrado apuesto, ahora lo era mil veces más.
Naruto la volvió a ver y ella inmediatamente bajo su mirada al piso, esquivando la suya, apenada de que la hubiese atrapado mirándolo.
- Bien, entonces, que es lo que debemos hacer aquí?
- Eh... no creo que nada, yo puedo... esperar, es, es mi Luna, eh no... quiero decir que es por mi culpa, no, no tienes que quedarte. Has sido mu, muy amable conmigo.
- Oh, no es nada, ademas quiero saber cómo estará tu perrita, es tan diminuta, la acaban de separar de su madre? - Interrogó Naruto.
- No, no lo sé, Shino y Kiba me dijeron cuando la traje que tenía aproximadamente un par de meses, así que ahora debe tener entonces tres meses. Yo, yo la encontré, así que no se nada más. Kiba dice que es una raza muy pequeña, que nunca crecerá mucho de todas formas...
- Y raza es? Déjame adivinar, blanca y parece peluche, debe ser un poodle o un maltés verdad?
Hinata soltó un leve risita y se atrevió a mirarlo una vez más.
- Sí es una poodle toy, dice que no llegará ni a medio metro. Pero aún así no creerás los problemas que da para su tamaño.
Naruto la miró inquisitivamente, en su mente no lograba comprender que problemas pudiera ocasionar un perro que podía sostener con una sola mano, aparte de no perderlo ni pisarlo, claro está.
- Que problemas puede dar?
- Veras... es que... - Hinata de ruborizó nuevamente y bajo la mirada, no pensaba con claridad viendo esos ojos azules, porque le había contado eso - ella, no... no logro que me haga caso y orina y caga en las puertas de mis vecinos y... - suspiró - si no logro que me haga caso, deberé buscar un nuevo apartamento y en muy pocos aceptan mascotas y en los que son muy cost...
Hinata se interrumpió antes de terminar la última palabra, ahora si sentía su rostro hirviendo y estaba segura que debía parecer un tomate. Solo esperaba que su rostro cubriera lo suficiente su rostro. No le debía decirle a Naruto sus problemas, menos los económicos. No debía decírselo ni a él ni a nadie más.
Naruto entendió lo que no termino de decir, a pesar de todo. Podía ver parte del rostro de Hinata a través de su oscuro cabello y estaba muy sonrojado. No obstante, no pensaba que tener problemas con el dinero fuese algo por lo que apenarse.
Tras unos segundos de un incómodo silencio, le dijo para cambiar de tema.
- Sabes qué hay entrenadores para perros, verdad?
Hinata levantó un poco la cabeza, mirando hacia la luz de la entrada, se mordió el labio antes de responder.
- Sí, pero no, no creo que funcione.
- Porque no?
- Yo... no te rías... yo vi videos e hice lo mismo y no sirvió de nada, para que... para que pagarle a alguien más que va a tener el mismo resultado.
Si tono de voz sonaba a derrota y resignación.
- No lo creo, yo podría entrenarla en mi...
Empezó a decir Naruto, pero se interrumpió al ver venir a Kiba y Tamaki, esta última con Luna entre sus brazos.
- Bien Hinata, si es un objeto pequeño y debido a la punta y el tamaño de Luna, es riesgoso tratar de que lo vomite o esperar a que lo expulse, podría generar algún daño en un órgano. Lo mejor será removerlo vía quirúrgica, pero Shino está operando, así que deberás dejarla. Vengan los dos el día después de mañana y podrán recoger a sus respectivas mascotas.
- No, no quiero dejarla Kiba, se sentirá muy sola y llorará, ella me necesita. - Le dijo Hinata.
- Vamos Hinata, en cuanto Shino termine la operare y mañana descansará y luego te la llevarás. Así tendrás tiempo de buscar más tutoriales para entrenarla.
Naruto frunció las cejas e intervino.
- Justamente le estaba diciendo que yo la puedo entrenar.
Hinata lo volvió a ver con sorpresa.
- A ver don genio y como vas a entrenar a esta pulga con todos los perros de tu refugio - le inquirió Kiba.
- Que? No! El, el refugio no es mío, es de Kakashi, yo solo le ayudo al vago ese. Yo ya he entrenado a otros perros, nunca he tenido quejas. Me lo llevo y en tres meses lo devuelvo totalmente amaestrado.
- Tres meses! - Gritó Hinata, todos la volvieron a ver por la sorpresa.
- Tres meses está bien Hinata - le dijo Tamaki, en realidad es poco tiempo, pasará volando y así no tendrás que mudarte.
Hinata la miró con desesperación.
- No, no la puedo dejar tres meses... tres meses sin verla... no, no, no - dijo negando también con la cabeza.
- Claro que la verás, la puedes ir a ver una tarde por semana - le respondió Naruto.
- No! No puedo!
En ese momento entró un cliente y Tamaki se alejó para atenderlo, solicito algo de un estante, por lo que bajo a Luna al piso detrás del mostrador. La perrita inmediatamente se puso a olfatear todos los rincones posibles.
- Vamos, porque no? - preguntó Kiba - apoyo a Tamaki, estas últimas semanas no has dejado de quejarte sobre esto y ahora aquí está la solución. Naruto se la lleva, la entrena, tu la visitas y más rápido de lo que crees, Luna ya está de vuelta y no tendrás que volver a disculparte con ningún vecino por los orines de Luna en su puerta.
- Kiba! Yo... solo... no...
- Hinata debes dar una razón válida, ya te dije que yo no la puedo entrenar, tú tampoco lo has logrado y aquí está Naruto ofreciendo su ayuda y solo dices que no.
Hinata sólo deseaba desaparecer en ese instante. No podía explicarles que quizás Luna no la necesitase tanto, como ella necesitaba a Luna. Era ahora su mundo y compañía; y a pesar de los problemas, estaba encantada con ella, era su pequeña hija, era suya. Luna la acompañaba ahora cuando se sentía triste y la distraía al querer jugar. Al abrazarla el dolor desaparecía. No podría vivir tres meses sin Luna.
- Yo, es que... ella...
Naruto miraba a Hinata mientras pasaba su peso de un pie a otro, mordiéndose el labio inferior. Era claro que había algo que no quería decir en voz alta. Ya lo había experimentado antes, otros clientes que decían que no podrían soportar vivir sin su mascota. En esos casos había dos soluciones, o dejaban a la mascota o buscaban a alguien más. Quienes la habían dejado, habían aprendido también de la separación.
Hinata se volvió hacia él como pidiendo que dijera algo, sus ojos claros reflejaban tristeza y pudo ver como unas lágrimas se empezaban a formar. La miró y habló.
- Entonces te vienes conmigo los tres meses...

UN LADRIDO AL CORAZÓN Where stories live. Discover now