🕯️ Miedo 🕯️

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Que es eso que en tiempos de dolor se esconde en mi sombra..

La castaña giró su cabeza inquieta al estar sola en plena carretera suspiró, últimamente tenía un raro presentimiento.

Y es que su consciencia parecía no querer dejar de culparle a cada hora del día. Después de aquel trágico día.

Al recordar le es muy difícil controlar sus sentimientos e inconscientemente unas lágrimas escurridizas salen de aquellos ojos mieles, no se permito armar tal escena de ella llorando a mitad de calle por lo que rápido las quita de sus mejillas.

Suspira viendo desde lejos la casa de sus padres, acercándose camina despacio, tal vez sea su imaginación pero desde su pérdida creía que la casa lucia hasta más apagada.

Si tan solo la hubiera... No.

El hubiera no existe y aunque haría lo que sea por haber estado en su lugar, por algo pasan las cosas.

Pero, porque una niña con una gran vida por delante tendría que terminar de aquella atroz manera.

Al menos la dulce Yami no había sufrido.

Había amanecido pero sus ojos no fueron capaces de abrirse a la luz del día.

Apenas siete años, joder, a veces la vida era tan injusta.

—¡Mina cariño! Que bueno que hayas venido.— sonríe sincera a su madre quién muy alegre se aproxima para envolverla en un tierno abrazo.

Inevitablemente si vista cae en los ojos de la mayor, debajo de éstos yacen unas grandes ojeras pero al menos ya no estaban tan rojos como la última vez.

Mamá no deja de llorar por la ausencia permanente de su bebé.

A ella parecía haberle afectado bastante, a todos de hecho, pues aquella pequeña familia consistía de solo ellos tres y la difunta Yami.

Ahora que las cosas se pusieron mal y que la madre de Yami había entrado en una profunda depresión la mayor de ambas se había visto en el deber como hija, no por obligación puesto que amaba infinatemente a su madre y por ello trataba de frecuentarla cada día.

Incluso había estado la primera semana en su casa pues Mina era independiente y tenía su propio departamento.

Se acerco a su madre con una sonrisa en el rostro, cuando estuvo lo suficiente cerca le dió un corto beso en la mejilla como saludo.

—Te veo animada hoy mamá.— dice tomando asiento en un banquillo del gran comedor observando a su madre de allá para acá con varias tazas.

Sonríe por inercia al verle así, pero aquel gesto desaparece en cuanto escucha como suspira.

—Por la mañana fuí con la psicóloga y me recomendó una serie de ejercicios, para distraerme..

Mina se levanta preparándose mentalmente para alguna crisis por parte de su mayor—Mamá estás..

—Tranquila cariño, estoy bien, me siento tranquila. —nuevamente la sonrisa aparece y Mina se queda un poco más relajada.

Su mamá estaba bien.

Alegre continúa viendo la agradable vista que le dedica su madre, había comenzado a tararear una canción.

— Mina... — de pronto le llama — podrías ir a sacar la ropa al cuarto de.. Yami — dice apenas.

La castaña le mira sorprendida, cómo era que había tomado una decisión tan difícil, sin duda era una mujer fuerte.

Hace unas semanas habían intentado limpiar aquel cuarto y solo dejar las cosas más preciadas, consideraban todo lo que le perteneciera a la menor importante pero mantener su cuarto como lo estaba cuando aún vivía les dolía y su padre pensaba que lo ideal era dejar todo atrás.

Claro estaba que amaban a su pequeña y jamás dejarían de hacerlo.

Pero nada era para siempre.

— ¿segura? —cuestiona insegura pero al ver que la contraria asiente suspira para ponerse de pie, antes de avanzar se muerde el labio inferior y pregunta con duda —mamá, ¿porque has decidido.

Pero nuevamente es interrumpida —¿sacar la ropa de tu hermana? — la castaña asiente — He comenzado a entenderlo cariño, tu padre y tú tienen razón.

Sabe a lo que se refiere e inevitablemente sus ojos se inundan de lágrimas que no se permite derramar pues no quería armar una escenita, estaba orgullosa.

—además, hay cosas que pueden servir, podríamos donarlas ¿a qué no estaría genial? —Mina asiente —.Anda cariño.

Anima y está no duda para subir.

Camina lentamente por el pasillo de la segunda planta, sintiendo una brisa de aire frío recorrer por su espalda que decide ignorar.

Al ingresar al cuarto de su hermana menor sus piernas comienzan a temblar, anteriormente no había podido entrar pues hace unas semanas su madre aferrada a la idea de olvidar a la pequeña decidió colocarle el candado.

Sin embargo hoy estaba de pie en medio del espacioso cuarto.

Todo lucia tan normal y vivo.

Todo lo que le pertenecía.

Sus ojos cayeron en las muñecas de la menor y con los ojos llorosos se encamino hacia ellos.

Estaba siendo fuerte, no obstante su barrera se vio derribada al ver al peluche favorito de Yami.

— pato...

El muñeco estaba mal, pero sabía que significaba mucho para Yami pues le conservo y todos los días le trataba con cariño.

Ahí no pudo más.

Cayó de rodillas llorando sin control alguno, sus sollozos eran bastante audibles y rotos.

Lo siento mucho... Te extraño— dijo con hipidos saliendo de su boca los cuales se confundían con sus sollozos.

Se permitió derrumbarse, le dolía su corazón y se sentía culpable.

Llorando hasta cansarse abrazando el peluche de su hermana, no se percató de la extraña presencia de un segundo en aquella habitación.

El aire comenzaba a hacerse pesado.

La escasa luz había desaparecido de golpe, entonces su vista se elevó en frente, pudo ver claramente como las puertas del armario se abrían de par en par en cámara lenta.

Su interior era completamente oscuro, se veía tan vacío profundo que al ver dos esferas de un color rojo, igual al de la sangre sintió la suya misma congelarse.

Su mente no podía procesar aquello, parecía sobrenatural.

Sin embargo las escalofriante risa que resonó con maldad por la habitación le confirmo que todo, todo era real.

Por primera vez, sintió miedo.

𝐉𝐞𝐨𝐧'𝐬 𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐞𝐫; JJK [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora