CAPITULO 26

5.2K 349 26
                                    


No esperaba una escena así siendo apenas las 6:30 de la mañana. Pero no era la única, el hombre desgarbado, de cabello entrecano que se encontraba sentado frente a mí tampoco se lo esperaba. Y es que todo sucedió muy rápido. Al menos para mí. Una mujer apareció de entre el tumulto de personas que transitaban por el aeropuerto, apenas lo vio se plantó frente a él y comenzó a decirle una serie de frases no gratas de escuchar. El hombre intentaba calmarla con palabras que me sonaron vacías y sin fundamento en cuando entendí el motivo de la discusión. Una infidelidad. Ambos estaban brindando un espectáculo no muy digno de observar. Sin embargo, ahí estaba yo en primera fila presenciando tal escena.

Ella apretó ligeramente mi muslo llamando mi atención. Aparté la mirada de la pareja que aún seguía discutiendo. Y me concentré en ella.

- Debo volver con ellos en unos minutos – habló casi inaudible, como si le doliera decirlo. Y la entendí.

Era el día. Paula tenía que viajar en menos de veinte minutos. Había insistido en acompañarla al aeropuerto aun sabiendo que no iba a estar cerca de ella como quisiera ya que viajaría junto al grupo de profesores que también estaban seleccionados para el intercambio.

Ella se había separado del grupo con una excusa para compartir los últimos minutos que nos quedaban. Estábamos en unos asientos lo suficientemente alejados así que desde donde nos encontrábamos no podían vernos.

Me resultaba difícil recordar detalles, pese a ello, me aferré a mi memoria fotográfica apenas clavé mis ojos sobre ella, no volvería a tenerla frente a mí hasta dentro de un año y medio así que quería recordar cada facción de su rostro lo mejor posible.

Sus ojos. Marrones. Profundos. Inquietos. Me miraban expectantes esperando que me despidiera, algo que realmente no me apetecía en lo absoluto.

Ella volvió a apretar mi muslo.

- No pretendo presionarte, pero llevo esperando que me beses como cinco minutos –

Paula sabía descifrar mi rostro de una manera única, tan solo bastaba que yo hiciera una expresión para que ella supiera que pasaba por mi pensamiento. Por eso fue inevitable no sonreír ante su comentario; lo había dicho con la intención de que abandone mis cavilaciones.

Acerqué mi rostro hacía el suyo. Sensaciones llegaron a mí, sensaciones que solo ella despertaba. Rocé sus labios, estaban tibios, suaves, formando una leve sonrisa.

- ¿Seguirás solo mirando? – su aliento caliente solo hizo que mi deseo aumentará y terminará uniendo nuestros labios de una buena vez. Necesitaba desesperadamente de ella, de sus labios.

Los minutos siguientes me parecieron una bomba de tiempo en la que claramente yo no resultaba favorecida.

- Falta poco – su voz me sonó algo quebrada, me acomodé correctamente en el asiento para verla, bastó ver sus ojos cristalizados para saber que estaba controlando las lágrimas que amenazaban con salir. No quería verla así.

Me incliné hacia ella para volver a envolverla entre mis brazos una vez más, iba a echar de menos la calidez que emanaba su cuerpo. Iba a echar de menos tantas cosas.

- Cuídate mucho si –

- Te llamaré apenas llegué – comentó tras un largo silencio – te llamaré todos los días, lo prometo -

Deslicé mi mano sobre la suya y le di un leve apretón antes de ponernos de pie. Ya no podíamos seguir alargando los minutos, el momento había llegado.

La oportunidad del intercambio significaba para Paula todo un logro para el desarrollo de su carrera, yo sabía cuánto amaba lo que hacía, lo mucho que se había esforzado para llegar hasta donde estaba, enseñar era una de sus más grandes pasiones así que sabía que le iría bien en el otro país. Eso me hacía sentir tranquila.

De un momento a otro estábamos unidas nuevamente, me aferré a su cuerpo con todas mis fuerzas inspirando aquel aroma particular que emanaba y que me encantaba.

- Daniela... - Paula pronunció mi nombre como un susurro, como si no quisiera que nadie más escuchará lo que estaba a punto de decirme, como si fuera nuestro secreto.

- Daniela... - volvió a repetir – ten presente cada día que te amo –

Besé su frente despacio antes de volver a hundir nuevamente mi rostro en su hombro.

- También te amo Paula, no me importa el tiempo, estaré aquí para cuando vuelvas- dije tras separarnos. Era hora.

Sus labios se curvaron hacia arriba y eso me bastó.

Me deje ir por última vez en el infinito marrón de su mirada, deseando muchas cosas, pero sobretodo deseando que el tiempo pase lo más rápido posible para volver a tenerla frente a mí. 

ELLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora