2.¿¡Reencarne como la melliza de Harry Potter?!

CAPITULO 6:Cambiando un poco la historia...

NARRA(Harley)

El final del verano llegó más rápido de lo que yo habría querido. Estaba
deseando volver a Hogwarts para desacerme de una vez del pinchi diario maldito, pero por otro lado, el mes que habíamos pasado en La Madriguera había sido el más feliz de nuestra vida, en especial de Harry. Pero tengo que admitir que tener un libro maldito en lo mas profundo de mi baul me pone nerviosa, cada dia voy y reviso que este ahi ya que temo que el libro desaparesca o algo asi... ademas de que estoy pensando en como rayos hare para destruirlos?! Se supone que debia dejar la historia transcurrir, ya que al matar al basilisco con la espada de Gryffindor se supone que esta absorvia el veneno del vasilisco que podia destruir los horrocruxes...! Y yo habia cambiado eso! Ya de aqui en adelante, no se como va a ser el año...y eso me asusta! Este pequeño cambio puede arriesgar muchas vidas!!! Agh!!!... aunque me este carcomiendo la cabeza con el asunto, realmente no me arrepiento de haber robado el libro, ya que en lado positivo, por lo menos Ginny no sufrira las consecuensias del libro y podra ir a un año normal en Hogwarts...o por lo menos eso espero... por que realmente nunca hay un año tranquilo en hogwarts... se podria decir que el unico año que fue mas o menos normal en ese colegio en toda la saga de Harry Potter, fue en el primer año... por lo menos para el resto del alumnado, no es mi culpa que Harry sea un himan de problemas.... espero que por lo menos este año sea mas relajado...
Ademas! Podria ir a la camara de los secretos y pedirle un colmillo al Vasilisco, despues de todo yo tambien tengo una parte del alma de Voldemort :'v....por ahora solo me concentrare en la aberración de libro que habita en lo profundo de mi baul, para entregarselo a Dumbledore.

La última noche, la señora Weasley hizo aparecer, por medio de un
conjuro, una cena suntuosa que incluía todos los manjares favoritos de Harry y de mi y que terminó con un suculento pudín de melaza y fresas bañadas en chocolate(Señora Weasley Adopteme plis!!! Gritaba internamente al probar las fresas con chocolate). Fred y George redondearon la noche con una exhibición de las bengalas del doctor Filibuster, y llenaron la cocina con chispas azules y rojas que rebotaban del techo a las paredes durante al menos media hora. Después de esto, llegó el momento de tomar una
última taza de chocolate caliente e ir a la cama, obviamente yo y Ginny no nos dormimos en el instante, ya que hisimos una mino pillamada y una pelea de almohadas, en la que quedamos empatadas, tengo que admitir que Ginny es una digna adversaria, al final terminamos durmiendonos dentro de nuestro fuerte de almuhadas.
A la mañana siguiente, nos llevó mucho rato ponernos en marcha. Nos levantaron con el canto del gallo, pero parecía que quedaban muchas cosas
por preparar. La señora Weasley, de mal humor, iba de aquí para allá como una exhalación, buscando tan pronto unos calcetines como una pluma. Algunos chocaban en las escaleras, medio vestidos, sosteniendo en la mano un trozo de tostada, y el señor Weasley, al llevar el baúl de Ginny y mi baúl al coche a través del
patio, casi se rompe el cuello cuando tropezó con una gallina despistada.
A Harry no le entraba en la cabeza que nueve personas, siete baúles
grandes, tres lechuzas y una rata pudieran caber en un pequeño Ford Anglia, y siendo cinsera a mi tambien me sorprendia.
Claro que no habíamos contado con las prestaciones especiales que le había añadido el señor Weasley.

(Arthur):No le digais a Molly ni media palabra

Nos susurró a Harry y a mi al abrir el maletero y enseñarnos cómo lo había ensanchado mágicamente para que
pudieran caber los baúles con toda facilidad.
Cuando por fin estuvieron todos en el coche, la señora Weasley echó un
vistazo al asiento trasero, en el que Harry, Ron, Fred, George, Percy y yo estabamos confortablemente sentados, unos al lado de otros, y dijo

(Molly):Los muggles saben más de lo que parece, ¿verdad?

Ella y Ginny iban en el asiento delantero, que había sido alargado hasta tal punto que parecía un banco del parque.