ᴄᴏɴᴇᴊɪᴛᴏ_ ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ

🐰___008

Jimin observo a Yoonie algo perturbado. Éste solo sonreía encantado de brazos cruzados observando su gran maniobra.

-¿Qué? ¡Es lo que querías! ¡Vamos, entremos Jimin!

El nombrado poseía aún sus ojos perturbados, y Yoonie notó aquello.

Según sus conocimientos acerca de su querida razón, o sea, Jimin, sabía que estaba asustado.

Y sabía que hacer. O eso creía saber.
Como una ampolleta encendiéndose, la idea llegó a su cabeza.

Pero Yoonie quería cumplirle su deseo, por lo que debía poner sus manos a la obra.

Cuando estuvo frente a él, haciendo más notoria la diferencia de altura, Yoonie tomó entre sus dedos la mano del más bajo, mientras que su otra mano cayó sobre la nuca del menor, haciendo suaves caricias sobre esta, mientras elevaba su mirada hasta la de Jimin.

Esbozando una sonrisa ante Park, quien parecía nada más que sorprendido por las actitudes que su ex-mascota había adquirido, Yoonie dijo:

-Sé que le temes, pero recuerda lo que te he dicho; estoy aquí para cuidarte, quererte y protegerte. Confía en que nada malo va a suceder si estoy contigo, ¿Sí?

Jimin, bastante perplejo por las palabras del muchacho, dirigió sus ojos hasta los del más alto, sintiendo su estómago dar un vuelco de inmediato.
Asintió con dificultad, y la respiración por Porco se le entrecorta cuando sintió a Yoonie sonreír más ampliamente y jalar su mano con más fuerza, para después arrastrarlo junto con él.

Jimin escucho un carraspeo antes de que Yoonie jalase con más fuerza su mano, haciéndolo retroceder un poco.
La verdad es que, el lugar estaba repleto de gente, por lo menos en el gran salón, que era por donde tenían que ir a buscar a quien les diría cual era su habitación.

Resultó que el viaje en crucero duraría una semana, y pasarían por ciudades cercanas.

Antes de poder preguntar qué había pasado, se encuentra frente a ellos, un hombre bien vestido, con una lista en sus manos y un sombrero bastante culto en sus cabellos.

-¿Pueden decirme sus nombres para guiarlos a sus habitaciones?
Joder, Jimin no había pensado en eso, y por el rostro que Yoonie había puesto de desconcertado, él tampoco.

¿Tenían ellos una inscripción?

¿Tenía Yoonie un nombre humano?

El hombre busco sus nombres tras un asentimiento y comenzó a buscar en la lista.

¿Qué harían si no tenían inscripción?

¿Si no existía un Park jimin?

¿Min YoonGi?

A Jimin le gustaba. Consideraría llamarlo así más seguido.

-Oh, mierda no. No, no, no. Esto es... ¡Esto es demasiado lujoso!
Simplemente, así era.

Osea, GoldemRoom ya era algo bastante llamativo, ¿No?
Pues Jimin había captado en realidad.

Era demasiado lujo.

Había un televisor y una pequeña cocina, como un departamento pero en medio del océano.

-¡Jiminieeeee! ¡Ven~! -Exclamó el más alto desde el otro lado de la habitación.
Que en realidad era prácticamente un auténtico departamento.

Se encaminó hasta donde sus oídos pudieron reconocer la voz del muchacho.

Resultaba haber tan solo una cama en la habitación.

-Oye, persona ex animal sin nombre, no podemos hacer esto. Es demasiado lujoso y otra persona está esperando por esto con su pareja al parecer... Y-ya, es decir, no es necesario esto...

El muchacho sonrió y volvió a acercarse a Jimin.

-Jimin, en este barco no hay nadie más que lleve tu nombre. Yo he puesto tu nombre en esta habitación. Y pues... Min YoonGi ha salido de imprevisto. Supongo que es mi nombre ahora...

-¡¿Qué?! ¡P-pero! ¡E-es muy costoso! ¡¿De dónde sacaste tanto dinero y-y...

-Jimin, tranquilízate... -'YoonGi' sonrió y Acarició los antebrazos de Jimin y en un intento de calmar sus nervios

- Esto es algo que tú deseas.

Realmente no costo nada porque se trataba de algo más importante que las ganancias de alguien más. Es tan simple como que tú lo desees, y yo te lo doy sin perder nada.

Jimi. resopló.

La situación era realmente confusa
Pero, ¿Y qué?
Él sólo debía... Disfrutar, ¿No?

-Está... bien... -Cedió cabizbajo.

-¡Oh! ¡Jimin, lo siento! ¡Casi lo olvido! ¡Es ti cumpleaños número veintiuno! ¡Ven, ven! ¡Debo darte un obsequio.
Y lo sabía como, pero ese muchacho le hizo sonreír con la puerta acción de jalar le el brazo fuera de la habitación.
Incluso el mismo había olvidado su cumpleaños.

Pero él lo recordó.

Vaya...

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