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Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Lucifer

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Capítulo 4

El primer lugar al que Amenadiel fue. fue el Infierno para ver si de algún modo la parte de su hermano que había sido desterrada se separaba de Samael y era enviada al Infierno. Eso apenas parecía posible, pero también lo parecía que su hermano se hubiera convertido en un niño por obra de los humanos.

Amenadiel fue primero al Infierno porque quería ver si podía encontrar una forma de resolver esto sin involucrar a su padre. Sabía que Lucifer preferiría eso, aunque su joven yo estuviera preguntando por su padre. También sabía lo lívido que iba a estar su padre por esto, y a pesar de sentir la necesidad de meter miedo a Chloe por ello, no quería verla enfrentarse a su ira. Ella se lo merecía, pero Lucifer no querría eso.

Amenadiel estaba un poco preocupado por lo que encontraría si Lucifer se hubiera separado de Samael. ¿Sería su hermano completamente inestable y oscuro? La idea le preocupaba enormemente. Por desgracia, ésa era una preocupación que Amenadiel no tuvo que contemplar mucho tiempo. Lucifer no estaba en el Infierno. Amenadiel había buscado durante días, horas en la Tierra, y no había encontrado nada. No había rastro de Lucifer en ninguna parte. El único rastro de él hasta el momento estaba en el niño pequeño de la casa de Chloe.

Amenadiel estaba asustado y enfadado. Tenía miedo de que su hermano se hubiera ido, como si nunca fuera a volver. Tenía miedo de que Samael fuera lo único que quedaba. Y, por supuesto, estaba enfadado porque eso significaba que Cloe y ese sacerdote habían matado una parte de su hermano.

Hubo un tiempo en que habría estado feliz de que Lucifer se hubiera ido y que Samael fuera todo lo que quedaba. Hubo un tiempo en que odiaba en quién se había convertido su hermano. Ahora, amaba a todo su hermano. Las partes que se rebelaron y se convirtieron en el Diablo eran parte de él. Amenadiel amaba a ese niño de Chloe. Echaba de menos al niño despreocupado que solía ser, pero no quería perder a Lucifer para tenerlo de vuelta.

Tras fracasar en su intento de encontrar a Lucifer en el Infierno, Amenadiel se dio cuenta de que no tenía más remedio que informar a su padre de lo que estaba pasando. Necesitaba ayuda para intentar arreglar esto, y Samael necesitaba ser curado.

Amenadiel aterrizó en la Ciudad Plateada justo delante del despacho de su padre. Entró sin llamar. Encontró a su padre detrás de su escritorio, un hombre alto de pelo negro y fino y ojos azules, vestido con un traje blanco. "Padre".

Dios se puso en alerta en cuanto su hijo entró en su despacho. Amenadiel nunca entraba en su despacho sin llamar. Ninguno de sus hijos lo hacía. Todos sus hijos sabían que podían acudir a él, pero también sabían que debían llamar si él estaba en su despacho. Si Amenadiel había hecho caso omiso de esa regla, significaba que algo andaba mal. La mirada del mayor confirmó esa creencia. "Amenadiel, ¿qué pasa?"

Amenadiel cerró la puerta del despacho de su padre y se acercó al escritorio de éste. "Ha ocurrido algo malo, padre. He intentado solucionarlo yo mismo, pero no puedo".

"Dime de qué se trata, hijo. Te ayudaré en lo que pueda", le aseguró Dios.

"Ni siquiera estoy seguro de que puedas. Es tan grave", dijo Amenadiel.

Lucifer - Desterrando al Diablo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora