Capítulo 14

223 18 1
                                    

Me encontraba cocinando con suma emoción, pues en una hora llegaría el amigo que hacía tanto tiempo no veía. Mientras, Juzo limpiaba minuciosamente la sala y la cocina, con algo de pesadez encima, claro.
—¡Juzo! -Llamé, feliz-.
—Mande -Contestó mientras limpiaba la mesa donde se daba la hora de la comida-.
—Gracias por ayudarme tanto-.
—No tienes que agradecer. Me gusta poder ayudarte—.
—Te Quiero -Dije, mirándole con una amplia sonrisa en el rostro-.
—Yo mucho más -Se acercó y me dio un rápido beso en la mejilla-. Por cierto...    —.
—¿Qué pasa?—.
—¿De dónde lo conoces? -Cuestionó-.
—Oh, ¿hay algún problema?—.
—No, No -Negó, sacudiendo de un lado a otro las manos-. Nada de eso, solo tenía curiosidad, digo, solo pensé que era un poco raro que conocieras a alguien de Tokio—.
—Lo conocí cuando mi madre estaba con vida. Una vez, cuando tenía unos 8 años, vinimos de visita aquí, a Tokio. Entonces lo conocí. En circunstancias muy peculiares, cabe remarcar.
      Éramos niños muy pequeños, bueno, yo era una niña pequeña, pero nos agradamos mucho desde ese entonces. Luego, cuando tenía unos 13 o 14 años, volví con mi tía y, al reencontrarnos, intercambiamos dirección y nos mantuvimos más comunicados—.
—Vaya...   Pensé que esta era la primera vez que venías a Tokio—.
—Es la primera vez que vengo con intenciones advenedizas -Terminé de preparar la bebida que compartiríamos con mi invitado y la comida para mí y Juzo-. Las demás ocasiones fueron simplemente para "Turistear" -Hice comillas con los dedos-. Aunque ni siquiera pude aprenderme el nombre de las calles, ni mucho menos aprender a transitar en ellas. Qué patético, ¿No lo crees?—.
—No, patético no - Dejó la tela con la que había estado aseando desde hacía rato, dejando todo impecable-. ¡Terminé!—.
—¡Excelente!. También yo terminé. Mientras Uta llega, podríamos hacer lo que tú quieras -Propuse, recargándome en la mesa de la estufa-.
—¿Lo que yo quiera? -Volteó y me miró con expresión pícara-.
—Lo que tú quieras... -Hice una pausa para continuar con una condición- Siempre y cuando haya tiempo y disponibilidad para hacerlo, claro está —.
—Uhm -Frunció el ceño, desilusionado-. Bueno, cuéntame algo interesante—.
—¿Qué cosa interesante podría contarte? -Encuesté, dirigiéndome a la sala para sentarme en el gran sillón-.
—No lo sé...    -Me siguió y se sentó a un lado mío-. Tal vez de cuando viviste en el extranjero, de tu familia, o de cómo conseguiste a éste lindo felino -Bromeó sonriente, mientras acariciaba con dulzura a Cookie-.
—Vaya... -Cargué a Cookie, lo coloqué en mi regazo, cerca de Juzo, y recargué mi cabeza en el hombro del albino-. ¿Por dónde empiezo?. Pues, cuando vivía en Estados Unidos asistía a una escuela muy grande, pero nunca me gustó mucho; La gente ahí era muy rara y los niños de ahí no eran de mi agrado. En cuanto a casa, era extraño y confuso para mí tener que manejar dos lenguas; Ahí debía de hablar inglés y japonés por igual. En el colegio me enseñaban inglés y, en casa, mamá y papá se encargaban de enseñarme Japonés—.
—¿¡Hablas inglés!? -Interrumpió Suzuya, muy entusiasmado-.
—Bueno, hace mucho no lo hago pero, supongo que aún recuerdo muy bien como hacerlo. Lo que bien se aprende, jamás se olvida, después de todo -Asentí y continué-. No sé qué más contarte al respecto...   Viví muy poco tiempo ahí. Pasemos a hablarte de mi familia -Suspiré con algo de melancolía-. Sobre mi familia... ya sabes la historia de mis padres. Luego está mi tía Yuzucchi; Ella es hermana de mi madre. Es una mujer alegre y muy, muy "explosiva", aunque también diría que es bastante afable -Sonreí-. Tiene dos hijos; mi primo Yuna y mi prima Kimiko. (Sí, nos llamamos casi igual) -Dije soltando una risa-. La otra hermana de mi madre se llama Mey, pero a ella nunca la he visto en persona y nunca se le menciona. Prácticamente no sé nada sobre ella.      Mi padre también tiene un hermano; Kenji Mídory. A él lo conocí una vez, hace muchos años. Vi que viajaba con una chica de aproximadamente mi edad llamada... -Pausé- Vaya, no lo recuerdo muy bien. Sin embargo, Creo que es su hija adoptiva—.
—Qué agradable es conocer la historia de una persona tan hermosa e interesante como tú. Cuéntame más—.
-Bueno...    -La alarma de mi celular intervino el momento. Ésta me indicaba que en aproximadamente 10 minutos serían las 5:00-. Ay, no puede ser ¡Mira la hora!. Debo ir a cambiarme de ropa—.
-Ahg -Renegó-.
—No tardaré, aunque si quieres puedes venir—.
—Bien -Asintió, feliz, inmediatamente-.
     Caminamos hasta la habitación, donde me puse la ropa que había preparado; Una camisa blanca de manga larga holgada, una falda corta negra con dos olanes cruzados, mallas negras y zapatos negros con un poco de tacón.
—Te ves hermosa -Dijo con dulzura el hermoso chico a mi lado-.
—Gracias, Juzo -Me acerqué hasta él y le besé tiernamente-.
     Luego de algunos retoques más, por fin bajamos a la sala y, aproximadamente cinco o diez minutos después, se escucharon golpeteos en la puerta principal.   Uta había llegado.
     Me apresuré a abrir la puerta para recibirle.
—¡Buenas, Kumiko-Chan! -Saludó el muchacho-.
—¡Hola, Uta-Kun!—.
—Me alegra verte -Me abrazó y me entregó en la mano una caja de regalo con una rosa encima-.
—También me alegra mucho verte, hace tanto que no nos veíamos. Por cierto, ¡muchas gracias por éste hermoso presente! -Lo invité a pasar.   Entonces me fijé en Juzo, quien observaba con una expresión de molestia y desconfianza a Uta-.
     «No puede ser...  ¿Ya lo sabes?».

En la Guerra y en el Amor (Juuzou Suzuya) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora