7.

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Luego de todo el escándalo que hicieron ese grupo de raritos que tenía por compañeros se quedaron como por media hora intentando que Bakugo no explotará a Kaminari y Mina por pasarse de graciosos con sus tonterías.

Pero no.

Kirishima tenía que meterse para defender a ese par de tarados.

A final de cuentas Bakugo cedió a no matarlos y terminó por irse a su habitación para dormir, porque su plan era ese, dormir.

Pero de nuevo sus planes se fueron al carajo.

Al menos eso fue lo que pensó cuando vio a Kirishima mirarlo con su cara de cachorrito parado en su puerta.

Maldita sea.

–Pelos de mierda —le dijo mientras  se cruzaba de brazos— ¿Qué quieres?

–¿Yo? No, nada... —por alguna razón Kirishima desviaba la vista hacia el interior de la habitación— Solo vine a preguntarte si querías ver una película.

–Ya me voy a dormir.

–Lo sé, pero tal vez podrías hacer una excepción hoy.

–¿Por qué debería hacer eso?

–¿Por mi?

Ay, claro que sí, a tí te bajo el cielo entero si quieres.

–Qué patética razón —dijo, a punto de cerrar la puerta.

–¡Vamos, bro! —el pelirrojo prácticamente se metió cómo si estuviera en su habitación— ¡Es viernes!

–¿Y eso a mí qué? ¿No tienes otros amigos holgazanes que se desvelen contigo? 

–Sí, los tengo pero se fueron a dormir —empezó a tironear del brazo del cenizo para llevarlo fuera de la habitación— Vamos, por favor Bakugo.

Si ese idiota creía que con ponerle una estúpida cara de cachorro para que accediera a romper su régimen de sueño...

Tenía razón.

–Ugh —cogió una manta que tenía sobre la cama— Muévete antes de que me arrepienta.

Luego de eso tuvo que soportar los chillidos y parloteos de Kirishima durante el trayecto a la sala común.

Todo ¿Para qué?

Para que cuando lleguen, vean al inútil de Deku bien aplastado en el puto sillón.

Bakugo iba a irse, de verdad, hasta Kirishima notó sus intenciones de querer salir de allí.

Al menos así fue hasta que vio que Deku no estaba solo...

No, claro que no.

Estaba con...

La cara redonda.

Solos.

Bueno, no solos, estaba Kaminari pero Kaminari no contaba.

No creo necesario el mencionar que Bakugo claramente gritó como perra histérica al verlo, al menos internamente porque bueno, Kirishima estaba justo a su lado y tenía dignidad que mantener ante el futuro padre de sus hijos.

–¿Bro? —la voz del susodicho lo sacó de sus pensamientos— Lo siento, sólo estaba Kaminari cuando vine, si quieres podemos irnos a nuestras habitaciones.

–¿Irnos?

¿Irse?

¿Y perderse el bello momento del shipp?

ShipperWhere stories live. Discover now