Drei

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Querido diario,

Creo que mi padrastro me gusta. Eso es todo, ese es el "tweet". Bueno, al menos eso creo. Es difícil de explicar.

Desde que mi mamá lo trajo a vivir a la casa me he estado sintiendo extraña. En la universidad suelo poner atención al cien pero últimamente lo único en lo que puedo pensar es en mi tonto padrastro. Ese término no me gusta mucho, mejor... le diré por su nombre, Sebastian.

Lo que sé de Sebastian:
1.- Tiene 37 años.
2.- Es abogado y le gusta leer
3.- Es rumano
4.- Tiene muchas muletillas o como él les llama: "Sebastianismos"
5.- Su gusto musical es un tanto "variado"
6.- Ha ocupado gran parte de mis pensamientos.
7.- Es un hecho que es guapo
8.- Le gusta la pasta que cocino
9.- Es muy ordenado
10.- ¿Ya mencioné que es guapo?

Tonto Diario, que te puedo decir el día de hoy? Bueno... frecuentemente puedo sentir su mirada en mi, aún mientras está con mamá. ¿Me deseará como yo a él?

El otro día fui a casa de mi amiga Liz a nadar. Dejé mi cuarto abierto, para mi mala suerte ese día Sebastian ayudó a mamá a hacer el aseo ya que ella tenía que ir al doctor desde temprano.
Cuando regresé a casa mi diario estaba en mi cama y yo nunca lo dejo a la vista de nadie.

Se que él sabe. Pero... porque no hace nada al respecto. Solo me hace sufrir en silencio, solo deja que mi lujuria y mi imaginación crezcan.

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Querido diario, hoy pasó algo que me dejó un poco en shock.

Verás, era medio día y mi mamá se moría de dolor de cabeza, así que Sebastian me dijo que cocináramos algo ya que mamá estaba casi agonizando. Nos repartimos las labores, yo picaría las verduras y el se encargaría de la estufa, porque me da un poco de miedo el fuego, así que bueno.... estaba picando los chiles y como la buena inútil que soy, hice un movimiento en falso y me entró una semilla al ojo, lo sé es algo muy tonto y que casi no pasa, al menos eso creo. Sebastian rápidamente me ayudó y me llevó al baño a lavarme la cara, estuvimos en el baño juntos hasta que se me pasó el ardor, mis ojos no dejaban de lagrimar. Sebastian tomó mi cara entre sus manos y se quedó mirando fijamente para checar si todo estaba "bien". Por inercia coloqué mis manos encima de las suyas y nos quedamos mirando a los ojos fijamente.

Por Dios, sus ojos son como dos luceros vivos y ardientes. Es el color más precioso que he visto. El azul siempre me ha gustado, pero me encanta el azul tan único que tienen los ojos de Sebastian.

Salimos del pequeño trance y volvimos a la cocina ya que empezaba a oler a quemado.

Fue un gran día.

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¡Santos cielos!

¡Este día jamás se me olvidará!

No puedo dejar de pensar en lo que acaba de pasar. ¿Me he portado tan bien que el universo decidió premiarme? Es que aún no me lo creo.

A ver, empezaré a contar todo con lujo de detalle, por si algún día se me borra la memoria, aún me quedará este apreciado diario para revivir el momento.

Mi mamá nuevamente tuvo que ir al médico a hacerse unos análisis, su dolor de cabeza no para. Me quedé sola en casa con Sebastian. Yo estaba en mi profundo sueño cuando de repente percibo el tacto de alguien. Lo escuché decir mi nombre suavemente. Vívidamente lo oí decir "vamos cariño, ya despierta, te traje el desayuno" desperté con un poco de dificultad. Fui rápido al baño a lavarme la cara y los dientes y volví a la cama para encontrarme nuevamente con él, la puerta estaba cerrada.

Sebastian Stan ~One Shots~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora