24. Elizabeth

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- Padre –saluda Daven y el hombre de inmediato deja la silla detrás del escritorio para indicarle a su hijo que se siente junto a él en el largo sofá que se encuentra cerca del gran ventanal que le da una vista inigualable de la ciudad.

- Has estado demasiado ocupado últimamente –menciona su padre y Daven asiente.

- Todo va mejor de lo que creía...

- ¿Has dejado la tonta idea de marcharte del país? –Daven lo mira desconcertado– Perdona, -menciona cuando nota que era lo que menos esperaba su hijo de esa charla– lo mencionó Alison y no he podido dejar de pensar en ello.

- ¿Es la razón de que me pidieras venir? –El hombre niega.

- Siempre estaré de tu lado, lo sabes –Daven sabe que lo único que su padre desea es que no se vuelva un trotamundos, que no abandone la carrera que a ambos les costó años construir.

- No dejaré el proyecto Koch, si es lo que te preocupa por ahora, no lo dejaré hasta que nos traiga las ventajas que debería traernos –menciona Daven, con tranquilidad.

- No me preocupa, siempre has terminado cada trabajo que comienzas –Daven mira a través del ventanal, sin esperar más de esa conversación.

- Debo marcharme, tengo una reunión para seleccionar a las personas del año... ¿estarás presente en la celebración? –El padre asiente.

- Deberías pedirle a Elizabeth que te acompañe –el señor Jankovic es más transparente con su hijo de lo que quisiera y le es imposible ocultar sus intenciones reales en esa charla.

- ¿Elizabeth? –Se interesa Daven.

- Es una gran chica, no creo que todo lo bueno haya quedado olvidado...

- Padre, no soy un niño, no vas a influir en mis decisiones de esta manera –sentencia Daven molesto.

- Sólo quiero que sepas que tienes mi apoyo con ella, a pesar del pasado. Ahora que ambos son maduros, podrían hacerse mucho bien –Daven intenta no reaccionar como internamente lo hace, simplemente se mantiene tranquilo.

- No sé qué ideas te estén rondando, padre, pero una noche juntos y una visita a mi oficina no es suficiente para revivir únicamente lo bueno del pasado –comenta, sabiendo que Elizabeth le ha contado lo sucedido entre ellos un par de noches atrás.

- Es una gran chica y lo único que le falta a tu vida para que dejes de tener ideas locas sobre abandonar tu carrera, tu empresa, tu vida, es una buena chica –su padre intenta ser directo, nunca ha tenido la necesidad de manipular a Daven para hacerlo entrar en razón.

- Lo pensaré...

- Me alegra –su padre sonríe y le palmea un par de veces el hombro– Entonces supongo que te veré hasta la noche de la gran celebración –agrega como despedida.

- Es lo más probable –ambos se despiden y Daven se marcha.

En cuanto entra al auto toma su móvil y pasa rápidamente sus contactos hasta encontrar el nombre de Elizabeth, duda unos segundos y finalmente presiona llamar.

- ¿Daven? –Es el saludo de Elizabeth, con un tono de voz mezcla de alegría y confusión.

- Necesitamos hablar –Daven omite cualquier saludo.

- Suenas serio... ¿sucede algo? –Elizabeth juega con las cintas de su vestido y piensa si debe mentir diciendo que ha dejado la ciudad.

- Sí, sucede que creí que todo estaba claro entre nosotros –ella libera aire lentamente.

- Quedó claro, fue una noche increíble, pero cuando te visité en tu oficina al día siguiente quedamos en que podríamos ser amigos... por el pasado –responde, ahogando cualquier ilusión de que la llamada fuera algo más.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora