|Capitulo 18|

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Capítulo 18

El día había transcurrido con normalidad y lentitud. Todo fue tan soso y aburrido que solo me dediqué a bostezar y quejarme todo el día. O al, menos, eso hice creer.

Le había hablado mal a más de uno de mis compañeros cuando intentaron acercarse para hablarme. Por suerte, Adela estaba allí, para decirle, aunque no sabía si era cierto o no, que me sentía mal, que no les prestaran atención a lo que decía.

Miré de lejos a Owen, pero ni siquiera me acerqué a saludar, y pareció entender que quería estar sola, porque me saludó con una leve sonrisa, y asintió con la cabeza. En ese momento recordé el pequeño momento que habíamos tenido en mi casa, cuando desperté, y me sentí bien. Owen de cierta forma entendía. Él no había perdido a su madre, pero había tenido que soportar la violencia al igual que yo.

Así que si, él podía decir que me entendía, y estaría bien. Si otra persona, que nunca hubiera pasado por eso me decía que me entendía, posiblemente se llevaría algún golpe de mi parte.

En ese momento, en el que él asintió en mi dirección como si me dijese: «yo estoy aquí», fue como una pequeña brisa en medio de mucho calor. Y aunque no me acerqué a él, sabía que podía hacerlo en cualquier momento si lo necesitaba.

Aquel día fue un desastre completamente.

No me sentí bien, y eso era lo único en lo que había pensado en todo el día. Mi cabeza solo daba vueltas sin sentido, y terminaba en el mismo punto donde me martirizaba.

Fue solo después de unas cuantas horas, que Adela entró a la habitación, pero de hecho, no le preste atención, al menos no hasta que ella se paró delante de mí, con las manos sobre la cintura y los labios fruncidos. Su voz fue alta, cargada de fuerza como si reafirmará su presencia.

—Estas son las invitaciones.

Mire como dejó caer sobre mi cama dos invitaciones, con unas decoraciones moradas. Mi mente no daba para describir nada más, de hecho, el asunto era que no me importaba, pero lo que veía era bonito y se veía costoso. Levanté la cabeza del libro que estaba leyendo, o del libro que fingía leer y la miré.

— ¿Invitaciones para qué? —cuestione con rareza. Adela infló las mejillas y dejó salir el aire por sus labios con lentitud. Echó hacia atrás un mechón de su cabello que le molestaba en la frente y me respondió:

—La cena para recaudar fondos. Es mañana, y cuando Owen te las entrego, solo las dejaste encima de la mesa.

Si, recordaba la cena y como ella no dejaba de hablar del asunto, pero realmente, tampoco era como que me importara mucho asistir. Owen me había hablado de eso unos días antes, como era obvio debíamos ir juntos, aunque, según lo que me contó su familia a excepción de Jason, por supuesto, sabía que fingíamos.

—Las olvide — admití segundos después.

Ella rodó los ojos, caminó hasta un pequeño sofá que había reemplazado su cama, se dejó caer allí,  y respondió:

—Esto es importante. Es uno de los eventos más importantes del año, y supongo que como novia de Owen, debes asistir.

Sentí cierto desdén en cómo dijo lo de novia, y arrugue un poco  las cejas en confusión. Si, lo sabía, y también sabía que ella quería ir. Había estado mencionando la cena anual de recaudaciones todo el año, aunque, Owen no le caía bien, su familia era bastante amiga de la nuestra.

—Mañana iremos.

Pero, por la forma en la que me miró supe que eso no era lo que le importaba. Adela era la persona más observadora que conocía, y era bastante obvio que se había dado cuenta de cómo había estado todo el día, y que, de hecho, la evite unas cuantas veces. Como a todo el mundo.

Impulsos ©️✔️Where stories live. Discover now