Seis

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Su primo Félix nunca había sido especialmente alegre, vale mencionarlo, pero tampoco era tan silencioso y taciturno como se encontraba ahora, Adrien decidió no hacerle preguntas, la muerte del padre de su primo no estaba tan alejada y ese hecho debía estarle afectando todavía. Adrien echaba de menos cuando de niños pasaban jugando todo el tiempo, eran inseparables, casi como si realmente fueran gemelos, pero con los años Félix cambio, quizá Adrien también, la distancia enfrió la relación y ahora Adrien no sabía de qué hablar con su primo. Tenían gustos muy diferentes, a Adrien le gustaba salir, pasar el rato con sus amigos y jugar videojuegos, Félix se había convertido en un adolescente solitario, que pasaba todo el día apartado del mundo detrás de su libro, o quizá usaba sus libros como un escudo para que nadie se acercara a él, si Félix tenía amigos, Adrien no lo sabía, así como tampoco sabía si se llevaba bien con los otros chicos de su escuela.

Pero el que Félix llevará días sin pasar las páginas de sus libros le parecía extraño y casi que confirmaba su hipótesis de que su primo usaba los libros como excusa de que nadie lo molestara. Al final, el lunes luego de una semana de verlo comportarse así, Adrien se atrevió a preguntarle a su primo porque estaba actuando tan extraño.

- ¿Actuando extraño? Acostumbro a comportarme así Adrien – había respondido Félix levantando los ojos de su desayuno que veía con desánimo.

El final del año escolar se acercaba y Adrien estaba muy ocupado para prestar especial atención a su primo, Félix era libre de pasearse por la casa y examinar todos los rincones, y aunque no lo pareciera, Adrien tenía la impresión de que de su primo era más curioso de lo que este estaría dispuesto a admitir, lo encontró varias veces examinado cada parte de la casa, como si quisiera descubrir si ocultaban algo, a Adrien no le gusto como Félix registraba en ocasiones la casa, le hacía sentir que en cualquier momento vería a Plagg por casualidad.

- Desde fuera esta casa tiene un ático – comentó Félix un día en el almuerzo, Adrien levantó una ceja sorprendido y Gabriel le miró fastidiado -. ¿Por dónde se sube hasta allí?

- No hay ningún ático Fél – aseguró Adrien, Félix desvió la mirada hacia su primo y lo examinó con sus ojos fríos que no dejaban ver nunca que pensaba.

- Por supuesto que lo hay, desde fuera la casa tiene una altura mayor a la que vemos por dentro – comentó Félix con desgana.

- Creo que nos habríamos dado cuenta si esta casa tuviera un ático – intervino Gabriel de manera cortante.

- ¡Qué ambiente más tenso! – Exclamó Amelie sonriendo -. Vamos Gabriel solo fue un comentario sin importancia.

- Sí, pero no me siento tranquilo con tu hijo examinando cada rincón de mi casa – replicó Gabriel -. Te recuerdo que cuando dijiste que vendrías a Paris por trabajo no mencionaste que terminada esa semana te quedarías un tiempo más.

- Vamos Gabriel, no es como si tuvieras un tesoro escondido. Si, se que fue una decisión repentina Gabriel pero de la nada sentí el deseo de tomarme unas vacaciones, tanto Félix como yo las necesitamos.

- ¡Por supuesto que no tengo ningún tesoro escondido! Pero asegúrate de que el muchacho no esté metiendo las narices en todos lados de la casa – Dijo Gabriel finalizando la discusión, Félix no le apartó de mirada durante toda la interacción que tuvo con su madre, y continuo viéndolo un par de segundos después antes de volver los ojos hacia Amelie y decir.

- Supongo que paseo demasiado por esta casa – acepto encogiéndose de hombros -. Mañana saldré a dar una vuelta, creo que recuerdo Paris lo suficientemente bien para no perderme.

- ¡Esa es una idea maravillosa! – aprobó efusivamente Amelie -. No adelantaste los exámenes en tu colegio para venir a encerrarte en casa de los Agreste.

- Cierto madre – dijo Félix.

Y Félix al día siguiente se decidió con acompañar a Adrien a su colegio, dijo que iría junto a él a donde sea que quedara la preparatoria Françoise Dupont y luego pasaría un rato por su cuenta.

- ¿Estás seguro? – pregunto Adrien -. Paris no es una de las ciudades más seguras de Europa.

- No me subestimes, se cuidar de mí – le contestó Félix -. Además no quiero que llegues tarde por mi causa, ya deberíamos estar en camino.

- Cierto.

- ¿Por qué dices que Paris no es una ciudad segura? ¿No has visto las noticias últimamente?

- Todo el mundo sabe que como ciudad grande tiene sus peligros, y no, no he visto las noticias últimamente.

- Según dijeron el índice de delincuencia a decaído ¿Crees que Ladybug y Cat Noir tengan algo que ver? Todos los noticieros lo aseguran pero yo discrepo.

- ¿Por qué? - pregunto Adrien.

- Porque ellos se encargan mayoritariamente de Hawk Moth, según las estadísticas la cantidad de crímenes es escasa.

- ¿Lees muchas estadísticas?

- Me gusta conocer el lugar en dónde estoy... ¿Qué son las letras chinas de ese edificio? – preguntó Félix, luego de unos minutos de que se hubiera quedado en silencio, Adrien levantó los ojos y se encontró con la pancarta que anunciaba la entrada a la consulta de medicina tradicional china del maestro Fu, Félix le miraba fijamente y Adrien se sintió súbitamente muy nervioso -. Tengo entendido que por las tardes vas a una academia de chino

- Sí... aunque aún estoy comenzando – explicó Adrien -. Es un consultorio de medicina tradicional china.

- He escuchado sobre eso – comentó Félix -. Dicen que tiene un valor científico tan grande como la homeopatía, pero siempre he querido comprobar como es ¿Te parece si algún día vamos a visitar ese consultorio? Solo por curiosidad.

- No vale la penas, me refiero a que todos sabemos que muchas de esas ciencias...

- Pseudociencias – corrigió Félix.

- Sí, eso, no son realmente válidas.

- Si, en el mundo la magia no existe, pero ¿No te hace dudar de ello el que existan superhéroes? poseen habilidades que no se explican científicamente.

- ¿Cómo estás tan seguro?

- Porque no sé cómo tienen esos poderes ¿Acaso lo sabes tú?

- ¡Desde luego que no!

- Entonces estamos igual.

Casi todo el resto del camino al colegio lo hicieron en silencio, Adrien apretaba con fuerza la mochila como si pensaba que Plagg en cualquier momento podría salir de esta y dejarse ver por su primo.

Estaba siendo paranoico.

¿Cómo podría saber Félix algo sobre los miraculous? Nadie aparte de él, Ladybug y el maestro Fu conocían el secreto de los miraculous, Hawk Moth no contaba en la lista personal de Adrien.

- Mira Félix, ese es mi colegio – señalo Adrien cuando apareció a lo lejos el colegio Françoise Dupont, su primo se limitó a asentir con aburrimiento. Se acercaron unos cuantos metros y cuando estaban a menos de una calle de llegar al colegio, Félix se detuvo.

- Hasta luego Adrien.

- ¿No vas a quedarte a saludar a mis amigos?

- No, tengo cosas que hacer.

- ¿Cómo?

- Cómo visitar la biblioteca, se me están acabando los libros que traje de mi casa.

No pasó desapercibido para los amigos y demás estudiantes del colegio que Adrien había llegado junto a otro muchacho que podría ser su doble. Así que cuando Adrien entró al colegio todo el mundo le lleno de preguntas, inclusive Nathaniel que estaba charlando con Mark al otro lado del patio pareció curioso por la razón que había atraído la atención sobre Adrien.

Aquello inherente a tiWhere stories live. Discover now