XII

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3 AGOSTO - BURRIANA

·hugo·

Hoy despierto con más calor que los otros días, pero no me quejo. El cuerpo de Anaju me da la espalda y su cabeza reposa sobre mi brazo, cubierto por su melena. Anoche quiso compensarme todo el día sin hacerme caso con dormir conmigo, después de que yo se lo propusiera unas quince veces por minuto. Bostezo al abrir los ojos y noto que el brazo en el que Anaju apoya su cabeza empieza a hormiguear, se me está durmiendo. Abro y cierro mi mano para intentar que la sangre circule pero sin querer despertar a la chica, pero ella se remueve y ahora su cabeza está en mi pecho.

–Buenos días, Anajus. –susurro al escuchar unos ruiditos salir de su boca y ella estira sus piernas.

–Buenos días, Huguito. –me responde y deja un beso en mi pecho antes de incorporarse.

Baja la cremallera de su tienda para salir y yo salgo detrás de ella. Rodea con sus brazos a Javy, que está ya sentado en las sillas y a mí me rodean los brazos de Sam, que también está despierta.

–Anaju, ¿me acompañas a las duchas? –el tono que utiliza Sam, junto con el guiño que me dedica a mí, me hace entender que va a preguntar a Anaju hasta por el color de mis calcetines y sonrio.

–Sí, claro. –responde aun adormilada y camina hacia su tienda para coger sus cosas. 

–Ahora venimos, chicos. –anuncia la rubia al entrelazar su brazo con el de Anaju y ambas se dirigen a las duchas.

–Estás encoñado, eh. –la voz de Javy me hace reír y me acerco a la mesa para sentarme con él. –Normal, la verdad. Es un encanto Anaju.

–La verdad es que sí. –confirmo moviendo mi cabeza y alcanzo mi tabaco. –¿Quién me lo diría, eh? –miro a mi amigo sonriendo y él ríe.

–De pensar que ibas a conocerte casi todas las tiendas de este camping a que sea ella la que conozca la tuya. –asiento mientras miro a mi tabaco, sin dejar de sonreír. 

Continuamos hablando sobre los conciertos del día y Anaju y Sam se unen a nosotros cuando llegan. Maialen sale de su tienda y nos da los buenos días a todos con un beso en la mejilla para unirse después a la conversación. Pero todos nos quedamos callados al ver que de la tienda de Rafa no sale solo él, sino que la larga melena de Eva lo acompaña. Miro a mi amigo con las cejas levantadas y él me sonríe. Dirijo mi mirada a las chicas y Anaju está a punto de rozar el suelo con su barbilla, mientras que a Sam parece que se le van a salir los ojos de las órbitas.

–¡Me dijiste que ibas a dormir con Mai! –acusa la rubia y yo observo la escena divertido. 

–Cambié de planes. 

La manera de responder de Eva, con bostezo incluido, consigue que Anaju ría y que Sam se desquicie más si es posible. Rafa se acerca a Javy y a mí mientras Sam sigue lanzando preguntas a Eva.

–Parece que tienes cosas que contarnos, ¿no? –dice Javy y yo asiento.

Rafa nos responde con un guiño de su ojo y volvemos la mirada a la escena hermana mayor-hermana menor que se está formando, de la manera más cómica posible.

***

Desde el minuto que la música de Lola Índigo retumba por los altavoces, las chicas no paran ni un segundo de cantar y bailar todas y cada una de las canciones. Nosotros imitamos sus movimientos, creyéndonos bailarines profesionales como las chicas que están en el escenario.

–¡Tengo que grabar esto!

Mai nos grita a la vez que saca su móvil y todos nosotros nos metemos en el papel de profesionales. Empieza por Javy y Sam, que hacen movimientos con sus brazos; Eva y Rafa se perrean el uno al otro de espaldas. Cuando el móvil de Mai llega a Anaju y a mí, ambos movemos las caderas de un lado hacia el otro y subimos y bajamos nuestro cuerpo, mirando a la cámara con cara de saber lo que estamos haciendo, Anaju incluso se permite lanzar un beso y yo suelto una pequeña risa.

Eva agarra a Anaju para bailar con ella la siguiente canción y yo no puedo apartar mi mirada de su cuerpo. No creo que sea consciente de lo sensual que es, y eso hace que lo sea más todavía. Balancea su cuerpo, recorre con sus manos su cuerpo, mi boca se seca. Es un espectáculo. Aparto mi mirada de ella para dejar de parecer un psicópata y me cruzo con otra mirada que está puesta en ella. El chaval está recorriendo el cuerpo de Anaju centímetro a centímetro, disfrutando de las vistas que debe tener al estar Anaju de espaldas a él. En el momento que ve que se acerca a ella, los músculos de mi espalda se tensan. 

El chaval se pone a su lado y ella le sonríe amable. Cuando él se acerca a su oreja para hablar con ella aprieto mis dientes, incómodo. Y la cara de incomodidad de ella junto a la negación que hace con su cabeza me tensa todavía más. Observo la escena, él insiste y ella lo aparta posando la mano sobre su pecho y negando de nuevo con la cabeza. El lenguaje corporal de Anaju me pide a gritos que aparte a ese gilipollas de ella y mis piernas avanzan solas.

–Me parece que te está diciendo que no, compañero. –digo alzando mi voz a la vez que me posiciono al lado de Anaju. –Lo veo yo desde lejos, no vas a verlo tú que estás demasiado cerca de ella.

–¿Y a ti qué más te da? –Anaju rodea mi muñeca con sus manos y el chaval me sonríe. –Estaba hablando con ella, nada más.

–Para hablar con alguien ese alguien tiene que querer, y créeme, ella no estaba por la labor de mantener una puta conversación contigo. –su sonrisa me enerva y noto como mi voz sale en un tono de enfado. –Lárgate, baboso.

El tío se ríe y se va, no sin antes dedicarle un guiño a Anaju, que aprieta su agarre en mi brazo. No dudo ni un segundo y agarro su mano para llevarla fuera de toda la gente y busco un sitio algo más tranquilo. Nos dirijo a la parte de atrás de uno de los puestos de comida que se reparten por el festival y ella apoya su espalda en él.

–¿Estás bien? –Anaju asiente con su cabeza y me mira. –¿Qué coño quería ese tío?

–Ya sabes... –responde y suelta un pequeño suspiro. –Una tía baila con sus amigas y ya lo hace para calentar la polla del mononeuronal de turno que se piensa que es el centro del universo. –se encoge de hombros y yo trago saliva. –Que si llevaba un rato mirándome, que si quería ir a un sitio más tranquilo, que si nadie me había dicho nunca que bailo de puta madre... 

–El típico notas, vaya. –concluyo y ella ríe mientras siente con la cabeza. –Vaya manera de ligar más... efectiva. –la rodeo con mis brazos para abrazarla y ella ríe sobre mi pecho.

–Bueno, para rara la forma de ligar de Rafa. –río con ella y me separo del abrazo para mirar su cara. –Lanzó su tienda encima de la de Eva y parece que funcionó.

–Bendito Rafa. –ella asiente y yo aparto un mechón de pelo de su cara. –Me apetece mucho besarte, Anaju.

–¿Y desde cuándo tienes que pedir permiso para hacerlo, Hugo?

El tono que utiliza me hace sonreír y acorto el espacio entre nuestras caras para saborear de nuevo esa mezcla de ron y menta.

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Esta noche subiré el último capítulo del festival (que no de la historia, ni mucho menos).

¡Nos leemos!

joy · anahugWhere stories live. Discover now