Primer acto, parte cuatro.

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¿Alguna vez se han sentido como si hubieras descubierto un secreto muy oscuro? ¿Alguna vez has visto a tus padres pelear y no entender nada de lo que esta pasando? Esa sensación de confusión y miedo, que te deja estático, como suspendido en el tiempo, como en un limbo. Así se sentía Elsa al ver la fotografía de aquella niña.

La reconocía, habia visto a esa niña mil veces en su vida, tantas veces reflejada en el espejo del baño de su casa, del baño de la escuela, en la ventanilla de su auto, del autobús, en los almanaques familiares, en todas las fotos de ella soplando las velas de cumpleaños. Esa niña era ella cuando era más pequeña, se reconocía como cualquiera se reconocería a si mismo una vieja foto de su infancia, no importaba la fecha en la que esta fue tomada, ni la vieja ropa que llevaba puesta, ni el blanco y negro de la imagen, era ella, ni lo dudo un segundo, no era una de esas ocasiones en la que una dice “¡Diablos! Esta niña se parece mucho a mi” no, ella sabia que esa princesa era ella, sentía como si recordara que le habían tomado esa foto, un recuerdo que no tenia ni imagen, ni sonido, pero estaba vivo, lo sentía.

Derramo una lagrima de tristeza, era un recuerdo lejano de una época dorada, esa sensación le daba aquella foto, como si luego de ella, todo los otros recuerdos fueran amargos.

Volvió a pasar la imagen a la fotografía de la otra princesa y la miro con detalle, ahora sentía que ya la habia visto antes pero no sabia donde.

-Anna…- Susurro mientras acariciaba con cariño la foto.

Nuevamente sentía que enloquecía y soltó una risilla amarga y cerro el libro, no tenia ganas de seguir sintiéndose así mas tiempo, no tenia por que hacerlo.

Lo dejo sobre la mesa de centro el almanaque y busco a Merida o Rapunzel, la primera que viera.

-Punzi- Se acerco a su prima que se encontraba muy feliz husmeando en las paginas de un libro de arte.

-Elsa- Volteo feliz. -Esta biblioteca tiene libros de arte de todo los tipos, colores y tamaños- Abrazo el libro que leía a su pecho. -Me quiero quedar a vivir aquí.
Elsa río por la exagerada emoción de la coronence.

-Me siento celosa- Se cruzo de brazos y hizo un falso puchero.

-Oh vamos, la biblioteca O’gorman es la mejor de la ciudad pero- Miro fascinada a su alrededor. -Mira este lugar, ahora entiendo por que las princesas pasaban su tiempo aquí.

-Bueno si, tiene su encanto- Acepto resignada. -… Oye Punzi.

-Dime.

-Tu… ¿Tu crees en la rencarnación?- Pregunto demasiado seria para ser una pregunta casual, pero su prima no sospecho.

-Mmm- Toco su barbilla meditándolo. -Pues… Solo Ahtohallan lo sabe- Soltó la famosa frase que Elsa solía decir para cuando no sabia algo o no quería contestar.

Elsa soltó un suspiro ¿De cansancio? ¿De enojo? Quizás un poco de ambos.
-Trata de no bromear con el Ahtohallan- La regaño.

-Bueno, señorita amargada- Volvió a guardar el libro que estaba leyendo. -Oye relájate, se que hoy no es tu mejor día ¿Quieres hablar?

-¡Claro! Me cruce al fantasma de una princesa allá atrás.

-… Elsa si la profesora te atrapa fumando marihuana o inhalando cocaína aquí no creo que te dejen volver a la escuela.

-¡Idiota!- Golpeo su hombro. -Primero que nada, no inhalo cocaína y segundo…- Lo pensó, pero quizás no valía la pena. -Es verdad, estoy bromeando- Soltó una risilla falsa.

La corónense nego con la cabeza mientras se cruzaba de brazos y sonreía.

-¿Entonces que te pasa Elsa?

-Las exageraciones me pasan, prima- También se cruzo de brazos. -En serio, yo estoy bien.

-La tía Helena dice que mientes muy mal.

-¿Y tiene razón?

-Honestamente, si.

-Pero- Se acerco alzando el mentón en forma de superioridad. –Cuando te digo que vi un fantasma, piensas que miento.
-Okey prima, eres turbia, alguien debe decírtelo.

-Gracias. En fin, ven, quiero que veas algo.

Tomo a Rapunzel de la muñeca y prácticamente la arrastro por la biblioteca hasta donde estaba el gran ventanal y la llevo a los sofás para buscar el almanaque.

-Oh no- Soltó sorprendida la platinada al ver que el almanaque ya no estaba sobre la mesa.

-¿Qué buscas Elsa?- Le pregunto la corónense para luego mirar por el ventanal al enorme jardín, casi tan fascinada como estuvo Elsa hace unos minutos atrás. -Wow, es como un mundo para ellos solos.

-¡Yo lo deje aquí, maldita sea!- Maldijo la mas pálida buscando el almanaque, entre los cojines, debajo de la mesa de centro, pero no lo hallaba.

-Elsa no maldigas- La regaño.

-Perdón prima pero es que…

-¡Oigan!

De repente apareció Merida junto a Hans al lado de los libreros.

-¿Qué pasa?- Pregunto Rapunzel.

-Ya nos vamos, las estábamos buscando- Dijo la pelirroja haciéndoles un seña con la mano para que empezaran a caminar.

-Okey, vamos Els.

-Ya voy, adelántense, en seguida los alcanzo- Dijo, mientras seguía buscando el almanaque por los muebles a su alrededor.

-Yo- Hablo Hans. -Me quedo con ella, vayan tranquilas.

Merida y Rapunzel se miraron un momento, luego la pelirroja fuego se encogió de hombros y empezó a caminar, seguida de Rapunzel.

Hans espero a perderlas de vista por completo y luego con las manos en los bolsillos se acerco a la rubia que ya se habia rendido de buscar el almanaque.

-Vamos Hans- Paso por su lado mientras palmeaba su hombro.

-¡Claro pero…!- Elsa paro y lo miro sobre su hombro. -¿Qué buscabas? Si se puede saber.

Elsa analizo el lenguaje corporal de Hans, se veía un tanto agitado y estaba un poco despeinado, con la corbata desalineada y la camisa arrugada, se veía un tanto destruido a diferencia de hace una hora atrás y Hans solía ser de esos tipos que se mantenía bastante arreglado.

-¿Te encuentras bien… Hans?- Le pregunto volteando por completo.

-Yo estoy perfecto- Dijo serio. -¿Qué buscabas?- Pregunto demasiado brusco para el gusto de Elsa.

Soltó una risilla amarga. -No me agrada la manera en la que me hablas, sabes.
Dio la media vuelta y empezó a caminar a donde estaba su grupo.

Yo soy la reina [Elsanna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora