# < twenty eight > 🖇

4.4K 132 255
                                    

"Fucking stare."
Dom!San.
Agresividad, posesión, dirty talk.

°:. * ° .   °:. * ° . ° .•
.  . • . ° .• °:. * .
° . * ° . *

Y ahí estaba de nuevo, dándote esa maldita mirada que removía tu ser completo. Él claramente no podía jugar así.

"Deja de mirarme, Choi." Cantaste, evitando su contacto, sirviéndote una taza de café.

Él no contestó, simplemente cerró los ojos por un momento que sentiste como si ni siquiera estuviese presente al estar en tan completo silencio.

Tus manos temblaron cuando ese escalofrío recorrió tu espina dorsal. Claro que lo sabías, te estaba mirando cómo si quisiese devorarte.

"Te he dicho que dejes de mirarme así, ¡maldita sea!" Gruñiste, estupefacta al ver que seguía ignorando tus pedidos. Dejaste la porcelana encima de la mesa, dirigiéndote al largo sofá, sentándote en este.

Su pelo esmeralda cayó por su frente, se veía malditamente perfecto en todo el sentido de la palabra.

Seguía parado ahí, en medio del pasillo, sin decir ni media palabra, por lo que te asustaste y también lo miraste, esta vez a los ojos.

"¿Me vas a decir qué demonios te pasa, San?" Preguntaste ya harta, jurabas que había pasado más de media hora desde que él había callado su boca y dedicarse a examinarte.

Se acercó a ti, dando lentas zancadas, trataste de encogerte en tu lugar pero al ver su expresión te quedaste hecha piedra.

Choi San enojado. ¿Y ahora qué?

"No me llames San... ¿alguna vez te di permiso de hacerlo?" Preguntó, ladeando su cabeza.

"Ese es tu puto nombre, don lindo." Sonreíste, tratando de calmar los nervios que iban subiendo por tu organismo.

Rió amargamente para luego caminar hacia el lavabo, apoyando sus manos en este, viendo por la ventana la puesta del sol.

"¿Porqué haces esto?" Habló de repente, sin voltearse.

Abriste tus ojos, sorprendida. ¿De qué hablaba?

"¿Qué?"

Chocó sus puños con el borde del metal, haciendo un ruido no tan agradable... pensaste que se iba a lastimar, sí, estaba más que enojado.

Y eso no es lindo de ver.

Caminó furioso hacia ti, viendo como te parabas rápidamente del material de cuero. Echó su pelo hacia atrás en frustración antes de acercarse más para gritarte.

"¡Que no soy tu juguete! Joder..." Te tomó de la cintura, se había puesto rojo y su voz también más gruesa. "¿Qué mierda te pasa por la mente? Yo soy un ser humano Yae, yo siento al igual que tú, al igual que él. Creo que no soy nada más que una simple basura... ¿no te hartas de verme rogarte? ¿De siempre tratar de darte lo mejor para que te sientas bien? Maldita desagradecida."

Las palabras no salieron de tu boca, tampoco tú misma sabías qué pasaba.

"Y no me vengas con la típica excusa de siempre, pareces una niñata cuando hace sus fechorías..." Continuó hablando, importándole muy poco el que casi caías ante su fuerte toque. "Pensé que éramos algo, ¡intento de gastar mi tiempo en ti como algo especial! ¿Porqué solo ves por él? O, ¿acaso él sí puede darte lo que yo no?"

Se separó de ti, sacando sus guantes de cuero, bajando la cremallera de su apretado pantalón.

"Does he fuck your ass like I do?"

Se deshizo de su prenda, sentándose en el sofá. Estaba duro con una maldita pelea, ¿pero qué le pasaba?

Se tocó suavemente por encima de la tela, viéndote con esos ojos tan hambrientos. A veces Choi San era más que raro.

"Encárgate de mí, amor. No me hagas enojar más, no me tientes." Te hizo señas con las manos para que te acercases, mientras sonreía ladeado.

Temeraria de su personalidad tan perversa, te acercaste, hincándote de repente entre sus piernas.

Bajó sus bóxers, de una manera lenta, viéndote desde arriba mientras pasaba su lengua por sus dientes. Tragaste saliva, más nerviosa que antes.

"Trata bien a papi, preciosa. Enséñale lo que sabes." Tomó una caja de cigarrillos saborizados de la mesita de al lado junto al encendedor. "Enséñale que eres buena chica y que jamás volverás a hacer algo así." Encendió la colilla, riendo irónicamente.

Acercó tu cara a su polla, mientras te acomodabas para poder hacer un mejor trabajo.

Dio una calada, viendo como básicamente te derretías por su salvaje toque. Se aferró a tu pelo cuando rozaste tu lengua con su punta.

"Me encanta." Mordió su labio mientras volvía a reír. "Play with me, babygirl."

Entraste su longitud casi completa, gimió de repente, haciendo que se te revolviese el estómago.

Un hilo de saliva unía su miembro con tus labios, él no podía estar más que encantado. Hace tiempo que no apreciaba tus habilidades orales.

Subiste tu mirada, clavándola en el tatuaje que tenía en su cara, mientras morías por sus expresiones, a veces pensabas el porqué hacías tantas idioteces con tremendo hombre solo para ti.

Gemiste ahogadamente cuando alzó sus caderas, literalmente casi follando tu cavidad.

"Eso, ¿te gusta que sea malo? Does it make you hot?" Siguió moviendo su pelvis mientras intentabas de respirar normalmente.

"Yes... daddy." Dijiste, con esa pizca de inocencia que lo traía totalmente loco.

Tus manos se aferraron a sus muslos, mientras él seguía con el cigarrillo en manos, buscando un momento más difícil para darle otra calada.

"¿Quieres que me corra en tu boca, gatita? Sé que quieres..." Dijo, entrecerrando sus ojos mientras echaba su cabeza hacia atrás. "Todo de mí te gusta."

Rozaste tus dientes un poco, haciendo que él se quedase sin reacción ante la sensación.

Sacaste su falo de tu boca, tomando más respiración por unos segundos. Tomó bruscamente tu mandíbula en sus largos dedos, haciendo que lo mirases.

"Quiero liberarme en tus labios, sigue haciendo un buen trabajo." Te soltó, haciendo que tu cabeza tambalease un poco, antes de que asintieras rápidamente. "Eres una perrita desesperada en busca de atención..." Gimió. "Sabiendo muy bien que puedo dártela, hasta más que eso."

Las lágrimas salían de tus ojos, él se sintió tan bien, tan orgulloso, volviendo a tomar tu pelo, guiándote.

Ya ni se sabía con exactitud cuánto llevaban perdidos en esa demostración. Sentías tu boca desvanecerse por la forma en que básicamente arremetía.

Dio un grave gruñido al sentir su esencia cayendo en tus hinchados belfos, seguidamente gimió ante la imagen.

"Trágalo... todo." Ordenó, viendo como hacías lo pedido, sonrió satisfecho.

Cacheteó tu cara mientras reía, su voz aún seguía dándole el toque al momento. Y claro, como siempre, él buscaba su propia atención, ni siquiera la tuya, dándote unas leves palabras como "mami candente" para dejarte de lado.

"Ya seguirás sabiendo lo que pasará al intentar salirte con la tuya, muñeca, eres solo mía."

oscurité ㅡ ateez smutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora