Doce.

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Sesshomaru estaba sentado justo a unos metros del edificio de la escuela disfrutando de la brisa que besaba su piel y el sonido de la ciudad, llevaba horas ahí y sólo esperando a Kagome, aún no entendía por qué se había sentado para esperarla, pero, no le molestaba realmente, incluso le gustaba el hecho de que se encontraba completamente solo, pacíficamente meditando sin tener a nadie que le reclamara, algo que desde mucho tiempo atrás no tenía, desde la llegada de Jaken sólo eran él y su soledad. No podía negar que le gustaba tener súbditos y un poco de compañía, incluso ahora que estuviera con la mujer que hablaba demasiado y sentía que era un logro tener que escucharla todo el tiempo, desde que llegó no podía escuchar sus propios pensamientos con la voz de Kagome siempre parloteando de mucha y nada a la vez, incluso cuando estaba en silencio le distraía verla moverse y hacer movimientos con los pies o sus manos.

Otra cosa más su propia mente estaba mintiendo, no le molestaba del todo escuchar la voz de la chica, era incluso hasta reconfortante, melosa, aguda, pero, completamente acogedora, hasta su olor, que le hacía querer recostarse sobre su pecho y dormitar plácidamente hasta que realmente cerrara sus ojos y descansar junto a ella como la última vez, ese día simplemente fue tal vez el mejor de su existencia conociendo humanos, no le molestaría hacerlo una vez más y podía atreverse a decir que lo deseaba.

—Pero... ¿Qué estoy diciendo? —se murmuró a sí mismo, meneando la cabeza para disipar cualquier pensamiento que no debía tener, sólo debía esperar a que ella hiciera lo posible para que ellos dos regresaran a la época antigua.

Aun cuando sabía que no podía seguir negando que comenzaba a agradarle la presencia de aquella sacerdotisa, podía jurar que comenzaba a gustarle, mucho, tal vez demasiado y eso ya lo sentía como un problema, no podía ni siquiera pensar en tener una relación ridícula con una humana como ella, pero... Era una humana poderosa—. ¡NO!

Gruñó tan fuerte en replica que hasta Kagome escuchó, enseguida la chica de cabellos azabaches elevó la cabeza preocupada, ¿y si le había pasado algo a Sesshomaru? No podía estar haciendo nada malo, lo dejó exhausto de la vida con humanos y en un lugar donde no podía lastimar ni tocar, ni ver a nadie que hiciera querer atacar.

"Oh vamos Kagome, es el gran Sesshomaru, el poderoso príncipe de las Tierras del Oeste" se dijo a sí misma percibiendo el miedo que crecía dentro de ella pensando en lo malvado que llegaba a ser ese hombre, se acomodó en su silla despejando su mente. "¿Y si mató a alguien?".

— ¡Sesshomaru! —gritó tan alto también que el mencionado frunció el ceño levantándose de un salto enfocando todos sus sentidos hacia dónde venía el sonido de la voz de Kagome, no era como si le preocupara si a ella le hubiese pasado algo, pero, era como un imán para buscarse problemas—. ¡Abajo!

Sesshomaru soltó un fuerte rugido al golpear contra el frío suelo luego de caer a través de las ramas del árbol y golpearse con cada una de ellas en el trayecto. Estuvo a punto de gritar el nombre de la chica buscando alguna explicación del por qué su nombre y la palabra prohibida se encontraban en la misma oración cuando la vió correr hacia él, se veía preocupada, sumamente cansada pues sus mejillas estaban rojas, sea lo que fuere el movimiento que la chica hacia a él le volaba la cabeza intentando resolver los deseos que le recorrían al verla.

Sí, estaba cayendo bajo sus pies, literalmente.

—No te permito que vuelvas a hacer eso, no puedo creer que te atrevas a hacerme esto cuando fui yo el que te trajo hasta este lugar.

—Lo siento en verdad —respondió entrecortada del cansancio, le inspeccionó de arriba hacia abajo, no tenía herida alguna o señal de que peleara con alguien más que el polvo que cubría su ropa después de caer al suelo, algunas hojas y pequeñas ramas cubrían su cabello blanco, la hizo sonreír de imaginar lo adorable que se veía enfurecido de esa manera unos días más atrás probablemente ya estaría siendo atacado por Inuyasha para que no se acercase a ella—. Creí que habías hecho algo.

Es tiempo de cuestionar.Where stories live. Discover now