Capítulo 4

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Jungkook caminaba lentamente por el comedor para no tropezar.
El cuarto estaba iluminado únicamente por la luz de la luna que se colaba a través de las ventanas. La casa estaba silenciosa. Todos estaban dormidos con excepción de él. Hace casi dos semanas que su sueño se había ido por completo. Sólo podía pensar en una sola cosa, en ella. Su imagen, su cuerpo, su sonrisa... y esos labios. Todo lo que tuviera que ver con ella lo enloquecía. Sunhee parecía que hacía hasta lo imposible por tentarlo, desde su caminar, hasta su forma de mirar, todo era una peligrosa tentación para él.
Las últimas dos semanas las habían pasado acariciándose y robándose besos, aunque el deseo no faltaba, pero aún no habían consumido esa pasión que agobiaba a sus cuerpos.

—Sunhee, Sunhee, me estás volviendo verdaderamente loco. —Cubrió su rostro con ambas manos, suspirando. Con tan sólo pensar en ella, la sangre le hervía en su miembro.

Caminó hacia la cocina, para abrir el refrigerador, buscando con qué saciar su hambre y calmar los deseos que atormentaban su cuerpo. Tomó un frasco de mermelada, pero al cerrar la puerta, se sobresaltó con la figura de Sunhee, quién lo observaba sonriéndo.
—¿Tienes hambre?
—¡¿Qué te pasa?! ¡Casi me matas del susto! —Se hizo el enojado. Pero sus pensamientos y su humor eran todo lo contrario. Jungkook la miró de pies a cabeza. Llevaba un pijama bastante sexy, de encaje. Era cómo si tuviera el plan macabro de tentarlo con su vestimenta y su forma de mirar, pero ella era así naturalmente, cosa que lo enloquecía aún más. —Sí, pensaba hacerme un sandwich, ¿quieres uno? —Intentaba reprimir sus deseos. Sacó dos rebanadas de pan y las puso en un plato.
—No, gracias.
—¿Qué haces despierta a esta hora?

Sunhee se sentó sobre la barra de la cocina, cruzando las piernas en dirección a Jungkook.
((Dios, tengo que aguantar. ¡Maldición, esta mujer me matará!))
Jungkook le untó nerviosamente mermelada a uno de los panes.

—Estaba en el baño y escuché cuando bajaste. ¿Algún problema? —Preguntó, tomando un poco de mermelada con su dedo. Jungkook sólo la observó, anhelando cuando se llevara el dedo a la boca. —Mmm... me encanta el sabor a fresas. —Y con eso dicho, introdujo su dedo en la boca, pero de una manera insinuante y sin quitar sus ojos de los de Jungkook.
—¿Acaso me estás provocando? —Se acercó a ella, para rozar con su creciente erección su pierna. Ella sonrió.
—¿Y qué te lleva a esa conclusión, Kookie? —Separó sus piernas.
—Yo creo que sabes muy bien lo que haces.
JungKook se acomodó entre las piernas de Sunhee.
—Ah ¿sí?
Él rozo su pene ligeramente y le sonrió.
—Sí...
Jungkook se untó el dedo con mermelada y lo puso frente a los labios de ella. Sunhee lo miró fijamente a los ojos, y sin quitar su mirada, introdujo el dedo de Jungkook completamente en su boca, succionando ligeramente deslizando la legua, hasta llegar casi a sus nudillos. Jungkook soltó un pequeño grito de exitación.
—Delicioso.
Él se lamió el mismo dedo y después la besó.
—Creo que me toca a mí. —Untó otra vez su dedo pero esta vez embarró el cuello de Sunhe, para pasarle después su lengua, provocando gemidos por parte de ella.
—Jungkook ... —Él la calló con un apasionado beso, y bajando los tirantes de su pijama, buscó de nuevo la mermelada para untarla sobre sus senos. Pasó su lengua al rededor de los pezones, evitándolos a propósito, para provocar que ella agonizara de placer, hasta que por fin sus labios hicieron contacto sobre ellos. —Espera, mi mamá. —Murmuró entre jadeos, pero él ni se inmutó y siguió saboreándolos. —Jungkook ... yo...
Jungkook puso uno de sus dedos sobre sus labios, para callarla, extendiendo su otra mano hacia sus braguitas para quitárselas.
—Aquí no.
—Por favor, no me detengas. No ahora. —Susurró él, terminando de sacar su braga de sus piernas. Con tan sólo mirarla desnuda y perdida en su placer, Jungkook sintió que iba a explotar.
La recostó sobre la barra, abriendo sus piernas aún más. Acariciaba sus senos con una mano mientras que con la otra embarraba su vagina con mermelada. La respiración de Sunhee se agitó demasiado. Su cuerpo temblaba, agonizando y anticipando el contacto de sus labios. —No me importa nada, nada más que tú. Quiero que grites, preciosa. —La siguió acariciando.
—Pero... me van... a escuchar... —Jadeó.
Jungkook acercó su rostro a su feminidad. Ella había comenzado ese juego de seducción, pero ahora había terminado siendo dominada por la pasión y por ese increíble hombre, el hombre al que pasó su vida entera odiando, y que en ese momento se había convertido en una adicción para ella.
—Grita.
Deslizó su lengua, lamiendo y saboreando con ardor. Ella intentó ahogar los gritos, pero el placer que sus labios y su lengua le provocaban, eran más fuertes que su fuerza de voluntad.
Sunhee rodeó sus piernas por el cuello de Jungkook, gritando una y otra vez, y moviéndose para acercar más su feminidad a la boca de Jungkook.
Él deslizó la lengua desde el comienzo de su hendidura hasta su clítoris, poniéndole más atención a este. Y siguió su camino hacia su estómago. La miró a los ojos; Sunhee parecía estar letárgica de placer, provocando que él se excitara aún más.
Bajó nuevamente a su clítoris, pero justo cuando ella iba a alcanzar el orgasmo, Jungkook se detuvo.
—¿Qué haces?
Jungkook la besó, y con sus labios aún cerca de los de ella, le murmuró:
—Ya no aguanto más. Quiero hacerte mía. —La levantó sujetándola del trasero, ella rodeó sus piernas en su cintura. —Te voy a llevar a la cama, ¿eso quieres?
Sunhee asintió con la cabeza. Jungkook caminó hacia el cuarto de huéspedes, el más alejado del cuarto de sus papás. La humedecida feminidad de ella hacia que se resbalara contra su estómago, provocando una fricción bastante excitante. Ella soltaba gemidos con cada paso que jungkook daba. Al llegar a la habitación, la recostó sobre la cama y la besó.
—Sabes lo que tienes que hacer. —Ella asintió con la cabeza, implorando con la mirada que la penetrara ya. Jungkook buscó un preservativo que tenía escondido en uno de los cajones, y se lo puso sobre su firme miembro, provocando placer ante ese pequeño contacto.—¿Lo quieres? —Sunhee asintió con la cabeza nuevamente, incapaz de pronunciar palabra. —Dime que lo quieres. —Rozó su miembro en la entrada de Sunhee, resbalando con la miel que brotaba de su interior.
—Sí, sí, sí, sí. ¡Lo quiero!
La penetró, provocando que ambos soltaran un gran grito de placer. Metió aún más su pene, hasta llenar todo su interior, y sin moverse aún, disfrutaba de la unión de sus cuerpos, y de cómo los músculos interiores de Sunhee apretaban su miembro.
—Jungkook , hazme tuya.
Jungkook la besó con pasión, empezando así sus movimientos. Deslizándose dentro de ella una y otra vez, alternando sus movimientos de rápidos a lentos.
Los gritos de ambos eran incontrolables. Ella clavó las uñas en su espalda y rodeó sus piernas al rededor de la cintura de Jungkook, en un intento desesperado de que él la penetrara más profundamente.
Él la penetró con tanta fuerza y pasión, como nunca en su vida lo había hecho, acelerando sus movimientos de vez en cuando. Sus respiraciones se hicieron demasiado superficiales y dificultosas.
El sudor que emergía de sus poros, creó un lubricante para sus cuerpos, haciendo sus roces más excitantes.
Sus miradas se encontraron, habían tantas emociones y sentimientos de por medio, pero eran sentimientos imposibles; emociones prohibidas.
Él la besó desesperado, para ahogar las palabras absurdas que querían salir de sus labios. Y con un último movimiento, se fundió completamente en ella, explotando en el orgasmo de su vida.
Sunhee también pudo sentir su cálido jugo salir de ella, igualmente desgarrada por un clímax explosivo.
Después de un tiempo, sus cuerpos dejaron se espasmarse y sus respiraciones se calmaron.
Jungkook se acostó a su lado, tomándola entre sus brazos, pero ella se safó y se paró de la cama.

—¿Te vas a quedar aquí toda la noche?
Él la miró, confundido y desconcertado por su indiferencia. Jungkook realmente deseaba permanecer a su lado toda la noche... toda su vida...
—Pensé que podíamos...
—No te hagas ilusiones conmigo, Kookie. Recuerda mi única condición. Si quieres continuar con esto, deja fuera los sentimientos. —Se puso la pijama, despejando su mirada. —Sabes cuál es nuestra situación, lo que pasará en tan sólo una semana. Lo nuestro es imposible.

Sabor a ti - Jungkook [+18] ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora