"Nunca podrás quitar mi aroma de ti".
¿Por qué seguía soñando con él? ¿Con un futuro que jamás tendrían? Hamed Agani se lo preguntó por meses, luchando con fiereza para no correr hacia la puerta de Niek Alders y adorarlo como un dios, olvidándose d...
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― Adoro este lugar.
Era fantástico tener Ciudad del Cabo a sus pies. Cameron sonrió y le pasó la botella de agua para hidratarse a Hamed mientras llegaban a la cima. El sol a esa altura picaba en la piel.
― Estás rojo...
Dijo Hamed, cuando se arrojaba algo de agua sobre su cabeza.
― Sí, tal vez debí hacerte caso con lo del protector solar más alto...
Ambos se sentaron a un costado de la maravillosa Montaña de la Mesa en silencio, descansando después de varias horas de senderismo.
― Hace demasiado tiempo que no salía a hacer deporte al aire libre.
― Te lo dije, es lo que necesitas para despejar la mente.
Llevaban dos semanas saliendo. Eran compatibles, mucho más de lo que pensaban a pesar de sus apariencias disímiles.
Hamed había decidido darse esta oportunidad con una persona diferente a lo que él estaba acostumbrado, a lo que amaba, a lo que extrañaba con cada célula de su cuerpo, sin importar cuanto lo negara.
"Olvídalo, él no te ama, nunca lo hizo".
Lo repetía como una especie de mantra, en sus noches, en sus mañanas sin importar lo ajetreadas que fueran. Pero, aquí estaba, haciendo el esfuerzo, con una persona que, compartía sus dolores y conocía de primera mano el dolor de la pérdida.
Hamed sacó las barras de cereales energéticas y le convidó una a Cameron.
― ¡Genial!, ya me estaba dando hambre.
― ¿De qué hablas?, hemos comido hace sólo dos horas.
― Puedo parecer una lombriz, pero tengo un apetito voraz.
― ¿Qué tal el trabajo?
Cameron puso los ojos en blanco.
― Martin está enloqueciendo. Hemos tenido problemas con el nuevo sistema de facturación. El pobre camina por las paredes de los nervios, en un momento, creí que se agarraría los pelos y se los arrancaría.
― Vaya, ¿y tú?
― Es muy difícil que me enoje por algo. Trato de que nada me saque de mi línea.
― Nos parecemos en eso. Recuerdo que una de mis novias me dijo una vez que era completamente frígido.
― ¿Existe ese término para hombres?
― No lo sé, según ella, sí.
― ¡Qué perra cruel!
― Sí, bueno, he tenido dolores más grandes que ese comentario en el plano amoroso...
Cameron asintió sin quitarle la vista de encima, era hora de hablar sobre ello.
